Pasar al contenido principal
CERRAR

Alcides Manjarrez, el hombre que salvaguarda la piqueria en La Guajira

“El cieguito” Manjarrez, como le llaman por cariño, dicta clases gratuitas a niños que desean seguir el legado de verseadores
Jaimelis Fonseca Sierra

En el sector “El retorno” del municipio de Fonseca en La Guajira se escucha siempre el eco de unos versos, estrofas llenas de melodías acompañadas de rimas, las mismas que en los festivales de este territorio, llenan de emoción al público amantes del folclor que asisten a estos eventos y que ovacionan a los repentistas, con aplausos y jolgorio en medio del pique de versos con tonos picarescos.

La piqueria dinamizó la música vallenata porque de esta surgieron diversos enfrentamientos musicales, que finalmente no son más, que una muestra del fortalecimiento de este arte, que hace parte de los festivales y una tradición musical que hoy quieren seguir los niños, que se perfilan como los afamados repentistas del futuro. 

Alcides es un hombre que ve con los ojos del alma, para quien su mayor riqueza, es el amor de todos los que lo rodean y admiran su talento. Él no goza de lujos materiales, vive en medio de muchas necesidades y sobrevive en medio de su cotidianidad, anhelando la prosperidad que merecen sus años de entrega y sacrificios a favor del folclor vallenato. 

Son más de 40 años, caminando por la vida como uno de los mejores repentistas, al reconocimiento por su carrera se suman más de 200 trofeos; sin embargo, su pasión es tan grande, que hoy dicta clases gratis de repentismo a niños de su municipio, como si tratara de evitar que se esfume la piquería en el tiempo.

Clases gratuitas por amor al arte y para salvaguardar la piqueria  

Mientras camina lentamente hacia el patio de la casa donde vive y que ya conoce de memoria, dice que se siente cansado, pero no lo suficiente como para abandonar una carrera que ha construido con sacrificio y amor. 

Al caer la tarde en su vivienda, llegan unos niños que al cruzar la puerta, se funden con él en un abrazo fraterno y sincero, de esos que denotan admiración y respeto. Son sus estudiantes, los niños que quieren seguir su legado y a quienes prepara de manera gratuita, para participar en los festivales de la región. 


Te puede interesar: 


El patio de la casa de Alcides Manjarrez se viste de fiesta y sin tanto preámbulo, inician la piquería, una muestra sana de versos donde gana el que tenga mayor creatividad e improvisación. Una contienda sana que los entrena y que les ha permitido ganar los segundos y primeros lugares en el pasado Festival del Retorno, en Fonseca, así como otros galardones en festivales de la región. 

Lo digo con fundamento/ se los tengo que explicar/ como tengo un gran talento,/ aquí les voy a ganar/ 

De una forma sinigual/ amante de esto le explico/ pero cántele bonito a la Radio Nacional. 

Así iniciaron los niños las practicas con su instructor, quien conmovido por su iniciativa manifestó: “El arte es vida, yo soy feliz preparándolos y cuando ganan en los festivales me motivo más porque sé que estoy sembrando talento en los que serán mis sucesores, porque el día que ya no esté en este mundo, me gustaría que ellos siguieran mis pasos, porque la piquería nunca debe morir, los verseadores somos el toque de alegría y creatividad de los festivales”, enfatizó con orgullo Manjarrez. 

Los verseadores llevan la alegría en el alma, por eso y pese a sus limitaciones Alcides jamás se ha avergonzado de su condición de invidente, por el contrario, manifiesta que “Se aman de manera más real las cosas que no se ven”, para él su condición es una fortaleza con la que llena de melodías y grandeza a la música vallenata. 

“El cieguito” Manjarrez, como le llaman de cariño, sigue brindando clases a los niños que deseen incursionar en la piquería, nunca ha recibido dinero de sus estudiantes y sus tardes junto a ellos en medio del aprendizaje, son el aire que le genera paz y felicidad en medio de sus crisis y dificultades. 

Alcides continua llenando de eco musical el sector “El retorno”, ahora acompañado también con los ecos de estos niños, que van dejando su huella en el tiempo. Él disfruta tanto su tiempo de enseñanzas, que no le interesa no recibir remuneración, lo único realmente importante para Alcides, el verseador de todos los tiempos, es dejar bien sembradas las semillas de su legado, que ya han germinado en las voces de estos pequeños que se forma con amor y desinterés con el arte de la piquería.

Artículos Player