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Génesis: Los primeros pasos de la futbolista Carmen Rodallega

Sus primeros guayos no fueron un regalo de navidad ni de cumpleaños, ella se los compró con los ahorros de sus múltiples trabajos.

Por: Thomas Beltrán Lozano

Con apenas 7 años salía a jugar fútbol en las calles del barrio Alirio Mora Beltrán de Cali, sin importar que no hubiera niñas que tuvieran su misma pasión. Para ella no había problema jugar con los niños a pesar de las burlas que eso pudiera generar, porque siempre fue más importante cumplir el sueño de ser una futbolista profesional. Empezaba como portera, pero si su equipo iba perdiendo, salía del arco y se iba como delantera a buscar los goles que le dieran la victoria, porque eso sí, el espíritu competitivo de Carmen nunca ha tenido límites.

Sobre la cancha de sus inicios dice que era un ‘piedrero’ que le ayudó a desarrollar sus habilidades y apenas salían los torneos de hombres, no dudaba en ir a inscribirse así no tuviera guayos. De hecho, jugaba con los mismos zapatos que usaba para el colegio y para el diario vivir, porque no podía ser una excusa no tener todos los implementos, y si tocaba jugar descalza lo hacía con la misma convicción y profesionalismo como si tuviera unos guayos de marca.

Foto cortesía: Carmen Rodallega

Seguramente ese amor por el fútbol le llegó como un llamado de lo que hacía en su infancia su mamá, doña María Rodallega, una empleada doméstica que jamás dudó en apoyar a su hija. Doña María cuando era más pequeña llegaba del colegio, botaba los cuadernos y se iba con sus amigas a jugar fútbol y patear la pelota, en una época que según ella misma dice, no estaba en los planes de nadie que el fútbol femenino fuera a tener el reconocimiento de hoy en día y más teniendo en cuenta que en aquella época el machismo las hacía dudar de seguir con lo que más le gustaba. A Carmen por esta razón le corre el fútbol por las venas y seguramente no se veía haciendo otra cosa diferente.

"Cuando uno lleva algo en la sangre no hay nadie que se lo impida": María Rodallega, mamá de la futbolista.

Un clasificado en el periódico local le cambió la vida a Carmen Rodallega, allí se anunciaba que la Escuela de fútbol Sarmiento Lora, una de las más tradicionales de Cali, abría sus inscripciones para su escuela de formación en fútbol femenino. Doña María la llamó y le dijo que se preparara porque la iba a inscribir costara lo que costara y que tenía todo su apoyo para que fuera la mejor del país. No hubo mejor noticia para Carmen que empezó en la Escuela y cuando había plata se iba a la cancha en un jeep de esos que prestan transporte público o si no se iba caminando, pero siempre con la mejor actitud de estar haciendo lo que más le gustaba en la vida que era jugar fútbol.

"Era algo motivante, no tenía probelam en irme a pie a entreenar sino tenía para el transporte": Carmen Rodallega.

Como es costumbre para llegar a conseguir una trayectoria tan amplia como estar en selecciones Cali, Valle y Colombia, además de participaciones en Copa Libertadores femenina, un mundial y unos Juegos Olímpicos, ella tuvo que hacer muchos sacrificios y trabajar desde muy pequeña. Hoy en día recuerda con orgullo que tenía que vender chatarra y vidrios para conseguir algo de dinero y también que de ver pasar buses cerca de su casa, encontró una oportunidad de negocio junto a sus amigos para ser calibradora de ruta y ganarse unas monedas que le daban los conductores por informarles el tiempo que le llevaba el bus de adelante.

Toda esa capacidad y liderazgo para trabajar en lo que fuera, lo demostró años después en las canchas de fútbol porque ha pasado por todas las posiciones; desde arquera, delantera, extremo, volante y ahora lateral e incluso en sus comienzos también se le midió a jugar fútbol de salón con la Selección Valle, con la que a propósito experimentó su primer viaje fuera de Cali en un campeonato interdepartamental que se jugó en Sevilla, Valle del Cauca.

Sus primeros guayos no fueron un regalo de navidad ni de cumpleaños, ella se los compró con los ahorros de sus múltiples trabajos y hoy recuerda con la cabeza en alto y algo de nostalgia que le costaron 13 mil pesos y eran de color blanco.

Apoyo familiar

Su mamá dice sin vacilar que el partido que más recuerda de su hija fue uno que jugó en Pance con la Selección Valle frente a Norte de Santander. Lo recuerda tanto que responde sin pensarlo mucho que ganó Valle con un amplio marcador de 5-1 y que había mucha gente viendo a su hija y sus compañeras. Doña María ya habla como técnico de fútbol y se refiere a Carmen como “una jugadora con potencial que juega excelente”, palabras que ponen en duda su objetividad a la hora de hablar del talento de la única de sus cuatro hijos que explotó la herencia que les dejó.

Carmen tuvo una hija cuando apenas tenía 18 años, pero eso no truncó su sueño de seguir luchando por ser futbolista y aunque le dolía pasar lejos las fechas especiales, siempre tuvo el apoyo de su madre y sus hermanos para cuidar como suya a María del Carmen, ahora una joven que desde niña acompañaba a su mamá a los partidos.

Toda una generación que vive y respira fútbol, inspiradas primero en doña María y ahora en Carmen Rodallega, la cuota de experiencia y talento en los equipos que ha jugado y que en sus logros puede contar, el mayor número de veces vistiendo la camiseta de la Selección Colombia Femenina, una de las primera jugadoras en jugar en el fútbol del exterior y recientemente el título de la Copa Libertadores Femenina con el Atlético Huila. Una luchadora, que siente orgullo por una carrera que todavía no tiene límites.

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