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Mata Hari, una vida signada por el misterio

La historia de Margaretha Geertruida Zelle, es dolorosa y llena de misterio desde sus primeros años.
Eduardo Otálora

La vida de Mata Hari, cuyo verdadero nombre es Margaretha Geertruida Zelle, es dolorosa y llena de misterio desde sus primeros años. Nacida en 1876, fue hija de padres divorciados y tuvo que afrontar la muerte de su madre pocos años después de la separación. Esto la llevó a vivir con su padrino y, luego, a entrar a un internado del que fue expulsada por, según se dice, haberse involucrado con uno de los directores de la institución.

Posteriormente, en 1895, respondió por correo a un anuncio del capitán Rudolf MacLeod, militar neerlandés que era 20 años mayor que ella y quien buscaba una esposa. Ese fue el inicio para un matrimonio que los llevó a mudarse a Java y tener dos hijos: un niño y una niña. El niño, Norman-John, falleció allá producto de envenenamiento. Resulta que uno de los sirvientes de la familia quiso vengarse de Rudolf y envió a su esposa, empleada de la casa, a que envenenara a los dos niños. Ambos enfermaron, pero el único que murió fue el pequeño Norman-John.

Esta muerte rompió los cimientos de la relación y los llevó a que, en 1902, de regreso a los Países Bajos, se divorciaran y a que Rudolf se quedara con la custodia de la niña, argumentando que su esposa había tomado una vida libertina en Java. Eso dejó completamente desvalida a Margaretha, quien se mudó a París en busca de suerte. Allí trabajó como modelo de desnudos para artistas y, aprovechando lo que había aprendido sobre bailes tradicionales en Java, empezó a realizar espectáculos desnudistas, que tuvieron mucho éxito. Fue en ese momento en que empezó a hacerse llamar Mata Hari.

Su vida como espía empezó, según se cuenta, con una historia de amor con el capitán del ejército aliado Vadim Maslov. En 1916, él fue herido de gravedad y perdió el ojo izquierdo, lo que hizo que Mata Hari pidiera permiso para visitarlo donde se encontraba, cerca del frente de batalla. Entonces el ejército aliado le dijo que, para permitirle ver a su amado, ella debía comprometerse a entregarles información sobre personas del ejército alemán, con quienes tenía relación por su oficio de bailarina exótica y cortesana. Ella terminó por aceptar. Y ahí todo se volvió muy confuso y desafortunado, pues se supone que empezó a pasar información al ejército aliado y, al mismo tiempo, al ejército alemán, cumpliendo esa función de doble agente que la hizo pasar a la historia.

Sin embargo, parece que lo que realmente ocurrió fue que los dos ejércitos se valieron de ella como chivo expiatorio. Una de las hipótesis dice que en 1917 Francia estaba pasando una situación muy difícil con su ejército y lo que más les convenía era encontrar alguien a quien responsabilizar por las derrotas, y Mata Hari encajaba perfectamente: mujer, bailarina, con contactos en Alemania y viajera constante de un país a otro.

Así mismo, dice otra hipótesis, a los alemanes Mata Hari les resultaba molesta por lo que sabía de sus oficiales y le tendieron una trampa para que Francia la considerara una agente alemana. La jugada consistió en enviarle Mata Hari un mensaje comprometedor y cifrado con una clave obsoleta, que los alemanes sabían que sus enemigos franceses ya habían descifrado. Esto provocaría, tal como sucedió, que las autoridades de París creyeran que Mata Hari era una agente alemana, cuando en realidad el mensaje solo tenía el propósito de incriminarla.

Sea uno u otro el caso, el hecho es que a Mata Hari se le hizo un juicio en Francia por doble espionaje. Se cuenta que lo más doloroso de este episodio fue cuando su amado capitán Vadim Maslov, profundamente dolido por haber perdido un ojo en combate, se rehusó a testificar en favor de ella, diciendo que no le importaba si la condenaban o no. Y finalmente la condenaron a muerte. El 15 de octubre de 1917, cuando tenía 41 años, Mata Hari fue llevada frente a un pelotón de doce soldados. Se dice que no aceptó cubrirse los ojos y que antes de que le disparan les envió un beso a sus verdugos.

Aunque ahí terminó su vida, no lo hizo su historia. Como nadie recogió sus restos, estos fueron usados para estudios médicos. Su cabeza, embalsamada, se guardó en el Museo de Anatomía de París. Sin embargo, de allí despareció, probablemente en 1958, cuando el museo fue reubicado. Así, del cuerpo de la legendaria Mata Hari ya no queda ningún rastro, solo los recuerdos de las aventuras que, se supone, vivió.

Así vista, la vida de esta mujer es una tremenda y dolorosa aventura que, por supuesto, no pasó desapercibida para los creadores. Fue tan así que en 1927 (diez años después de su muerte) se estrenó ‘Mata Hari: The Red Dancer’, una película alemana dirigida por Friedrich Feher y protagonizada por Magda Sonja, que representa la vida y muerte de esta mujer. Después, en 1931el director George Fitzmaurice hizo una película basada en su vida. En esta, el papel de Mata Hari le fue encomendado a la maravillosa actriz Greta Garbo.

Más adelante, en 1964, se realizó la película franco-italiana ‘Mata-Hari, agente secreto H21’, dirigida por Jean-Louis Richard y protagonizada por Jeanne Moreau. Después, en 1968, en España, se estrenó la película ‘Operación Mata-Hari’, donde se cuenta, en tono de comedia, que ella decide transformar su vida y fugarse con un contador que le ofrece una existencia tranquila y aburrida. Luego, más cerca a nuestros tiempos, en 1985, el director Curtis Harrington realizó la película ‘Mata Hari’, protagonizada por Sylvia Kristel, que explora una mirada más psicológica sobre las motivaciones de esta mujer.

Para la literatura el personaje de Mata Hari tampoco ha pasado desapercibido. En 2016 el autor brasilero Paulo Cohelo escribió una novela sobre ella, titulada ‘La espía’. Esta es una obra que ha sido traducida a más de cuarenta idiomas, lo que muestra el profundo interés que sigue despertando este enigmático personaje.

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