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Las tradiciones del Pacífico en Bogotá

Históricamente, Bogotá ha sido receptora de diferentes migraciones internas, que por diversos motivos, han tenido como destino la capital.

Por: Ángel Batista

Ya sea por motivos académicos, económicos o por la violencia que durante épocas ha arreciado en las demás regiones del país, los migrantes que desde todos los rincones del país han llegado a Bogotá, la han enriquecido culturalmente con sus sabores, cultura y tradiciones.

Dentro de este conjunto de migrantes, las personas del Pacífico colombiano merecen una mención especial, con su alegría, carisma y emprendimientos han logrado impactar los diferentes sectores de la ciudad que los ha acogido.

Los habitantes del Pacífico colombiano han encontrado en la reafirmación de su identidad una forma de convocar a sus coterráneos para departir y recordar su tierra de procedencia.

Ellos le imprimen un factor diferencial a sus productos y servicios, para que personas de otras regiones y países conozcan las costumbres del Pacífico colombiano.

Gastronomía y sabores

Con la creciente fama del Festival Petronio Álvarez en otras regiones del país, ha surgido la necesidad de que las comidas y bebidas que se pueden disfrutar en ese encuentro hagan presencia en las demás latitudes del país.

Bogotá no se queda fuera de esa tendencia y en el sector de la Candelaria es fácil encontrar una variedad de restaurantes que ofrecen “el auténtico sazón” del Pacífico.

Entre las especialidades de estos restaurantes se encuentran la comida de mar, el arroz a la marinera, el ceviche de camarón, el sancocho de pescado, el arroz con camarones y el coctel de ostras.

En las carreras cuarta y quinta, entre las calles 12 y 24, se leen grandes letras rojas que revelan nombres como ‘Secretos del Pacífico’, ‘Sabores del Pacífico’ o ‘Litoral del Pacífico’. Lo único invariable en estos anuncios es el fondo del mar que está siempre presente.

“Sigan donde los negros que ahí es rico”, recomiendan cariñosamente los demás vendedores a turistas y transeúntes quienes al entrar son recibidos por un “puro Pacífico desde la puerta hasta la cocina”.

Tal vez el más icónico de estos sitios es ‘Secretos del mar’. Jesús Alomía denomina su restaurante una embajada de afrodescendientes del Pacífico en Bogotá y funciona como punto de encuentro para los habitantes afro de la ciudad.

Allí, los sabores del Pacífico son acompañados por imágenes de los líderes afro más destacados de Colombia y el mundo y sus comensales son invitados a conversar sobre la situación y problemáticas de la comunidad afro en el país.

Estética y resistencia

Históricamente, para los habitantes afro de América, el cabello ha cumplido funciones estéticas, culturales e identitarias.

De esa manera, se puede trazar un camino claro desde los esclavos africanos que diseñaban y comunicaban rutas de escape, mediante sus trenzas, hasta las luchas actuales por reivindicar la belleza del cabello crespo.

Por eso otro de los puntos de encuentro para los habitantes afro del Pacífico colombiano tiene que ver con las peluquerías y barberías.

Ubicados cerca de la carrera décima y dispersos en la localidad de Kennedy, estos sitios convierten en puntos clave para conversar, hablar de novedades y contar historias de cuando aún vivían en su tierra.

Los barberos utilizan las cabezas de sus contertulios como lienzos y los cabellos de cada cliente se transforman en medios de expresión mediante los cuales reafirman su identidad y se distinguen a sí mismos del monótono panorama urbano.

A los eventuales visitantes se les suelen ofrecer trenzas y decorados para el cabello como una muestra de la cultura del Pacífico, además de cursos de salsa-choke, espectáculos musicales, coreografías, fiestas privadas y servicios de mezclas musicales en vivo.

Tradiciones y costumbres

Muchas de las personas que deciden radicarse en Bogotá provenientes del Pacífico traen consigo una serie de conocimientos que muy poco se ve en la capital.

Las medicinas ancestrales, que de generación en generación, han sido transmitidas por los pobladores afro del Pacífico son otros de los productos culturales que estos migrantes han decidido conservar.

Los kilombos donde se prestan las medicinas y tratamientos ancestrales le ofrecen a quienes los visitan valoraciones y tratamientos con hierbas, chirimías, masajes y aromaterapias que prometen curar prácticamente cualquier mal.

Hay kilombos fijos en las localidades de Santa fe, Antonio Nariño y Kennedy y otros con presencia itinerante en localidades como Usaquén, Ciudad Bolívar, Engativá, Bosa y Usme.

Allí, con una concepción del individuo en la que se le concibe como inseparable de sus circunstancias, las medicinas tradicionales y ancestrales suelen desarrollar una conexión tan cercana entre médico y paciente como la de barbero y cliente.

Por eso, si en algo son imbatibles estos centros de medicina tradicional, es en que son capaces de desarrollar una pequeña e íntima comunidad a su alrededor.

Al atender a este tipo de medicina, el paciente siempre sentirá como empieza a respirar vida en conjunto con otras personas, mientras el ambiente de intimidad le permite desintoxicarse de los males que lo aquejan.

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