José Bedoya: arrancar la coca con las manos para sembrar futuro en Tumaco
En el sector de Inda-Zabaleta, zona rural de Tumaco, José Bedoya —campesino oriundo del Quindío— arranca matas de coca con sus propias manos. Lo hace bajo el sol ardiente del Pacífico nariñense, como parte del acuerdo para sustitución de cultivos realizado entre el Gobierno nacional y la Coordinadora Nacional – Ejército del Pueblo cuya meta final es arrancar 15 mil hectáreas en los departamentos de Nariño y Putumayo.
José, como cientos de familias que llegaron desde otras regiones del país, ha decidido apostarle a la agricultura legal para sostener a los suyos. "Cuando la jornada está mala, te ganas $60 mil pesos diarios. Pero en una buena, uno puede llegar a los $200 mil", explica mientras enumera los productos que le gustaría cultivar: plátano, aguacate, maíz.

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José no está solo en esta tarea. A su alrededor, hombres y mujeres —en su mayoría forasteros— se suman al proceso de erradicación y siembra con la esperanza de un cambio duradero. Él tiene claro que el esfuerzo no es solo suyo, sino de toda su familia. "Ahorita yo tengo a cargo mío seis personas. La señora, la hija, la nietecita… Todos estamos aquí apostando a esto", dice, mientras señala la casa que comparte con los suyos. Dejó atrás su tierra en el Eje Cafetero, pero ahora está sembrando cultivos ‘prohibidos’ en este rincón de Nariño.
Los esfuerzos de estas familias están atados al compromiso de las partes negociadoras: que esta vez sí haya condiciones reales para que la economía campesina prospere. Representantes de comunidades indígenas Awá, el Consejo Comunitario de Alto Mira y el gobernador del departamento, Luis Alfonso Escobar, insisten en que la sustitución no puede quedarse solo en arrancar coca. Piden vías terciarias, servicios de salud, energía eléctrica y acceso a mercados, condiciones mínimas para que los cultivos legales se sostengan en el tiempo.

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Aunque los anuncios de la mesa de diálogos entusiasma a muchos, el escepticismo persiste. En el pasado, varios de estos programas quedaron en el aire. “Vino puras promesas y promesas. Muchas veces pasa así en muchos sectores de Colombia: hacen, prometen y no cumplen”, advierte José, sin dejar de mover sus manos entre las raíces.
El reto es inmenso. Según datos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Tumaco sigue siendo uno de los municipios con mayor número de hectáreas sembradas de coca en el país. Sin embargo, historias como la de José Bedoya demuestran que, si hay voluntad, acompañamiento y condiciones dignas, sí es posible imaginar una nueva vida lejos de la ilegalidad, tal como lo describe Carlos Castro Saavedra en su poema Camino de la patria: cuando se pueda andar por las aldeas y los pueblos sin ángel de la guarda.
Cuando sean más claros los caminos y brillen más las vidas que las armas. (…) Solo en aquella hora podrá el hombre decir que tiene patria.