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Fuera zapato Viejo: ¡vamos a tupirle a la chancla con esta selección musical!

Les compartimos una selección de lo que podría ser una discografía básica de la salsa en Bogotá.
Luis Daniel Vega

Desde finales de la década de los años cuarenta, cuando Lucho Bermúdez irrumpió con fuerza en Bogotá, la gélida ciudad se rindió al encanto de la música proveniente del Caribe y las Antillas. A la par que las gentes empezaban a vibrar con las deliciosas rumbas criollas de Milciades Garavito y Emilio Sierra, el influjo del cine mexicano caló hondo en los bailarines, quienes repetían los pasos inverosímiles de Resortes o Cantinflas. Tal fue el impacto que durante años la ciudadanía entusiasta del ritmo, para referirse al baile, utilizaba la expresión “tupirle a la chancla”, sacada de algún mambo que sonaba en alguna de esas películas disparatadas.

Hoy el eufemismo es anacrónico, y acaso se les escapa a las viejas guardias del sabor que siguen moviendo caderas y pies en una ciudad que se entregó a los bailes arrebatados desde los años sesenta cuando a las guarachas, montunos y guaguancós se les metió en una misma bolsa y se les empezó a llamar, indistintamente, salsa. Desde aquellos días -contrario al prejuicio generalizado que existe en muchas partes del país- en Bogotá se “tira buen paso” y se ha escrito una historia apasionante que fue relatada hace cinco años en ‘Fuera zapato viejo’, un monumental compendio editado por Mario Jursich Durán.

Puesto en circulación en 2016, este libro reconstruye con cuidado especial uno de los capítulos más emocionantes de la música en Bogotá a través de cinco secciones en las que podemos encontrar perfiles, crónicas y entrevistas que entretejen el devenir de músicos, agrupaciones, tabernas, sellos piratas, estaciones de radio legendarias, coleccionistas y bailadores. El inventarios es largo e incluye, entre otros, a Washington Cabezas, Aristarco Perea, Cañabrava, Joe Madrid, Edy Martínez, Jairo Varela, El Goce Pagano, Willie Salcedo, Gustavo “Pantera” García, Keops, César Mora, La 33, Senén Mosquera, Casa Colombia, César Pagano, Chucho Bonbonbum, Discos Melser, Miguel Granados Arjona y Los Blistons.

Para celebrar la vigencia de esta cartografía de la rumba capitalina, y de paso invitarles a que le sigan tupiendo a la chancla, les comparto una selección –basada tanto en la lectura del libro como en los caprichos del redactor- de lo que podría ser una discografía básica de la salsa en Bogotá.

Lucho Bermúdez y su Orquesta/ “Aguardiente” / Tambores de Chambacú (Silver, 1956)

Dice Mario Jursich Durán en la introducción al libro que tanto en el Mozambique como en La Gaité -los dos primeros bares de salsa en la capital-, los rumberos exigían música costeña, bien popular desde 1947 cuando Lucho Bermúdez presentó oficialmente su orquesta en Bogotá. “Aguardiente”, una pachanga clásica de José Fajardo en la versión de Lucho Bermúdez y su Orquesta bien pudo ser “…el clarín de amanecida para la salsa en Bogotá”.

Joe Madrid/ “Llegó la salsa” / Llegó la salsa (Polydor, 1976)

En el perfil ‘Joe Madrid en clave de sol’, escrito por Juan Manuel Roca, amigo de infancia del malogrado pianista, el poeta dice que este disco fue titulado como si fuese el “advenimiento del Mesías”. Y no exagera Roca si tenemos en cuenta que para 1976, año de la publicación de ‘Llegó la salsa’, Madrid era un “peso pesado” que ya había grabado con Mongo Santamaría, Ángel Canales, Ray Barreto y Andy Harlow, entre otros. Este disco es, a su vez, el álbum pionero de la salsa en Bogotá.

Pantera/ “Déjame en paz” / Pantera (Polydor, 1979)

Fue Benny Bustillo, antiguo trompetista de la orquesta de Arsenio Rodríguez, quien descubrió todo el talento de Gustavo “Pantera” García, un trombonista nacido en Calamar, Bolívar, en 1954. Pantera llegó a Bogotá en los primeros años de la década de los setenta; en Medellín se unió a Fruko y sus Tesos y en 1979 grabó ‘Pantera’, un debut poderoso que infortunadamente, como otras grabaciones de viejas glorias, es un disco muy difícil de conseguir. “Déjame en paz” es un guaguancó bien triste cantado por Saulo Sánchez.

Grupo Niche/ “Tata y el sol” / Al pasito (Discos Daro, 1979)

Luego de un incendio que devoró su casa de tres pisos a orillas del río Atrato en Quibdó, ciudad donde nació en 1949, Jairo Varela Martínez llegó a Bogotá a mediados de la década de los años sesenta. Después de vender Sustagen y de meterse de narices en la rumba capitalina, “Pitiye” logró que Eduardo Calle, dueño de Discos Daro, le grabara un elepé. Así, en 1979, ‘Al pasito’ vio la luz y el Grupo Niche empezó su ascenso definitivo a la fama durante los años ochenta.” Tata y el sol”, una canción original de Varela, contó con la voz de Saulo Sánchez, llamado “El Sonero Mayor de Colombia”.

Willie Salcedo/ “Sufrir morir” / Salserísimo (Daro Internacional, 1980)

Nacido en Corozal, Sucre, en 1952, Willie Salcedo se curtió en los oficios de la percusión escuchando la Orquesta de Pedro Salcedo, su padre. En 1967 llegó a Bogotá y entró a tocar las congas en la orquesta del Grill Candilejas, dirigida por Ramón Ropaín. Fue el baterista

Plinio Córdoba quien le ofreció un trabajo en el Grill Miramar donde, según el propio Salcedo, su formación musical se consolidó. Su versatilidad lo llevó a ser uno de los músicos de sesión más apetecidos del circuito salsero local y con su orquesta abrió el concierto de la Fania en Bogotá en 1980. Fue el primero en grabar una canción original de Jairo Varela, “Sufrir morir”, incluida en su disco ‘Salserísimo’.

Washington y sus Latinos “El rey del guaguancó/ Se fueron los bravos (Fonobosa, 1982)

Washington Cabezas Cajiao nació en Tumaco, se embarcó durante un tiempo en la Flota Mercante Grancolombiana y luego llegó a Bogotá en 1974. A finales de esa década armó Washington y sus Latinos, la primera orquesta de salsa dura que tuvo Bogotá. Con ellos grabó ‘Se fueron los bravos’, grabación en la que le rindió homenaje a varios de sus ídolos. Aunque en su época fue muy popular y canciones como “El rey del guaguancó” sonaron en la radio, este disco es una rareza que merece una reedición.

Guayacán/ “Vanos retornos” / Llegó la hora de la verdad (Sonolux, 1985)

Aunque los padres de Alexis Lozano eran prevenidos con el asunto de la música, él y sus siete hermanos acabaron ejerciendo el oficio. En 1978, a los veinte años, emigró a Bogotá, tocó con Los Hilton, la orquesta de Washington Cabezas y se dio a conocer en La Casa Folclórica del Choco, lugar que regentó con éxito Aristarco Perea Copete. Cofundó junto a Jairo Varela el Grupo Niche con quien grabó cuatro discos en los que tocó trombón. En 1985 se separó de su fórmula y le dio vida a Guayacán, una orquesta en la que pudo mezclar con tino la música tradicional del Pacífico norte y la salsa como lo es el caso de “Vanos retornos”, una camorrera canción compuesta por el proverbial Alfonso Córdoba, “El Brujo”.

Grupo Clase/ “Ella quiere salsa” / ‘Época… época’ (Zeida, 1988)

Pianista y cantante, respectivamente, los hermanos Jorge y Sady Ramírez se iniciaron en las orquestas de Pastor López y Nelson Henríquez antes de fundar la suya propia en 1986. Aunque armaron el Grupo Clase en Cúcuta, la ciudad natal de ambos, su centro de operaciones fue Bogotá donde pegaron con fuerza “Ella quiere salsa”, incluida en ‘Época… época’, su disco debut que contó con la participación del percusionista Germán Villareal, otro músico clave en la historia de la salsa capitalina.

Camagüey/ “Canela” / ‘Hoy… Camagüey’ (Zeida, 1988)

En 1987, después de abandonar la agrupación El Son del Pueblo –uno de los capítulos más relevantes de la salsa en Bogotá- el cantante y actor César Mora fue llamado por el basquetbolista Emiliano Cuero para formar parte de Camagüey donde compartió escena junto a Hansel Camacho. “Canela”, el éxito más recordado de Camagüey, fue compuesta por Mora en un viaje que hizo a las Fiestas de San Pacho en Quibdó, Chocó. Una década después de haber sido estrenada en el debut para Zeida, la canción se hizo tristemente célebre al ser cantada en público por Jaime Garzón los días previos a su asesinato.

Arista/ “No te puedo sacar de mi mente” / ‘Arista son’ (MTM, 2000)

Aristarco Perea Copete nació en Quibdó en 1930. A la edad de Cristo se unió a Los Negritos del Ritmo, una agrupación que le competía a Peregoyo y su Combo Vacaná. En 1969, luego de retirarse de la agrupación a raíz de su rivalidad con Alfonso Córdoba, decidió probar suerte en Bogotá. En una vieja casona del centro de la capital fundó La Casa Folclórica del Chocó donde nacieron musicalmente Jairo Varela, Alexis Lozano y Nicoyembe. Solo hasta el inicio del nuevo milenio Arista vio capitalizado su trabajo en un par de discos producidos por el sello MTM. Del segundo, titulado ‘Arista son’, se desprende “No te puedo sacar de mi mente”, una salsa- son en la que participó el no menos legendario Senén Mosquera, quien tocó los bongós y las maracas.

Conmoción Orquesta/ “Sabor” / ‘La cara del gato’ (Casa Buenavista, 2006)

La Conmoción Orquesta pertenece a una de las generaciones más creativas y propositivas de la salsa en Bogotá. Se estrenaron oficialmente en el 2003, y tres años más tarde debutaron con ‘La cara del gato’, un disco cargado de jazz, funk, boogaloo y timba producido al interior de Casa Buenavista, un desaparecido local del barrio La Merced en Bogotá. De la mano de dos los trombonistas Fabio García y Jaime Rodriguez, La Conmoción se agarró del sonido con el que Eddie Palmieri revolucionó los escenarios en los sesenta junto a La Perfecta, y también trajo a colación la onda de Poncho Sánchez.

Calambuco/ “Calambuco” / ‘Como en el barrio’ (Casa Buenavista, 2006)

Otra de las bandas que en la primera década de este siglo consolidaron el auge de la salsa en Bogotá fue Calambuco, un combo dirigido por el pianista caleño Andrés Felipe Succar. Se consolidaron como agrupación en la capital y allí mismo grabaron ‘Como en el barrio’, otro disco producido por Casa Buenavista. Aunque ya no están activos, muchos recordamos sus descargas y su vibrante evocación al sonido setentero como lo es “Calambuco”, un corte enérgico y gozón.

La 33/ “Plinio Guzmán” / ‘Gózalo’ (Independiente, 2007)

Sin lugar a dudas, La 33 es la orquesta más representativa de la salsa capitalina en la última década. El éxito arrollador de su primer disco en el que mostraron un sonido arrebatado entre la salsa dura, el jazz y el rock les significó muchos adeptos que estaban cansados del reinado de la vilipendiada “salsa rosa”. De sus cuatros discos editados entre 2004 y 2014 no deja de sorprender la poderosa versión de “Plinio Guzmán”, un porro original de Lucho Bermúdez.

Sexteto Latino Moderno/ “El viaje” / ‘Al acecho’ (Millenium, 2007)

Rubén Toledo, conguero, bailarín y fundador de Rumbaland, también fue uno de los cerebros detrás del Sexteto Latino Moderno, un combo de vida efímera que dejó para el recuerdo ‘Al acecho’, un disco que de alguna manera se salió de las premisas estéticas presentes en la salsa hecha en Bogotá. Enfocados en el jazz latino, incluyeron un vibráfono lo que los diferenció del resto y los hermanó con Tito Puente, Carl Tjader o Pete Terrace. Yasser Aguancha, el pianista, se despacha un solo de antología en “El viaje”.

Toño Barrio/ “Maniquí” / ‘Latin Groove’ (MTM, 2009)

Toño Barrio nació en 2006 en el tradicional barrio San Antonio de Cali. Un golpe de azar los llevó a Bogotá donde pegaron el sencillo “Maniquí” en la Radio Nacional de Colombia. Su sorpresivo éxito llamo la atención del sello MTM que produjo el disco ‘Latin groove’, mezcla poderosa entre salsa dura, funk y timba. Es el caso de “Maniquí”, una virulenta sátira que expone con buen humor la fantasía de la mujer curvilínea. Aunque se conformaron en Cali, Toño Barrio se quedó a vivir en Bogotá, ciudad que ha recibido con fervor su música.

Ondatropica/ “Descarga trópica” / ‘Ondatrópica’ (Soundway, 2012)

El proyecto Ondatrópica, grabado en los estudios Fuentes de Medellín, reúne a algunas de las figuras más conocidas de la salsa colombiana. Su cerebro creador es el bajista e investigador bogotano Mario Galeano, quien se dio a la tarea de reconstruir el glorioso pasado salsero local a través de un disco variado que, aunque suena a la vieja usanza de la estética dura de los setenta, refrescó el panorama y trajo a colación personajes históricos como Fruko. Markitos Micolta, Alfredo Linares, Wilson Viveros, Michi Sarmiento y Fernando Silva, que se destacan en esta poderosa “Descarga trópica” que ya es un clásico contemporáneo de la salsa local.

Meridian Brothers/ “Salsa caliente” / ‘Desesperanza’ (La Distritofónica/ Soundway, 2012)

Compañero en la aventura musical de Mario Galeano, el guitarrista y compositor Eblis Álvarez le dio vida a Meridian Brothers hace quince años. La revisión en coordenada experimental de la cumbia, el vallenato y otros ritmos caribeños, además de letras disparatadas y un críptico sentido del humor confluyen en este proyecto que en el 2012 presentó ‘Desesperanza’, un disco en el que Álvarez exploró con sarcasmo el complejo sonoro que hemos llamado salsa desde los años setenta. Para algunas personas la inclusión en esta lista de la “Salsa caliente” puede ser un sacrilegio; sin embargo, el gesto desvergonzado, irónico y a la vez osado hacen que este disco se gane un lugar dentro del historial salsero capitalino.

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