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La cumbia amazónica de Juaneco y su Combo

La legendaria banda peruana es nuestro artista de la semana en Señal Cumbia.

A finales de los años sesenta nació la cumbia peruana, también conocida como “cumbia chicha”, un apelativo que se popularizó luego de que Los Demonios del Mantaro publicaran una canción llamada “La chichera”, dedicada a una vendedora del legendario licor indígena. Fueron varios los factores los que se sumaron para el surgimiento y el esplendor de uno de los capítulos más emocionantes de la música popular en Perú. Por un lado, la semilla tropical sembrada a comienzos de la década de los cincuenta por Dámaso Pérez Prado, retoñó en agrupaciones como La Sonora de Lucho Macedo, quien en 1965 editó Cumbia que te vas de ronda, un disco consagrado al ritmo colombiano. Por esa misma época Los Pacharacos grabaron una cumbia en la que incorporaron a Bernardo Hernández, un guitarrista que estaba destinado a convertirse en uno de los astros de la cumbia peruana bajo el nombre artístico de Manzanita. Paralelo al éxito de Macedo, las cumbias del venezolano Hugo Blanco alcanzaron una popularidad arrolladora.

De allí en adelante todo fue un caudal incontenible en el que la cumbia se mezcló con surf, guaracha y músicas andinas. Sobrevino la época dorada de la cumbia peruana con nombres tan recordados como Los Orientales de Paramonga, Los Rumbaney, Los Demonios de Corochocay, Pedro Miguel y sus Maracaibos, Los Destellos del gran Enrique Delgado, Los Beta 5, Aniceto y su Fabulosos, Los Ecos y Los Diablos Rojos, entre muchos otros que cincelaron un estilo único caracterizado por mezclar punteos sicodélicos con valses criollos, moogs con guiros, percusiones caribeñas con melodías andinas y, en el caso que nos compete, el universo del chamanismo con ritmos brasileños como el carimbo y el rock and roll.

Paralela a esta efusión costera y andina de la cumbia, desde Moyobamba y Tarapoto hasta Nuevo Progreso y Pucallpa –pueblos ubicados en la amazonia peruana- aparecieron una cantidad inusitada de bandas que salieron a la luz en el catálogo de Infopesa, legendario sello fundado por Alberto Maraví, un ex -locutor radial (también fotógrafo, empresario y cronista musical) que se dedicó a viajar por Perú en la búsqueda de los sonidos tropicales más originales. Lo que se encontró Maraví en su periplo fue oro puro: Los Mirlos y Juaneco y su Combo.

Juaneco y su Combo surgió de la mano de Juan Wong Paredes, descendiente de chinos, saxofonista autodidacta y acordeonero aficionado. A orillas del río Ucayli, en la mágica y recóndita ciudad de Pucallpa, Wong Paredes dirigía una orquesta que todos los fines de semana tocaba jazz y cumbia. Se le conoció al principio como Juaneco y su Conjunto, nombre que cambió a partir de 1971 cuando su hijo Juan Wong Popolizio asumió las riendas. Popolizio en los teclados, junto a la voz de Wilindoro Cacique y el extraordinario guitarrista Noe “El Brujo” Fachín elaboraron una estética particular descrita por el investigador Alfredo Villar de la siguiente manera: “(…) una sensibilidad étnica inspirada en motivos nativos shipibos y un sonido asombroso y embrujante que parecía beber de todos los misterios, secretos y mitos de la selva”. Chamanismo, referencias directas a la ayahuasca y sicotropía charapa fueron elementos que, junto al carimbo brasileño y el sicodélico órgano farfisa de Wong, le dieron vida a uno de los momentos cruciales de la cumbia latinoamericana.

Luego de éxitos arrolladores como “Mujer hilandera”, “Ya se ha muerto mi abuelo”, “Vacilando con ayahuasca”, “Me robaron mi runamula”, “Dale Juaneco” y “Un shipibo en España”, un accidente aéreo se llevó de este mundo a cinco de los integrantes de la banda. Después de ese fatídico 2 de mayo de 1977 –y a pesar de que una segunda generación de músicos la mantuvo con vida- Juaneco y su Combo perdió vigencia y se convirtió en leyenda.

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