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Vélez, Santander y el primer intento del voto femenino en Colombia

104 años antes de que se otorgara el derecho sufragio femenino para todas las colombiana, Vélez, Santander, ya lo había soñado.
Foto: Señal Memoria
Sandra Heliana Ortiz

Como un objeto que no pertenece a su tiempo, casi un siglo antes de que se universalizara el sufragio femenino, una pequeña población santandereana otorgó a sus mujeres este derecho en 1853, y así la provincia de Vélez se convirtió en el primer lugar de América Latina donde sus ciudadanas podían participar de los procesos electorales.

El acontecimiento fue fugaz, pero exótico, y por eso se ha hecho a un capítulo en los anaqueles de la historia nacional, con presencia en investigaciones y reseñas de otros países que rastrean los pasos del voto femenino en el mundo.

Para la fecha, lo que hoy es Colombia, era la Nueva Granada, con una Constitución Política de corte centro-federalista, que otorgó a cada provincia la autonomía para organizar sus propias formas de gobierno, una de ellas era Vélez.

“Por ser Santander uno de los centros del radicalismo liberal, a su carta magna llegó una cosa que era de avanzada (el sufragio femenino) y que en el mundo solamente se hará masivo el siglo siguiente, después de la segunda guerra mundial”, explica Armando Martínez Garnica, historiador y ex director del Archivo General de la Nación.

Aunque inédito, o tal vez por ello, poco se conoce sobre cómo se gestó, qué situaciones le dieron origen, si las mujeres promovieron como colectivo sufragista el acceso a la toma de decisiones o los motivos de los legisladores para hacer una concesión que, en el siglo XX cuando se alcanzó para las mayorías, estuvo precedida por largas jornadas de lucha y organización femenina.

Pero al tiempo han sobrevivido las 11 páginas manuscritas de la Constitución Provincial que avaló como “electores todos los habitantes de la provincia casados o mayores de veintiún años”, y que más adelante ordenaba a los cabildos parroquiales levantar dos listas de ciudadanos de estas características, una de hombres y otra femenina.

De las mujeres santandereana de la época, asegura Armando Martínez, “trabajaban a la par de los hombres o tal vez más que ellos (…) cada hogar era un taller de artesanías, donde con la elaboración de lienzos, alpargatas y sombreros ellas ayudaban al sostén de la economía familiar”, un protagonismo en la vida productiva de tal magnitud que pudo haber incidido en el reconocimiento de su derecho a votar.

Lamentablemente, la generación que le madrugó al voto femenino no pudo probar el resultado del experimento, pues solo unos años después, en 1855 - 1856, la Corte Suprema de la época acabó con ese reconocimiento de la igualdad entre hombres y mujeres, argumentando que los habitantes de una provincia no podían tener más derechos que los demás neogranadinos.

La conquista de la ciudadanía femenina

Tuvieron que pasar 104 años para que por primera vez las mujeres pudieran votar en nuestro país.

Era domingo el 1 de diciembre de 1957, fecha en la que masivamente las colombianas y los colombianos concurrieron a las urnas con el objetivo de aprobar o no el comienzo del Frente Nacional que buscaba poner fin a la violencia bipartidista.

Josefina Valencia, la primera gobernadora que tuvo Colombia hace un breve recuento de la conquista del sufragio, su discurso fue recogido y publicado por Señal Memoria en 2015.

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