Cada día se levanta a las cuatro de la mañana, saluda a Tony, recoge sus cosas y con la misma ropa que ha pasado la noche, arranca su jornada. León Camilo toma su maleta, instala la bolsa de basura en una de las barandas del puente y empieza a barrer. De derecha a izquierda pasa las cerdas de la escoba que él mismo compró; cuidando de no dejar ningún espacio sin limpiar. Así ve el amanecer. Disfruta de los primeros rayos del sol, mientras limpia el puente peatonal. Silenciosamente ve pasar los primeros visitantes de la estación de transmilenio, algunos deportistas, habitantes de los barrios Rafael Núñez y Quinta Paredes, estudiantes y profesores de la Universidad Nacional, y muchos de los empleados de RTVC. Algunos le saludan, otros no; total, no es fácil ver a los habitantes de calle.
Así se gana la vida León Camilo Arévalo Trujillo, barriendo el puente peatonal de la Calle 26 con Carrera 45 en la ciudad de Bogotá, a pocos pasos de la Embajada de los Estados Unidos. Así nos conocimos con Camilo, él con su escoba, yo con mi grabadora. Es un hombre joven, trabajador, de familia de arrieros risaraldenses. Sincero, respetuoso y de un gran corazón. Ofrece su sonrisa a quienes se toman dos segundos para saludar, hace una pausa, conversa con Tony, y retoma su labor. Pasa invisible las primeras horas de la mañana, haciendo más placentero el tránsito para los peatones del sector.
Así nos acostumbramos a él y a Tony. Y ellos a nosotros. Poco a poco, nos volvimos familia. Nos contaba sobre sus peripecias del día a día y muchos le compartimos, como diría mi abuela, “un bocado”. Cuando Camilo sacaba su almuerzo, las galletas, un jugo, lo que tuviera, siempre lo compartía con Tony. En sus largas caminatas, los días fríos, y sus noches solitarias, Tony era su única compañía. Era mucho más que su familia.
Hasta que uno de los lluviosos días, de inicio del mes de marzo, Tony se fue. Era viernes, un imprudente conductor viajaba por la carrera 50 en sentido sur-norte y el exceso de velocidad de su moto de alto cilindraje, le impidió detenerse a tiempo. Unos metros más adelante al fin frenó. Estuvo allí poco menos de dos segundos, miró hacia atrás, y sin el más leve asomo de compasión, huyó, dejando a Camilo con su profundo dolor, y el cuerpo de Tony.
Fue uno de los momentos más devastadores para él. Su voz aún se entrecorta cuando habla de Tony.
Pero el corazón de Camilo aún tiene mucho más para dar. En el municipio de Soacha, a dos horas del centro de Bogotá, el hogar de paso Voz Gatuna acababa de rescatar 38 gatos, 7 perros y 1 perra que andaban en busca de un hogar, no de una gran casa, sencillamente uno que tuviera amor. De acuerdo con la investigación adelantada por el hogar, las deplorables condiciones en las que vivían estos animales llevaron a que muchos otros, cerca de 40, murieran. Camilo quería salvar la vida, de al menos uno de ellos. Nada podría devolverle a Tony, pero al menos podría compartir todo lo que tenía. Carolina Álvarez, compañera nuestra en RTVC, adelantó la gestión y logró que la perra recién rescatada, le fuera entregada en adopción a Camilo.
Son las 11 de la mañana, un tenue sol ilumina la ciudad y la lluvia en algunos sectores ha retrasado la llegada de ella. La ansiedad se apodera de su ser, los minutos se hacen eternos y las horas parecen haberse estancado. Le compró su comida, un chaleco rojo y decidió su nombre, Venus. Saca de su morral una especie de plástico protector, una taza para el agua, un pequeño platón para su comida, y una bolsa pequeña de concentrado que recién había comprado. Un automóvil de color rojizo se detiene justo frente a nosotros, se bajan dos personas y ella. Su diosa canina.
Con la misma intensidad que su ansiedad había llegado, ahora se apoderaba de él, la calma. No quiere asustarla. Le sirve muy despacio. Toma de otra bolsa un par de galletas y se las lleva a la boca. Le acaricia el lomo, en seguida rasca su cuello y le da espacio. La deja comer tranquila, la ignora por un instante y enseguida regresa a conversarle. Camilo toma la bolsa de comida, su viejo morral, su chaqueta y se retira unos metros. Venus levanta su mirada, como esperando por alguna instrucción. Camilo se llena de confianza y la llama: “Bueno vamos, vamos Venus, vamos…vamos a comenzar la amistad mamita, vamos”
Estas y muchas otras historias que destacan las buenas acciones e invitan a la reflexión, las puede escuchar cada lunes a partir de las 7:00 pm en ‘Andemos’ el programa de Radio Nacional de Colombia que propone un nuevo caminar.
Escuche aquí la crónica de Juan Ricardo Pulido para el programa 'Andemos'