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El día en que Calixto Ochoa retó al diablo con su acordeón

Varios juglares legendarios participaron de la primera edición del ‘rey de reyes’ en el Festival de la Leyenda Vallenata, entre ellos Alejo Durán, Miguel López, Chema Ramos, Luis Enrique Martínez y Colacho Mendoza, quien alcanzó la corona.
Calixto Ocho y el día que retó al diablo con su acordeón | Reyes vallenatos
Foto: archivo Colprensa
Andrés Llamas Nova

En abril de 1987, el mundo ya sabía que un parrandero de nombre Francisco y apodado ‘El hombre’ había enfrentado al diablo en un camino de herradura, quizá del norte de La Guajira, un siglo atrás. Su nombre era grande y respetado por una sociedad laboriosa, amable y caribe. Una generación supersticiosa, rezandera, camandulera, que creía que el mismísimo Satanás había sido vencido por un juglar andariego y provinciano cantando el Credo al revés y el paseo ‘El amor amor’, pues la música y las palabras en el vallenato desencadenan o conjuran tormentas.

La historia, de la que no se tuvo pruebas, era suficiente para creerla con fervor y tejer alrededor de ella más misterio y leyenda. Por eso, ese festival, el del 87, fue muy diferente a los otros 19, porque congregó a todos aquellos que por su nombre y hazañas bien podrían haber sido el verdadero Francisco ‘El hombre’, pero con un sobrero diferente cada uno.

Se trataba del primer Festival Vallenato ‘Rey de reyes’. En Valledupar pensaron que ya era hora de saber quién era de verdad el rey del acordeón, entre los más grandes. Acudieron al llamado tal vez todos los 18 monarcas que vivían en ese momento, pues Alberto Pacheco Balmaceda había fallecido en 1983.


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Era una noche particularmente oscura en el centro histórico y fundacional de Valledupar. Alejo Durán, Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza, Miguel López, José María ‘Chema’ Ramos, Alfredo Gutiérrez, Orangel ‘Pangue’ Maestre, Nafer Durán, Luis Enrique Martínez, Raúl ‘Chiche’ Martínez, Calixto Ochoa y otros se subieron a la tarima.

“Fue una noche especial, inolvidable, de inspiración. Fue el festival ‘Rey de reyes’ más importante sin demeritar las otras ediciones, porque participaron los padres del acordeón. Quedé entre los finalistas junto con Alejo Durán, Colacho Mendoza y Calixto Ochoa, y haber sido escogido como el único joven en la gran final con esos grandes maestros fue un triunfo”, dijo Orangel ‘Pangue’ Maestre, quien había sido rey profesional en 1984.

No cabía un alma en la plaza y mucho menos en las calles 5 y 6, carreras 15 y 16, del legendario escenario. Uno a uno, los más grandes fueron cayendo. Esa noche, alguien volvió a retar al diablo y parece que el ‘príncipe de las tinieblas’ volvió a aparecer porque cuando el jurado anunció el veredicto se formó una balacera. Llovían piedras, sillas y el tumulto se esparció por las calles del barrio Cañaguate buscando dónde resguardarse, pero sin perder de vista la escena; típico de la costa.

“Se formó un tremendo tropel, hubo disparos al aire, los soldados tuvieron que contener la turba que venía pa’ encima de la tarima porque el pueblo quería que fuera Alejandro Durán el ganador de ese año”, expresó Julio Oñate Martínez, escritor, compositor e investigador, que esa noche estaba en compañía de Rafael Manjarrez, también autor de bellas canciones vallenatas.


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Minutos antes del zaperoco se desarrolló el clímax de esta historia. Calixto Ochoa Campo, tercer rey del acordeón (1970), interpretó la puya ‘El que llevó llevó’, una letra en la que “llevar” significa recibir golpes. Una forma popular de decirles a sus contendores que el que se metiera con él iba a recibir los azotes que propinaban su música y letra.

Voy a ver si mi talento tiene grandes cualidades,

porque se llegó el momento de demostrarlo en el Valle.

A toditos mis colegas los admiro y los aplaudo,

pero en una competencia no hay amigo y no hay hermanos.

Foto
Foto: archivo Colprensa

“Nadie fue capaz de contestarle esa puya a Calixto. No hubo una respuesta a esa puya, no conozco que alguien le hubiera refutado y no era fácil enfrentar a un pollo con esas espuelas. ¿Quién se iba a meter en una piquería con Calixto Ochoa? No era fácil que alguien se atreviera por la capacidad, los recursos que él tenía, no solamente su acordeón sino lo que salía de su mente. Era sagaz”, manifestó el historiador Julio Oñate Martínez, rey de la canción inédita en el Festival Vallenato 1976.

Como estamo’ en lo que estamo’, estamo’ en una competencia,

yo quiero llega’ a la meta y voy a poner de mi parte,

y si el diablo se presenta pues con él me doy combate.

El que llevó llevó, el que aguantó aguantó

Nicolás Elías ‘Colacho’ Mendoza fue el ganador de esa noche, primer festival de los reyes vallenatos. Alejo Durán dio una catedra inmortal de transparencia e integridad. Aunque era el favorito, una falla en su digitación, en medio de un momento confuso, lo motivaron a anunciar con sus propias palabras que se había ‘descalificado’. Orangel ‘Pangue’ Maestre dejó para siempre sembrados en la competencia algunos aspectos de velocidad, destreza, solos de acordeón y su carisma, característica que poseía en tarima igual que Colacho. Y el negro Cali, como se le conocía cariñosamente a Calixto Ochoa, hizo gala inolvidable de su ingenio y temeridad.

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