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¿Qué actores dieron vida a los villanos de Kalimán?

El origen teatral de los actores de radio contribuyó a moldear y a darles esa plasticidad para expresar odio, avaricia, envidia, soberbia.
Ana María Lara

Sin villanos no hay héroes. Una curiosa atracción sentimos los oyentes de las radionovelas cuando los “malos” dejan oír su voz. No hay historia sin personajes oscuros. No hay Kalimán sin malvados.

Son los malos los que provocan la tensión, los que ponen a prueba los valores, miden las capacidades y el alcance de quienes tienen por misión salvar e iluminar. ¿Quién sería Kalimán sin la bruja del Kilimanjaro, sin Jazil, el fundador del Triángulo verde; sin la Araña Negra o sin Lon-Mao, uno de los líderes de la secta “El tigre de Hong Kong”?



Kalimán, que era transmitida por la cadena Todelar, fue adaptada en nuestro país desde su versión original mexicana. Para ello se incluyeron las voces de actores colombianos que para los años sesenta eran reconocidos en la radio y luego tuvieron rostro gracias a la televisión. En sus distintas temporadas, Kalimán luchó contra impresionantes y habilidosos malvados; todos ellos provenientes de ciudades oscuras o tierras lejanas. Era imposible reconocer la valentía y poderes de nuestro héroe, si estos no eran provocados por la malevolencia y crueldad de sus peligrosos oponentes.

Lugo Branco, magistralmente interpretado por Argemiro Castiblanco, era el portugués que desde el Kilimanjaro (Tanzania, África) manejaba la vida de esclavos buscadores de diamantes, ayudado por la Bruja Blanca, en voz de Alba Medina. A su lado un italiano alto, flaco y de canosa barba, Paolo Passoli, interpretado por Iván Cañas, contribuía con su crueldad y débil moral para lograr una acumulación de riqueza desmedida. Passoli cargaba con un crimen: el asesinato de Takesi, el viejo amigo de Kalimán.



Gilberto Puentes, recordado por muchos por su papel en la telenovela El Virrey Solis, protagonizó la Araña Negra, un malvado persistente con máscara de cuero, que se valió del veneno y la picadura de arácnidos para deshacerse de sus enemigos. Al igual que aquellos insectos era hábil a la hora de escabullirse.

Las historias de contrabando y robo en los capítulos de la serie El Tigre de Hong Kong se llenaron de misterio e intriga con las voces de Guillermo Olarte interpretando a Lon-Mao, el hijo del príncipe chino capaz de transformarse en tigre y hermano de la princesa Jazmín interpretada por Gloria Cecilia Gómez.

Es casi interminable la lista de villanos en una radionovela que fue transmitida por años. Jafa Terá o el temible multimillonario griego Miklos Rogasis, perseguidor de la fórmula para remplazar el petróleo y así dominar el planeta; el Doctor Kiro que crea un casco de control mental para dominar a samuráis que asaltan y roban. Es infaltable un malvado que se llamara Doctor muerte, interpretado por Alberto Palacio; peligroso practicante de magia negra que se vale del poder de piedras para controlar a distancia Kalimán.

Recientemente conocimos la noticia del fallecimiento del actor Mario García, intérprete del Conde Bartok o Sergio de Bartok, una suerte de vampiro protegido por los Caballeros de la muerte. La voz del Conde estremeció a los oyentes que al caer la tarde se reunían en torno al radio.



Una ardua tarea

En los folletines -que se vendían a centavos e inspiraron radionovelas como Kalimán-, el malo es indispensable para que el bueno pueda lucirse. Este malo, psicológicamente elaborado, se caracteriza por ser ególatra o cínico. Los malos de los folletines no cuentan con los actuales avances de la tecnología para sus fechorías, utilizan otro tipo de recursos, los juegos mentales, las intrigas, la distracción, la traición.

Construir un personaje malo de folletín y radionovela exige trabajar a fondo, y con gracia, la lucha entre el bien y el mal. Esta lucha se remonta a épocas antiguas de la literatura. Se encuentra, por ejemplo, en los cuentos de hadas: las madrastras de Blanca Nieves o de Cenicienta; o en las piezas de teatro clásico de Shakespeare con personajes como el tío de Hamlet, Claudio, que mata a su hermano para hacerse a su trono. Y cómo olvidar a Raskólnikov en Crimen y Castigo, o al Doctor Jekyll y Mister Hyde, donde el bueno y el malo son una sola persona.



Kalimán apeló al suspenso para mantener el interés de los oyentes. Otro recurso clave fue la voz. Los malvados tenían una identidad sonora. El origen teatral de los actores de radio contribuyó a moldear y a darles esa plasticidad para expresar odio, avaricia, envidia, soberbia.

Kalimán fue el premio para niños y adultos que, tras cumplir su jornada escolar o laboral, se encontraban con mundos maravillosos, siempre cerrando la jornada con un “¿Y qué pasará mañana?”.

Puedes escuchar Las aventuras de Kaliman de lunes a viernes a las 7:00 p.m. en Radio Nacional de Colombia y en nuestros streaming en vivo haciendo click aquí.

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