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La tentación de los postres en el barrio Modelo Norte en Bogotá

Por: Richard HernándezEn muchos países estamos acostumbrados a comer un postre después de terminar una comida. En Bogotá es común ver a muchos empleados que después de almorzar salen del restaurante a buscar “algo de dulce”.

Por: Richard Hernández

En muchos países estamos acostumbrados a comer un postre después de terminar una comida. En Bogotá es común ver a muchos empleados que después de almorzar salen del restaurante a buscar “algo de dulce”.

La palabra postre proviene del latín posterum que significa detrás, después, posterior. Por lo que postre es el alimento dulce que generalmente se sirve al final de una comida y pueden ser dulces o agridulces. Hay una gran variedad gastronómica en cuestión de postres fríos, calientes con crema, tartas, helados, bombones y pasteles entre otros.

“Esta tradición viene de las abuelas quienes eran las encargadas de preparar estos deliciosos manjares para sus familias. Estos postres pueden llevar frutas, zumos, frutos secos y chocolate, entre otros ingredientes, todo depende de la creatividad de cada cocinero”, señala Claudia Marcela Garzón, profesora de Paulita´s Arte y Azúcar.

Hace más de 40 años doña Beatriz Ortiz puso un pequeño negocio de obleas, muffins, mantecadas, masato, kumis y postres, en el garaje de su casa ubicada en el barrio Modelo Norte, de la localidad de Barrios Unidos. Este barrio fue declarado patrimonio arquitectónico de la ciudad y se empezó a construir en 1942, a través de la Caja de Vivienda Popular, para los trabajadores de las empresas de energía, teléfonos y la EDIS.

El Modelo Norte es conocido porque allí nació en 1955, el hospital Lorencita Villegas de Santos, hoy hospital Infantil universitario de San José y también porque en ese sector funcionaba el teatro Copelia, donde se proyectaban películas mexicanas y en donde se presentaron muchos artistas.

En las últimas décadas el barrio se ha vuelto famoso porque en una de sus vías principales (carrera 60) funcionan varios negocios dedicados a la venta de postres, entre ellos, el que está administrado por Luz Marina Ortiz, hija de doña Beatriz quien ya falleció y su esposo Hernando Otálora:

“Mi suegra fue la pionera de que esta zona se haya convertido en un referente de los buenos postres. Ella tuvo varios negocios en esta cuadra. Había uno que se llamaba Muffilandia en la calle 68 con carrera 60, en donde duró 15 años. Después ella vendió el negocio porque invirtió la plata en una empresa cuyo slogan era “nuestra firma respalda su compra” y perdió mucho dinero producto de su trabajo. Entonces con mi señora pusimos hace 36 años el negocio en el garaje de la casa y con el apoyo de mi suegra empezamos a elaborar los postres. Vendíamos muchas obleas, que se hacía aquí mismo. Los muffins de queso que realmente a nivel Bogotá no se consiguen y el delicioso arroz con leche que lo hacemos con la receta de mi suegra. En ese momento fue un éxito porque todo salía fresquito como lo seguimos haciendo. El negocio fue tan bueno que después de 20 años, empezamos a tener la competencia de 12 vecinos que adecuaron sus garajes para también dedicarse a vender postres. Por eso ahora este sitio se está dando a conocer como la zona P, o sea de postres” Doña Gloria aprendió la elaboración de postres y repostería a través de libros. Sin embargo, a las recetas originales ella les hacía ciertas modificaciones y muchos de esos secretos los transmitió a su hija y a su yerno quienes hicieron varios cursos sobre este oficio.

“Nos hemos caracterizados por tener 50 postres de todo tipo: bizcochuelos, flanes, cremosos, merengues, esponjados, de queso y otras delicias. En todas esas categorías podemos encontrar postres como “El divorcio” que tiene tres ingredientes: natilla blanco, dulce de mora y arequipe. Lo que más se vende en este momento es el merengón de guanábana, el merengón combinado, el arroz con leche, postre de natas y las milhojas" señala Otálora.

A este negocio vienen todavía algunos clientes de la época cuando estaba doña Gloria, como el humorista Hugo Patiño, pero ellos prefieren el kumis de la casa y los muffins de queso, que es otra de las especialidades de este negocio. El negocio de postres de la familia Otálora cuenta con siete empleados de planta que llevan mucho tiempo trabajando allí, ya han salido dos personas pensionadas. Además, desde hace muchos años tiene la política de contratar a estudiantes universitarios, por eso los sábados, domingos y lunes festivos hay 10 de ellos trabajando.

“Al principio fue muy duro hacer empresa porque esta es una zona residencial y parqueaba mucho carro frente al establecimiento. Cada rato me citaban a la Policía por tener el negocio sobre la carrera 60 con calle 66 y uno se quedaba con la producción. Recuerdo que los mismos vecinos que llamaban a la policía ahora tiene el mismo negocio y están sufriendo lo mismo que yo pasaba cuando llegaba la autoridad En los últimos años se ha complicado un poco la atención de los numerosos clientes por la falta de parqueo. Además nos pusieron un semáforo y la ciclovía los domingos. Sería bueno que la alcaldía tuviera en cuenta este tipo de negocios para que no se acaben y más cuando se han convertido en una tradición de los postres en Bogotá”, señala Otálora.

A la familia Otalora el negocio de los postres le ha ayudado a sacar a sus tres hijos adelante. Jorge Alberto, ingeniero mecánico, Maria Paula, administradora de empresas y Manuel Hernando, administrador de empresas y quien fue campeón mundial de Bolos en los Juegos Mundiales en Kaohsiung 2009. En estos momentos Manuel se encuentra participando en los Panamericanos de Lima.

“Mi hija ya está tomado las riendas del negocio. Todos estos cambios que se le han hecho al negocio son por iniciativa de ella. Yo inicialmente quería que el negocio siguiera en el garaje de la casa como para hacerlo más cálido o familiar, eso atraía a mucha gente, esto ya es muy grande, como muy industrial, pero ahora el concepto de los jóvenes es cambiar todo y darle un nuevo toque”, asegura Otálora.

En Bogotá ya se pueden encontrar diferentes sitios para degustar de un delicioso postre como en el barrio Restrepo, el Bosque Popular, Villa Mayor, Usaquén, Chapinero Alto y Modelo Norte. También es común encontrar locales de estos majares en centros comerciales. Otro referente en postres es doña Vicky de Acuña, quien tiene un negocio más antiguo que el de los Otálora. Torta de las tres leches, tiramisú, semifrío de limón, Napoleón de arequipe, arroz con leche, postre de natas, islas flotantes, milhojas, alfajores, matrimonio, flanes, cheesecake, brownies con helado y merengones, entre otros, el universo de los postres es grande, como lo es la tentación a estos manjares.

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