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Merardo Garay, periodismo, radio y música colombiana

“Pentagrama Nacional, didáctico, musical y cultural. Pentagrama Nacional, notas y espacios para decir en 60 minutos, cómo, dónde, y porqué se canta y baila la música de la patria”: Merardo Antonio Garay González.

Por: Juan Ricardo Pulido.

“En las tierras donde hoy se encuentra ubicada la ciudad de Armenia, predominaba una planta rastrera conocida como cuyabra, muy parecida al totumo o al calabazo. Al vaciar sus frutos y secarlos, eran utilizados como recipientes donde se servía el guandolo o la chicha. De ahí nace el gentilicio o la forma como popularmente se conoce a los nacidos en Armenia”. Así empezó nuestra charla, con clase de historia.

Merardo Antonio Garay González es periodista empírico, comentarista deportivo, y contador público de la Universidad del Quindío. Tiene en su haber una importante lista de trabajos desempeñados, reconocimientos, historias y enseñanzas. Es un hombre de carácter fuerte, de esos que les gusta decir lo que piensan y en seguida argumentarlo. Quizá por eso, es fácil deducir y comprender los oficios a los que entregó sus mejores virtudes; al periodismo, la radio y la música.

Un 25 de diciembre, como un regalo tardío, nació Merardo Antonio, en el pueblo más alejado de la capital del departamento del Quindío, en Génova. En el bello rincón quindiano, en el pedacito del Quindío que se apostó entre el Tolima y el Valle del Cauca.

“Mi padre era arriero y nosotros desde las cuatro de la mañana teníamos que estar en el potrero trayendo las mulas para que los mayores las enjalmaran, para que mi papá pudiera salir de recorrido. Y entre tanto mi mamá estaba haciendo de comer para cuarenta trabajadores y atendiendo a trece muchachos, mi mamá fue una heroína”.

Así resume su infancia, y se enorgullece de ser montañero, de haberse criado entre reses y cafetales. De nacer en tierra de gente hacendosa, virtuosa y optimista. Así es el genovés. Sin embargo, Merardo soñaba con otras cosas, con representar su tierra, vestir la tricolor quindiana.

Foto: Fausto Astaiza.

Llegada a la radio

“Yo soñaba primero con ser futbolista profesional. Cuando eso, no le pagaban a uno, uno tenía que lavar los uniformes. Pero llegamos a Armenia y empecé a ver que era el futbol lo mío”.

Merardo levanta la mirada, como buscando en sus más lejanos recuerdos, hace cuentas y retoma la charla.

“Yo era jugador de futbol, era de la selección Caldas y aquí había un programa en la Voz de Armenia que, hacía un maestro, que fue German Gutiérrez Peláez, la Tribuna del Deporte. Tenía una sintonía bárbara, de una a dos de la tarde. Y yo era enfermo por escucharlo y tenía enormes deseos de ir a esa emisora a verlo. Pues se me dio la oportunidad, me aficioné por la radio y eso fue lo que me cautivó”.

Se enamoró del oficio, como nos pasa a muchos, y sin saberlo se inscribiría en la historia de la radio, del periodismo y de la música colombiana. El 11 de noviembre de 1958 empezó su carrera en los medios, fue recibido en la Voz de Armenia para el cargo de cobrador mensajero, a los siete meses recibió la oportunidad para ser el operador del programa con el que empezó a soñar. Fue discotecario, control, grabador, periodista, y recibió la oportunidad materializada en una carta para jugar en las grandes ligas. En el año 1962 don Enrique Ramírez Gaviria, fundador de Radio Cadena Nacional, le entregó a Merardo su tiquete de entrada.

“Cualquier día me dijo Don Enrique - vos aquí ya no podés hacer nada, vos te tenés que ir pa´ Bogotá -. Le dije: yo allá no conozco a nadie, ir a pedir trabajo ¿cómo hago? Y me entregó una carta dirigida a Don Alberto Piedrahita Pacheco, quien era el gerente de la emisora 1020 y con eso me contrataron, al día siguiente empecé a trabajar”.

Rápidamente se rodeó de buenos amigos, de hombres de radio, amantes de la música. Conversaban sobre Colombia y su música con ‘El padrino’ don Alberto, lo hacía con Don Héctor Mora, Gabriel Muñoz López, Jaime Llano González, Mario Martínez, Oriol Rangel, José A Morales; esos eran algunos de sus espontáneos contertulios, con quienes mayormente disfrutaba y aprendía.

Foto: Fausto Astaiza.

Pentagrama Nacional

El 24 de junio de 1967 nació uno de los programas de radio más importantes de la música colombiana. Con la presentación de Merardo Antonio Garay y el acompañamiento del bambuco, ‘A la orilla del río Cauca’ de Carlos 'Talego' Ramírez, salió al aire Pentagrama Nacional.

“Yo estaba en Caracol Radio y venía de ser el grabador de Tierra Colombiana, que acababa de obtener el premio Ondas de España, y yo tenía la intención de hacer un programa similar, pero no me lo iban a permitir, para esa época uno no podía trabajar en dos emisoras, y menos desenlazar la emisora local para hacer un programa similar”.

Pero sus deseos no eran infundados, Merardo conocía bien sobre el panorama musical colombiano y tenía la sensibilidad necesaria para hacer el programa. Era el año de 1967 y fue el propio Milton Rodríguez, director de Radio Festival de la Cadena Andina en la ciudad de Ibagué, quien le ofreció a Merardo hacer el programa en Radio Festival. Por su parte, Jesús Arcila González, gerente de Radio Cacique de Caracol, quien recién había llegado a la ciudad de Ibagué, proveniente de los Llanos Orientales, se enteró de los deseos de Merardo y el apoyo que tenía de parte de Milton R.

Fue en manos de chucho que todo se resolvió. Nuevamente una carta era su resguardo, Jesús Arcila consiguió una carta con la aprobación por parte de Caracol, y Merardo, con el apoyo de sus actuales jefes y la confianza de los nuevos, le dio vida a Pentagrama Nacional.

Era sábado, 24 de junio de 1967

“Pentagrama Nacional, didáctico, musical y cultural. Pentagrama Nacional, notas y espacios para decir en 60 minutos, cómo, dónde, y porqué se canta y baila la música de la patria”.

Cada domingo se da cita con su audiencia en Prisma FM Estéreo en Armenia, cada domingo recorren la geografía musical colombiana, y así lo ha hecho por más de 50 años. Su programa y el de Gabriel Muñoz López que se emite actualmente por Caracol Radio, son los únicos dos programas registrados en el Patronato Musical Colombiano, que promueven la música tradicional colombiana.

Han sido más de 50 años viviendo la música colombiana, disfrutando de su diversidad y compartiéndola con los oyentes. Más de 50 años de cartas y reconocimientos. Pentagrama Nacional recibió el Premio de Investigación al Folclor Latinoamericano Casa de las Américas de La Habana (Cuba), Honor al mérito Fundación Emilio Sierra Baquero de Fusagasugá por apoyo al folclor de Cundinamarca; reconocimientos por cuenta de la Gobernación del Quindío, la Alcaldía de Armenia, la Alcaldía de Girardot, y el Concejo de Armenia exaltando su proyecto cultural y periodístico en el cincuentenario de su creación. Es uno de sus mayores orgullos, y debe perdurar.

Hace unos años viene preparando la entrega de su legado musical a la que fue su alma mater, a la Universidad del Quindío. Su intención es trasladar sus cintas de carrete, casetes, discos de 78, 45, 33 y muchos otros formatos, que ha recogido, almacenado y clasificado por esos más de 50 años de creación musical desde la radio.

“Yo creo que debe servir de algo. Y en mi partida de este mundo, sentiría una gran tranquilidad, sí sé que está sirviendo para la comunidad”.

Foto: Fausto Astaiza.

El compositor

Sin duda, es amante de la música colombiana. Ha dedicado su vida a protegerla y a cultivarla, buscando que cada colombiano o cada oyente independientemente de su origen, se enamore, como lo hizo él, del folclor colombiano y de la tierra de los cuyabros. De cuando en vez se deja llevar por la melancolía, por los recuerdos, el desamor o el amor y escribe.

Desde niño me enseñaron

El amor a mis montañas

Y a desbravar sin tapujos

Mis ancestros montañeros

Aprendí a pararme firme

A decir lo que yo quiero

Y admirar como un poema

Los sembrados del cafeto (BIS)

Se me pone alegre el alma

Cuando piso el fértil suelo

De este pedazo de patria

Que es para mí el mundo entero

Quiero escuchar un bambuco

Tocado en un tiple viejo

O a cualquier recio poeta

Nacido bajo este cielo

Acompañando mi voz

Porque de verdad yo quiero

Gritar a los cuatro vientos

Soy cuyabro y no lo niego

El periodismo

Pareciera no concluir la lista de habilidades y ocupaciones de Merardo. Además de componer, diariamente informa a la región. Conduce el noticiero del mediodía en Prisma FM Estéreo en Armenia y allí ejerce una de las más loables de sus tareas. Es voz de la comunidad. Allí encarna lo que para él es el sentido del periodismo, servir. Poder ser la voz de la ciudadanía, brindar una asistencia, un servicio, denunciar, defender, o simplemente llamar la atención sobre algún asunto particular. Ese, dice Merardo, es el sentido del periodismo.

“A mí lo que más me llama la atención en el periodismo, es el servicio a la comunidad. Yo no creo en la independencia periodística, porque en sistemas capitalistas, nadie puede ser independiente en un oficio”.

Así es él, diáfano, sin rodeos, honesto, cuyabro; al menos de corazón, que es lo que vale. Disfruta de una buena charla, tanto como de recorrer su Génova. Cada vez que la vida lo permite, viaja a su tierra natal, se sienta junto con unos amigos en la plaza y conversan. Reviven su niñez, recorren las viejas calles y mantienen vivos sus recuerdos de cuando eran montañeros. Con la tranquilidad de quien ha sembrado, cosechado y tostado el café, tiene la paz del deber cumplido que inculcaron padres y abuelos.

Merardo Garay fue fundador del Círculo de Periodistas de Girardot, secretario del Círculo de Periodistas del Quindío, presidente de la Asociación Colombiana de Periodistas Deportivos (Acord) en el departamento, ha sido y es el director y conductor por más de 50 años de Pentagrama Nacional, pero su más reciente título, es quizá el que más le enorgullece: es el abuelo de Alejandro.

“Yo en la actividad ya he hecho todo. Para mí es un orgullo que se fijen en uno, les agradezco que se me haya tenido en cuenta, porque es una satisfacción y es tener que contarles algo a los nietos. A mí lo único que me falta por hacer, es acompañar a mis nietos.”

Este no es tan solo un relato, es un homenaje a Merardo Antonio y un agradecimiento a la familia Garay, a ellos que se han inscrito en la música, el periodismo y la radio colombiana.

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