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Simón Villanueva: las huellas en las manos del orfebre más viejo de Colombia

Los caminos de la musa del Nobel por este puerto inmortalizaron a los pescaditos momposinos.
Laura Quiceno

Por: Laura Quiceno

Tw @Lauquiceno

“Tienes que hablar con Simón Villanueva”, me dice Luis Alfredo Domínguez, creador del blog mompoxcolombia.blogspot.com.co.

En la mente de Luis están fijas las anécdotas de Candelario Obeso, Juan del Corral o el paso fugaz de Mercedes Barcha, la esposa de Gabo por Mompox. Los caminos de la musa del Nobel por este puerto inmortalizaron a los pescaditos momposinos, figuras en filigrana con más de 17 piezas y a los que el coronel Aureliano Buendía dedicaría los últimos segundos de su vida después de la guerra.

Don Simón Villanueva, al igual que el hijo de Don Arcadio Buendía y Úrsula Iguarán, hace parte de la estirpe de orfebres, de artesanos con manos gruesas que producen diminutas joyas, mensajeras de otro tiempo.

Foto. Laura Quiceno

“Nací en 1928, aquí en la esquina de San Francisco, me crié con mi mamá y ahí crecí. Después me encontré con mi compañera, hice 9 hijos y estoy aquí con ellos trabajando desde 1945 cuando estaba terminando la Segunda Guerra Mundial”, me cuenta Don Simón detrás de la vitrina llena de figuras en plata, mirando siempre hacia la calle.

Lea también: Filigrana: Hilos que tejen historias y siglos de oro en Mompox.

Simón empezó en el oficio de la filigrana a los 12 años cuando Santa Cruz de Mompox era paso obligado para algunas rutas de barcos.

“Venían El Jesusita, El Héroe y traían turistas y orquestas y la gente bailaba. Yo hacía mis cositas y vendía allá. Yo trabajaré hasta el último instante de mi vida, ¿sabe por qué?, porque le tengo amor al arte, porque la filigrana es divina”.

Foto: Laura Quiceno

En la estirpe de los Villanueva, dos hijos, Luis Felipe y Juan continuaron con el oficio de su padre. Luis Eduardo, su nieto, observa curioso la entrevista mientras su abuelo admira su trabajo.

“Me quito el sombrero delante de mi nieto, sabe trabajar, es cuidadoso y tiene apenas 23 años": Simón Villanueva.

“Tengo 23 años. Estoy trabajando la joyería hace como dos, tres años, así constantemente, pero diría que en total son 10 años, porque eso es un proceso de aprendizaje viendo a mi abuelo, a mi papá y a mis tíos": Luis Eduardo Villanueva.

“Me gusta hacer de todo y ahí está la muestra, yo me ingenio las cosas y hago lo que quiero. Viene una nueva juventud, uno les explica, uno no debe ser egoísta, yo tengo 89 años y me encanta preguntarle a mi nieto. No me atrevo a decir que soy un maestro", señala Simón.

Foto. Laura Quiceno

“Ahora mismo hay más jóvenes y personas trabajando la filigrana en Mompox, hay mucha competencia y aquí tenemos una Escuela Taller. Una joyería puede tener hasta 5 aprendices. Aquí hay muchas personas que trabajan hasta las 8, 10 de la noche, pero en mi caso no trabajo en la noche. Solo hasta las 6 de la tarde": Luis Eduardo.

“Mompox tuvo una época dorada, pero el oro se encareció bastante, después vino la inseguridad y después vino una época de la fantasía, pero uno se la pone y a los ocho días se daña. Mompox, de buena suerte, ahora es que lo están apreciando, ahora me van a condecorar de Artesanías de Colombia, por ser el joyero más viejo que hay aquí, el único que trabaja joyería de viejo soy yo": Simón.

“Me siento halagado de ser un Villanueva, y para sentirme orgulloso pues tengo que seguir con los pasos": Luis Eduardo.

“Yo a la joyería no la llamo orfebrería, porque uno todos los días tiene que ingeniarse algo, yo me llamo un ingeniero": Simón.

El legado de Don Simón

Para Jimena Puyo, subgerente de desarrollo y fortalecimiento del sector artesanal de Artesanías de Colombia:

“Simón demuestra que el amor por lo que uno hace puede romper cualquier barrera; en este caso, el tiempo. A sus 89 años y casi sin poder ver, Simón fabrica joyas que rellena con hilos de plata, sintiendo la pieza con la punta de sus dedos. Simón se esmera por hacer cada pieza con la mayor delicadeza posible, transmitiendo un poco de sí en cada joya. Su disciplina y dedicación son admirables: mantiene la misma rutina de hace 60 años, sentándose en su mesa a trabajar desde las 6 a.m. y terminando a las 5 p.m., siempre en la puerta de su casa, donde algunas personas se acercan para comprar lo que fabrica mientras se deleitan con sus historias de vida”

Las marcas del orfebre más longevo de Colombia serán reconocidas en diciembre en el marco de Expoartesanías 2017.

“Este año incluímos una categoría especial denominada ‘Legado', que busca reconocer casos extraordinarios de artesanos que han dejado huella en varias generaciones. En el caso del maestro Simón, se evidencia la transmisión del saber artesanal a su hijo y a su nieta, así como a los joyeros del municipio de Mompox, lo que constituye un ejemplo de generosidad y amor por el oficio artesanal que abraza a tres generaciones vivas”

Para Geovanny Rojas, director de la Escuela taller de Mompox, iniciativas como las que preside “Dignifican a los maestros como personas a imitar y crean una línea de formación sólida para transferir los conocimientos a los jóvenes de Mompox. La Escuela Taller forma 16 jóvenes por año para el relevo generacional", para Rojas el reconocimiento al maestro Villanueva le cuenta al mundo que la joyería momposina no solamente es una tradición, sino un oficio de talla mundial.

“Simón Villanueva para Mompox es el decano de la filigrana, el maestro de maestros por ser el orfebre de mayor edad en la ciudad. El reconocimiento de Artesanías de Colombia no solo beneficia a los artesanos sino al arte en sí, un reconocimiento a la paciencia de tantos años elaborando estas complejas piezas que además será una motivación para los jóvenes que empiezan en esto para querer llegar a ser como Don Simón”, dice Luis Alfredo Domínguez, el conocedor de los recovecos de Mompox.

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