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Cantos líricos que en Sibundoy, Putumayo, se forjan al calor de la tulpa

La música de los pueblos Inga y Kamentzá está cargada de sentimiento, arte y tradición. Las agrupaciones artísticas indígenas del alto Putumayo revitalizan sus tradiciones.
Juan Miguel Narváez Eraso

Para los pueblos indígenas del alto Putumayo, la tulpa dejó de ser un elemento más de la cocina tradicional porque alrededor de aquella hoguera, nace la palabra; primordial herramienta de las comunidades ancestrales del municipio de Sibundoy para el intercambio de saberes y la composición de las más hermosas canciones.

Cada nota sonora representa el amor, la fidelidad y la laboriosidad de las mujeres del pueblo Inga, por ello Olimpo Herrera Jacanamijoy, gestor cultural y organizador de los festivales de música autóctona, destaca que todas las tonadas ancestrales están inspiradas en aquellas cualidades humanas y artísticas que por siglos identifican a las comunidades indígenas Inga y Kamentzá. 

En cada estribillo de la música ancestral que en el Inti Raymi se baila y canta bajo la luz de la luna, Olimpo subraya que se siente la sabiduría y ternura de la mujer. Para los indígenas, ellas; complementan la felicidad que encuentran en los agrestes páramos donde brotan extensos cultivos de frailejones o en la abundancia de las parcelas en las que por obra de la madre tierra jamás les falta la manzanilla, el orégano y el cedrón entre otras plantas aromáticas que hacen parte de la medicina tradicional.

PUTUMAYO

Aquellas experiencias surgen y se mantienen alrededor de la tulpa; esa improvisada hornilla que en el suelo se construye con 3 piedras de considerado tamaño, las cuales suelen extraerse de los gélidos ríos de la zona. Ante el voluptuoso tamaño de las piedras, aquella hornilla soporta el peso de las ollas y el calor de las brasas de leña, espacio en el que diariamente se congregan a las familias indígenas para dialogar y cantar mientras preparan y comparten entre sí los alimentos. 

En esos instantes es cuando Olimpo asegura que brota el diálogo, la creatividad y la imaginación, aspectos fundamentales al momento de fusionar frases y componer poemas para cantarle a la mujer.       
Frente a esas bondades culturales, indica que las comunidades indígenas buscan la manera de ser escuchadas y por eso afirma que su principal interés radica en la proyección de su cultura en el nuevo orden mundial y por eso en su propuesta artística considera necesarios los encuentros de música ancestral.

Hace cinco años comenzó con un festival que pretende difundir la música indígena. Aunque en principio Olimpo dijo que tuvo como fin la presentación de un concierto con las comunidades indígenas del departamento del Putumayo, consideró oportuna la necesidad de ampliar el encuentro cultural y por eso el pueblo Inga se alista para participar en el festival de música indígena que en honor al Inti Raymi o Fiesta del Sol, tendrá como escenario la ciudad de Pasto.


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Su proceso de formación musical se llama “La Tulpa Raymi”, teniendo en cuenta que es un esacio de comunión y aprendizaje alrededor del fogón de tres piedras de río. 

Para Olimpo la música indígena tiene herramientas que les ayuda a los niños, niñas y jóvenes ancestrales a comprender las canciones universales. Por eso a través de la “Tulpa Fest”, encuentro artístico que organiza en el marco del Inti Raymi; difunde las artes sonoras de las comunidades indígenas latinas en donde los músicos de los pueblos Inga y Kamentzá se sumergirán en la producción musical. 

Poesía hecha canción 

Atún Puncha (Nuestro Día Grande), es una canción que evoca el sonido y la lírica, cuyas estrofas se fusionan en el tiempo de regocijo. En esta composición, Olimpo enseña aquellos saludos tradicionales que en los pueblos originarios surgen en la celebración de la “Fiesta Grande” de las comunidades indígenas.

En esta composición que invita a bailar y a disfrutar de la vida mientras dependemos de la madre tierra, los cantantes y danzantes proyectan esta reflexión que hace parte de la filosofía que identifica a los pueblos originarios. Para ellos es mejor expresar nuestros sentimientos mientras estemos vivos, porque talvez más adelante no sabremos si tendremos la oportunidad de reencontrarnos para regocijarnos nuevamente con la vida.

“Hay en la Tulpa”; es una composición que nació del corazón de la agrupación musical indígena “La Tulpa Raymi”; en cuya canción integra ritmos y frases tradicionales de la lengua materna. En esta canción al ritmo de Sanjuanito; se narra las costumbres de nuestros ancestros cada vez que se sientan alrededor de la tulpa, antiquísimo fogón de tres piedras donde las comunidades indígenas de los Andes y del piedemonte amazónico colombiano buscan abrigo, preparan y comparten sus alimentos.

Con esta canción se pretende ensamblar lo alternativo con lo tradicional. Desde la melodía, armonía y base rítmica; los sonidos indígenas se soportan en aquellos que surgen de la batería acústica y de los sintetizadores; para mostrar lo versátil que puede ser la juventud indígena a través de la música.

“Un buen lugar”, es otra pieza sonora interpretada por jóvenes nativos del Valle de Sibundoy integrados en la escuela de música “La Tulpa Raymi”. Es una obra que según el maestro Olimpo Herrera se hizo como ejercicio para que los jóvenes expresen a través de la música esa paz que encuentran en su territorio el cual, ellos mismos los identifican como un sitio para el reencuentro y el buen vivir. 

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