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Surgir como la ceiba: preservación y saberes del Amazonas

La ‘Ceiba’ es símbolo de transformación de comunidades étnicas que, apoyados de sus saberes, emprendieron proyectos amigables con el medio ambiente.
Surgir como la ceiba: preservación y saberes del Amazonas
Foto: Carolina Bustamante.
Carolina Bustamante

Cuentan los indígenas Ticunas que “la ‘Ceiba’ es el árbol más grande, corpulento y frondoso del Amazonas. Representa la abundancia, prosperidad, sanación y el equilibrio que necesita la tierra para garantizar subsistencia”. Hoy es símbolo de transformación de comunidades étnicas que, apoyados de sus saberes, emprendieron proyectos de desarrollo amigables con el medio ambiente. 

La principal razón deriva de tiempo atrás (1950) donde los pueblos étnicos y foráneos se acostumbraron a verter desechos sobre ríos y lagos, sumado a una mala disposición de residuos sólidos, terratenientes que generaron deforestación por minería ilegal, cultivos de usos ilícito, ganadería extensiva, tráfico de especies nativas e indígenas que sembraban cultivos de pancoger para la autosuficiencia alimentaria, pero sin planes de conservación y reforestación del territorio.

Según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales IDEAM, en el año 2020 tan solo en territorios indígenas del Amazonas, donde hay chagras (cultivos agrícolas), hubo una deforestación de 2.669 hectáreas de selva y bosque.

A partir de dicho reporte, se replanteó la transformación, crecimiento y productividad del Amazonas pero con participación directa de las comunidades étnicas que históricamente han estado dispersas, en zonas de difícil acceso y por tanto, la intervención e inversión del Estado ha sido limitada, manteniendo a los nativos en condiciones de vulnerabilidad, pobreza y exclusión.  

El Pacto de Leticia fue un acuerdo que Colombia suscribió en el año 2019 con Bolivia, Brasil, Perú, Surinam y Guyana para “proteger y conservar la Amazonía”. Exige incentivar proyectos de Desarrollo Sostenible y con el apoyo del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI, el SENA, Corpoamazonia, entre otros, actualmente se están capacitando indígenas para trabajar en ecoturismo, agricultura, piscicultura y reciclaje entre otros, que garanticen la  subsistencia étnica y la preservación del territorio.   

Los pueblos indígenas del Amazonas son Cocama, Tikuna, Andoke, Barasana, Bora, Inga, Karijona, Kawiyarí, Kubeo, Letuama, Makuna, Matapí, Miraña, Nonuya, Ocaina, Tanimuka, Tariano, Uitoto, Yagua, Yauna, Yukuna y Yuri. Se localizan en 26 resguardos y varios se han unido por familias en busca de trabajar la tierra y conservar la fauna y flora, así como ríos y lagos que existe en el territorio ¿por qué?

La disponibilidad de especies agrícolas y silvestres es fundamental para la autonomía alimentaria de todos los territorios étnicos y su dieta se caracteriza por la siembra en chagras, recolección de especies silvestres, la pesca y la cacería; los suministros se obtienen de aguas, bosques y suelos: elementos vitales de los ecosistemas. Un detrimento de alguno de ellos ocasiona un desequilibrio en la autonomía alimentaria. 

En Amazonas se utiliza para el consumo un promedio de 38 especies naturales alimentarias y esto requiere de acciones para fortalecer la propagación de las mismas evitando así su extinción o disminución llegando a niveles críticos, así lo señala el último reporte de Estado de Modos de vida y territorios de los pueblos indígenas del Amazonas, publicado por el SINCHI. 

Durante la pandemia por Covid-19, según Luis Fernando Cueva, director territorial de Corpoamazonia, Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonía, entidad que administra los recursos renovables de la región (hídrico, bosques, suelo y aire), “el apoyo Estatal para la empresa local amazonense fue muy bajo y de 35 microempresas que se crearon en la región, 8 desaparecieron por falta de solvencia económica. Ahora el reto es potenciar las existentes”. 

Abundancia y bienestar desde la visión indígena

“Si la Ceiba, el árbol que representa la abundancia, se tumba se pierde la posibilidad de una fuente continua de alimentos y mínimo esfuerzo para su obtención”, señala el mito del árbol, guía de varias comunidades indígenas del Amazonas, y que referencia el primer reporte de indicadores de bienestar humano indígena (IBHI) del SINCHI. 

La ‘abundancia’ debe entenderse como la reproducción del conocimiento tradicional y las prácticas culturales para manejar el medio ambiente; ‘Abundancia’ es entonces suficiente alimento, buena salud, una descendencia prolífera, coca y tabaco para el orden ritual, buenas relaciones entre vecinos, tranquilidad y una estable relación con los demás seres de la naturaleza. 

Razones que han generado proyectos en la Amazonía donde se debe preservar también el dialecto propio, los bailes tradicionales, incentivar la elaboración de artesanías y promover la protección del territorio con la guardia y su fuero ancestral. 

 
 
 
 

 

 

 

 

 
 
 
 
 
 
 
 
 

 

 
 

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Desde el Estado entonces se viene trabajando en “Negocios verdes” otro proyecto de reforestación de bosques que lidera Corpoamazonia junto con comunidades étnicas; inició hace 15 años en el Amazonas y está ubicado en el municipio de Tarapacá. Cuenta con 425 mil hectáreas para manejo forestal sostenible, es decir, se trabaja la madera en 9 mil de esas hectáreas, pero con planes de cuidado y protección del medio ambiente entendiendo la riqueza invaluable con la que cuenta el Amazonas en diversidad de especies, plantas y fuentes hídricas. 

 

En Leticia se concentra gran parte del comercio y los turistas que llegan al Amazonas. “Es deber de la autoridad local promover estilos de vida responsables con el medio ambiente y garantizar la sostenibilidad de los proyectos y emprendimientos si se quiere hablar de desarrollo sostenible; porque eso implica conjugar lo ambiental, lo económico y lo social, pero desde un enfoque diferencial y para nuestro caso étnico”, señala el director territorial de Corpoamazonia.  

La apuesta ahora es por un turismo responsable que involucre a por lo menos 11 mil visitantes que al año llegan a Leticia, con emprendimientos liderados por indígenas que buscan surgir como la ‘Ceiba’ mientras preservan el gran pulmón de Colombia. 

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