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Así se vive a 10 km del volcán Nevado del Ruiz

"Han pasado casi 40 años desde el 85 y la situación cambió solo en términos tecnológicos para el monitoreo del volcán, pero nunca se acompañó, se visitó, se llevaron estadísticas de la dinámica de las personas que viven cerca del nevado", Jorge Iván Padilla, propietario de la finca El Soplo.
Ana María Mesa

Jorge Iván Padilla pertenece a la tercera generación de campesinos, agricultores y ganaderos del área de influencia del Volcán Nevado del Ruiz.

Su familia es propietaria de la Finca El Soplo, que queda a 4.000 metros sobre el nivel del mar y a 10 kilómetros en línea recta del cráter Arenas. Son 300 hectáreas en donde tienen 200 cabezas de ganado y sembrados de papa.

La finca se encuentra ubicada hacia el suroccidente del volcán, luego de un cañón, entre el sector de Potosí y Playa Larga, en el municipio de Villamaría. En la finca permanecen, todavía hoy, seis personas. Entre ellas su papá, Benigno Padilla.

Radio Nacional: ¿Por qué no han evacuado?

Jorge Iván Padilla: No hemos salido de la finca porque las condiciones para hacerlo no están establecidas de forma clara. Nadie nos ha dicho qué va a pasar con las personas cuando lleguen a la ciudad, si efectivamente van a recibir albergue, protección, comida, manutención, apoyo económico. Tampoco nos han dicho quién va a cuidar la finca, quién va a velar por nuestros intereses, por la protección de nuestros capitales, nuestros cultivos, nuestro ganado. Para nosotros no es viable evacuar en estas condiciones, a pesar del riesgo en el que podemos estar por estar tan cerca del nevado. Hemos decidido permanecer en la finca hasta que se establezcan unas condiciones que realmente sean apropiadas para poder salir.

Nevado del Ruiz: ¿cómo es vivir a 10 km del volcán?

Radio Nacional: Algunos ganaderos y agricultores del área de influencia del nevado han explicado que hay unas realidades materiales y técnicas que hacen imposible dejar abandonadas las fincas, los cultivos y el ganado, explíquenos eso.

Jorge Iván Padilla: Lo primero es que el ganado necesita estar en monitoreo y revisión diaria. Nosotros tenemos ganado lechero y esas vacas hay que ordeñarlas todos los días porque si no se enferman y si se enferman hay que tratarlas. Los cultivos requieren atención para la aplicación de abonos y químicos, y en caso de cosecha hay que sacar los productos de allá. Eso requiere la atención de las personas. Hay también unas condiciones naturales, como la presencia de pumas, que en nuestra finca y en las fincas vecinas, han matado animales.


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Todos esos son costos y gastos que por ninguna parte se registran. Hay que cuidar los animales, las vacas, los terneros, los cultivos, la misma casa, lo que hay dentro de la casa, los elementos de trabajo. No es sencillo ni moverlos para otro lado, ni dejarlos abandonados. Las personas que viven allá se sienten más tranquilas y cómodas, a pesar del riesgo de estar tan cerca.

Radio Nacional: ¿Cuál ha sido el contacto con las autoridades y qué instrucciones les han dado?

Jorge Iván Padilla: El contacto con las autoridades se dio de forma telefónica. Llamaron a mi papá que es quien normalmente está en la finca. Seguramente intentaron comunicarse varias veces porque la señal es intermitente. No nos han hecho visita de forma presencial. En la llamada solicitaron el censo y nada más.

En la finca permanecen el mayordomo con su esposa, sus dos hijos que son menores de edad, más el ordeñador y dos personas del campo. Son personas de otros municipios que no quedan cerca. Hay gente de San Félix (Salamina), de Aguadas, de Santa Isabel (Tolima), o incluso algunas personas de Nariño. Para ellos no es viable evacuar, ni desde el punto de vista económico, o logístico. Ellos decidieron que están más seguros en la finca, pendientes de la radio, y confían en que en la radio les alcanzarán a informar si deben evacuar para moverse a algunas de las zonas que por condiciones naturales les pueda brindar protección.

Radio Nacional: Entiendo que hay cuevas y sitios de resguardo natural, ¿funcionaron esas condiciones en el 85 o qué pasó en esa oportunidad?

Jorge Iván Padilla: En el 85 quedamos aislados, no había forma de movernos, la carretera no quedaba cerca. En esa época lo que pasó fue que hubo lluvia y demasiada ceniza. Tuvimos una capa enorme de ceniza sobre la finca y no pasó nada más, por fortuna. Eso ocasiona que las personas se sientan tranquilas y que piensen que lo más probable es que haya una caída de ceniza, y a eso ya estamos acostumbrados, no nos genera novedad.

Las condiciones que hemos establecido dentro de la finca es que hemos ubicado unos puntos posibles de protección natural, porque donde estamos es una zona totalmente descubierta en línea recta hacia el nevado. En un caso hipotético de que lleguen a caer rocas o elementos que vayan por el aire pues simplemente no tendríamos protección.

Para eso hemos establecido cerca de la casa, donde hay accidentes naturales, cuevas, y zonas que la naturaleza ha creado, en donde estaríamos protegidos de esos elementos, y que está cerca de la finca. Con un paso veloz nos tomaría entre cuatro o cinco minutos llegar allá. Nos toca movernos hacia esas cuevas y estar pendientes de la radio, no tenemos más. Si nos ponemos a esperar las llamadas al celular quedamos a todo riesgo. 

Nuestro medio eficiente, en este caso, ha sido la radio y nada más, y lo que naturalmente podamos escuchar o sentir: que alguno de la finca escuche una erupción, o un sismo que los despierte, pero no más.

Nevado del Ruiz: ¿cómo es vivir a 10 km del volcán?

Radio Nacional: ¿Se sienten seguros?

Jorge Iván Padilla: Mi papá se siente seguro. Está confiado en que por lo que ha pasado históricamente con el nevado, esto sea simplemente otra vez un activador normal y que no va a generar consecuencias tan graves como las de Armero.

También porque hay un mejor monitoreo del volcán. Incluso los campesinos y los que están en la finca, a veces, de forma atrevida piensan que es una exageración lo que están haciendo. Desde el punto de vista mío, considero que debido a la tecnología y al monitoreo sobre el volcán, tenemos una pequeña ventana de tiempo en la que podemos actuar para protegernos. Si llega a suceder algo que se salga de esa zona de control, pues ahí sí caemos en un espacio de incertidumbre en el que esperaríamos que las cosas no fueran graves, pero no más.

Radio Nacional: Hemos seguido la información de las autoridades, las indicaciones de que hay que evacuar, la solicitud de que solamente una persona se debe a quedar en cada finca; las soluciones propuestas tales como llevar contenedores que sirvan como refugio, llevar a los animales a las zonas más altas o más seguras de cada finca, consumir la carne de estos animales para disminuir el número de cabezas de ganado en la zona, ¿usted qué opina de esas propuestas y cuáles serían las mejores soluciones para los campesinos, ganaderos y agricultores de la zona?

Jorge Iván Padilla: Es muy importante mencionar que no se ha prestado la suficiente atención al caso y que estamos tomando decisiones en caliente. O sea, no tuvimos un espacio de tiempo para hacer planeación, para establecer zonas de protección, para establecer albergues, logística para las personas y los animales. 

Han pasado casi 40 años desde el 85 y la situación cambió solo en términos tecnológicos para el monitoreo del volcán, pero nunca se acompañó, se visitó, se llevaron estadísticas de la dinámica de las personas que viven cerca del nevado. Eso lo digo con toda seguridad para los departamentos que rodean el nevado, Tolima, Caldas, Quindío y Risaralda. 

Con el agravante de que hay zonas a donde es aún más difícil llegar y que ni siquiera se han asomado por allá, porque ni señal de móvil hay, ni facilidades para llegar a caballo, o caminando.

Desde la institucionalidad es claro que se ha hecho un ejercicio valioso de prevención, pero las condiciones que ellos conocen son diferentes a la realidad que se tiene y que se vive. Pedirnos que llevemos el ganado hacia la zona más alta es un chiste porque nuestro vecino es Parque Naturales y no podemos llevar el ganado allá porque ya pasamos a un problema de tipo ambiental. Mover el ganado a fincas de condiciones similares es muy difícil: no hay disponibilidad inmediata de terreno, ni de pasto, ni de agua. No es como pasarse de casa y ya.

Dejar una sola persona por finca, pues depende del tipo de finca. Hay fincas en donde hay que atender ordeños, cultivos. Una sola persona no puede ordeñar, llevar el ordeño, atender al mismo tiempo sus necesidades de alimentación y limpieza, así como las de los animales, por ejemplo.

Respecto de los contenedores y los albergues: esto tiene limitaciones de tiempo y espacio. Yo no puedo desplazar a mis trabajadores hasta un punto de estos, que quedan a casi dos horas de camino, y pedirle a un ordeñador que se levanta a las 2 o 3 de la mañana, que sume a su jornada una caminada de dos horas.

Los propietarios tienen un capital, una inversión, un esfuerzo de varias generaciones. Estas fincas son de las mismas familias desde hace muchísimos años y no es sencillo decirles que abandonen todo, sin decirles por cuánto tiempo. Hay que incluir más variables, hay que incluir más aspectos y hay que hacer una mejor evaluación de las posibles soluciones para que haya una viabilidad y sobre todo para que se lleve a cabo una buena prevención de todas las personas que están cerca del nevado. 

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