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¡Suéltame los cañones, Quévaz!: canciones para recordar al “papá de los bajistas vallenatos”

El pasado lunes 18 de julio murió en Barranquilla José Vásquez, un músico empírico que con el bajo y la guitarra apuntaló ideas armónicas en el vallenato.
¡Suéltame los cañones, Quévaz!: canciones para recordar al “papá de los bajistas vallenatos”
Foto: Sayco
Luis Daniel Vega

A mediados de la década de los sesenta, el bajo eléctrico reemplazó al contrabajo en el vallenato. Desde entonces, la evolución estilística de los aires de acordeón ha estado ligada a una forma de interpretación muy singular cuyas bases las sentó Cristóbal García Vásquez, mejor conocido como Calilla. Herederos del sonido de Calilla fueron, entre otros, Camilo Torres, el Punda Cotes, Claro Cotes, el Maño Torres y, particularmente José Vásquez, quien en los ochenta apuntaló un estilo revolucionario que se mantiene hasta nuestros días.

Respecto al aporte innovador de Vásquez, el contrabajista bogotano Santiago Botero nos cuenta brevemente sus pormenores: «Lo de José Vásquez en el vallenato es equiparable a lo que hicieron Oscar Pettiford y Jaco Pastorius en el jazz o Pedro Aznar en el rock argentino. Es esa idea de un instrumento que, sin perder su esencia como acompañante rítmico, es interpretado de tal manera que dialoga fácilmente con otros elementos. En este caso, hay una clara evolución técnica –no exenta de virtuosismo- que apela a un sonido muy sofisticado, llegando incluso a elevarse al lugar de solista. Evidentemente le da otro viaje al vallenato; ya no solamente hay lugar para las frecuencias graves, sino también para las sonoridades brillantes. Además, hay contrapunto, hay unísonos con el acordeón».

El pasado lunes 18 de julio murió en Barranquilla José Vásquez, un músico empírico que con el bajo y la guitarra apuntaló ideas armónicas en el vallenato que hoy ya hacen parte de la tradición del género. Lo recordamos con algunas canciones de su autoría y otras en las que resplandece no solo su estilo irrepetible en el bajo, sino su delicadeza en la guitarra.

¡Suéltame los cañones, Quévaz!

La vieja Gabriela - Hermanos López

A los 14 años de edad, José Vásquez ya era un bajista osado. Se había iniciado con el Conjunto de Chiriguaná, municipio al que había llegado a vivir cuando era niño. Fue allí donde tuvo su primera gran oportunidad como intérprete. Sucedió que en una caseta se presentaban los famosos Hermanos López, quienes para esa ocasión llevaban al Turco Gil como bajista. Lo invitaron a la tarima y luego no lo dejaron bajar. Junto a Pablo y Miguel, José registró los primeros compases “hamaqueados” de su instrumento en ‘Reyes vallenatos’, disco de 1972 que contiene “La vieja Gabriela”, una puya en la que ya queda evidenciado su futuro estilo, caracterizado por la digitación arrastrada y su estimulante propensión a la melodía.

Ella volverá- Rodolfo Aicardi y su Típica R.A.7

Luego de su aventura con los Hermanos López, José se enroló con Andrés Landero, grabó dos discos junto a Calixto Ochoa y fue convocado por Alfredo Gutiérrez para que hiciera parte de su conjunto. Fue por esos mismos años en los que se reveló su faceta como compositor. La primera canción de su autoría que quedó atrapada en los surcos de un vinilo fue “Ella volverá” (1974), una deliciosa “raspita” incluida en ‘A quién no le gusta esto!, primer disco de la cosecha de Rodolfo Aicardi junto a su Típica R.A.7.

Chao amor- Kammpala Grupo

En la segunda mitad de los setenta, José Vásquez se unió a los Corraleros de Majagual. El bajista le contó a la periodista Jenny Cifuentes que por esos días –por mero esparcimiento- solían tocar con los Corraleros algunas canciones de la psicodélica banda venezolana Grupo Bota. Algo de ese lisérgico desparpajo tropical le quedó sonando a Vásquez, quien, en 1977, junto a Joe Arroyo y Fruko, grabaron “Chao amor”, un alocado despecho –cantado por José- atribuido a un tal Kammpala Grupo, que no era otro que Wganda Kenya, pero con otro nombre.

Te lo dije mujer - Binomio de Oro

Muy jóvenes, Israel Romero y José Vásquez se conocieron en San Juan del César durante un concierto de Alfredo Gutiérrez. Luego, por allá en 1975, José hizo parte de la grabación ‘Rumor vallenato’, que reunió al célebre acordeonero y al cantante Daniel Celedón. Ya para 1977, cuando el bajista gozaba de buena fama en el circuito vallenato, Israel lo llamó para que grabara las cuerdas en la canción “Te lo dije mujer”, incluida en ‘Los elegidos’, el cuarto disco publicado por el Binomio de Oro. Fue la primera vez que los acordes edulcorados de una guitarra se asomaron entre las canciones de la dupla. En adelante, se convertiría en una marca de estilo indeleble.

Esa - Binomio de Oro

El aporte innovador de José Vásquez al vallenato moderno está condensado en buena parte de la discografía del Binomio de Oro. Tanto en la guitarra como en el bajo, la contribución de Vásquez señala una de las páginas memorables de nuestra música de acordeón. Allí están “Dime pajarito”, “Relicario de besos”, “El higuerón”, “El parrandón” y “Te seguiré queriendo”, tonada esta última en la que Rafael Orozco inmortalizó el apodo del bajista al evocar en la mitad de su fervorosa retahíla: “Quévaz, lloren guitarras”. De todo el maravilloso prontuario de Quévaz junto a la dupla dorada, sobresale “Esa”, quintaescencia del vallenato romántico, compuesta por Vásquez y publicada en el disco ‘Festival vallenato’ (1982).

La candelosa - Binomio de Oro

En un hipotético examen para graduarse como bajista profesional de vallenato, tal vez uno de los requisitos de quien aspira sea tocar con destreza el bajo de “La candelosa”, canción que apareció originalmente en el disco ‘El Binomio de Oro 1986’. ¿Por qué con los años se ha convertido en una pieza de estudio? Desde la introducción, Quévaz la pone difícil al hacer uso de la técnica conocida como ‘slap’. En seguida se despacha un vertiginoso diálogo con el acordeón que, además de marcarle finamente el ritmo, deja el aire suficiente para soportar la pirotecnia de los fuelles. ¿Y dónde está el truco de tan enrevesada armonía rítmica? El mismo José Vásquez le revela el misterio al periodista Checho Díaz: «Uno mismo se la ponía difícil, porque a nosotros nadie nos decía “haga esto”. Entre el Maño (Torres) y yo aportamos al mismo tema y mira lo que salió: “La Candelosa”».

Sin medir distancias - Diomedes Díaz y Cocha Molina

Quizás uno de los aportes más recordados de Quévaz son los inmortales acordes de guitarra que aparecen al principio de "Sin medir distancias", clásico indiscutible del vallenato romántico que apareció en el disco 'Brindo con el alma' de 1986. Respecto a la inspirada introducción, José Vásquez le relató lo siguiente a Checho Díaz: «Yo estaba haciendo el bajo, porque ahí no se iban a hacer guitarras. Entonces el doctor Gabriel Muñoz (director de CBS) me preguntó: “¿Por qué no le hacemos una entrada especial a ese tema que es tan bonito?” “Invéntese algo”, me dijo después. Entonces yo escuché y me pegué de la melodía del coro… ¡y listo!».

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