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Milagro en el Guaviare | ¿Cómo sobrevivieron los hermanos Mucutuy a 40 días perdidos en la selva?

En lo más profundo de la selva se tejió un relato que no deja de ser triste: cuatro niños se extraviaron, pero, además, perdieron a su mamá en un accidente aéreo; así fue su travesía.
Milagro en el Guaviare | ¿Cómo sobrevivieron los hermanos Mucutuy a 40 días perdidos en la selva?
Crédito: Ejército Nacional
Angélica Blanco

Allí, entre la selva virgen del Caquetá y el Guaviare, la avioneta en la que seis indígenas (cuatro de ellos menores de edad) que huían de la guerra, se accidentó. 

En el siniestro fallecieron: el piloto Hernando Murcia, el líder Herman Mendoza Hernández y la mamá, guía y protectora de Lesly Mucutuy (de 13 años), Soleiny (de nueve), Tien Noriel (de cuatro) y Cristin Neriman (que cumplió un año estando en la selva). 

Ella, que tenía 33 años, vivía en el resguardo Los Monos, ubicado en Puerto Zábalo, y respondía al nombre de Magdalena Mucutuy. 

Su muerte dio inicio a una travesía que para los cuatro hermanos y para el Gobierno colombiano se convirtió en un reto, porque luego de encontrar los restos de las víctimas fatales, no tenían ni idea del paradero de los menores de edad; así inició una operación que terminó por convertirse en victoria. 

Presidente Gusvato Petro

Fue tan desafiante todo el proceso que cuando creían tenerlos cerca, se les escapaban entre las manos, por eso, en tierra, más de 110 uniformados e integrantes de organismos de socorro soñaban con hallarlos; más de 90 indígenas, apelaron a su sabiduría y a sus conocimientos del terreno con el mismo propósito y cinco caninos, expertos en búsqueda de personas, husmearon sin parar para dar con los pequeños.

En aire, 11 aeronaves, que sobrevolaron la zona durante 236 horas, lanzaron volantes, bengalas, 100 kits de supervivencia, hicieron perifoneos diurnos y nocturnos y activaron cámaras de reconocimiento térmico, todo para seguir la sombra de esta tragedia que se cernió entre desafíos de supervivencia que fueron superados, uno a uno por los hermanos Mucutuy. 

Ellos, Lesly, Soleiny, Tien y Cristin, armaron cambuches, comieron frutas, dejaron innumerables evidencias a su paso y sus huellas eran la prueba de que las 960 horas, que estuvieron selva adentro, fueron protegidos por la naturaleza. 

Entre tanto, su padre, sus abuelos y sus tíos, mientras lloraba la muerte de Magdalena, también les seguían los pasos junto a los rescatistas y el pueblo indígena que caminó en el marco de esta operación. 

Viejas creencias, apelan al poder que tienen los pueblos originarios, para darle fuerza a la espiritualidad con la que estas comunidades ven el mundo. En el murmullo indígena, que se extendió por el Guaviare y que llegó a los oídos de los colombianos que siguieron de cerca esta historia, siempre se creyó que estaban con vida, protegidos por la selva y por eso al proceso de búsqueda se le llamó ‘Operación Esperanza’.

La lideró el brigadier general, Pedro Arnulfo Sánchez Suárez, comandante de Operaciones Especiales de las Fuerzas Militares de Colombia, un hombre al que se le vio llorando en medios y con la mano en el corazón porque estaba seguro de que los iban a encontrar.

Niños Guaviare

Lo llamo y al otro lado del teléfono no deja de narrar lo feliz que se siente. Me cuenta que a los niños “los encontraron indígenas del pueblo Morui, del Amazonas, que estaban trabajando con una célula combinada, entre miembros de nuestro Ejército Nacional, comandos de las Fuerzas Militares y de la Defensa Civil. Fueron hallados hacia la zona occidente donde ocurrió el accidente, a unos cinco kilómetros”. 

“Milagro, milagro, milagro, fue la clave que le dimos a la operación para cuando encontráramos a los cuatro menores. Pero el milagro no era solamente haberlos encontrado, sino que estaban con vida”, me explica. Y es que la historia pudo ser distinta, pero no lo fue. 

Añade que “eran las 17:15 (es decir, las 5:15 de la tarde del 10 de junio del 2023) cuando nos reportaron a Bogotá que los habían encontrado. Los enfermeros de combate les brindaron los primeros auxilios y se activó todo un protocolo para su estabilización. Estaban débiles, les suministramos líquidos, nada sólido para que recuperaran fuerzas y en la noche, con bengalas, se orientó a un helicóptero del cual descendieron dos rescatistas” y procedieron a lo que sería el retorno de los pequeños a su mundo: el encuentro con familiares, con autoridades, con personal médico (un neonatólogo, un pediatra y dos médicos aeroespaciales) y con la vida fuera de la selva.

Poco a poco, luego del rescate, se supo que el tramo recorrido por las más de 200 personas que participaron de la ‘Operación Esperanza’ fue de 2.635 kilómetros, cifra que para un maratonista sería histórica.

Niños de la selva

Históricas como las horas que sobrevivieron en medio de la selva, en un bosque lluvioso tropical que ‘esconde’ la diversidad biológica más majestuosa del planeta tierra y más peligrosa para cuatro niños que en cualquier momento pudieron consumir alguna fruta venenosa. Este ecosistema además es una zona a la que difícilmente llega la luz solar (motivo por el que abundan los hongos) y es el hogar de animales salvajes y de grupos criminales que delinquen en la Amazonía colombiana; pero lo superaron, lo superaron todo gracias a su instinto.

¿Cómo sobrevivieron los pequeños en medio de una selva virgen?

“Creo que sobrevivieron por dos razones, una por la genética, porque son niños indígenas y estaban en su entorno y esto los hace más inmunes a ciertas enfermedades que se pueden adquirir en la selva, pero, por otro lado, por el conocimiento que tienen de la misma, lo que les permitió saber qué comer, cómo hacer un refugio, dónde quedarse. Son cosas que ellos aprenden desde muy pequeños”, me explica el comandante Sánchez Suárez. 

En los últimos cinco días se ha dado a conocer que la mayor de los hermanos recogía agua lluvia para mantener hidratados a los pequeños. Sin embargo, cuando se les encontró, ya estaban presentando dificultades para caminar, así lo relataron los indígenas que dieron con su paradero.

"Apenas me vieron, empezaron a llorar e iban a salir corriendo, pero yo les dije que estuvieran tranquilos, que eramos familia y que el abuelo, la abuela y el papá, los habían mandado a buscar. Cuando les dije esto, corrieron a abrazarme y el más pequeñito, que estaba acostado, cubierto con un toldillo, me dijo que tenía hambre", asegura Nicolás Ordónez Gómez, de la guardia indígena y uno de los hérosde esta historia.

Pero en mi camino por encontrar respuestas, también conversé con Juan Sebastián Mora Tafur, un hombre que, desde Mosquera, Cundinamarca, llegó a esta operación “por cosas de la vida”, dice. 

Estuvo ocho días interno en la selva, es guía canino e hizo parte de los dos voluntarios de la Defensa Civil que apoyaron a la operación. La otra persona fue Carlos Andrés Villegas.  

¿Cómo eran los días y noches en medio de la nada?

En su relato describe la selva como un lugar mágico, pero miedoso. “Huele a humedad, hace mucho calor y se encuentran animales de todas las especies. Teníamos un solo propósito: hallar a los cuatro niños. Nuestros días iniciaban a las 4:00 de la mañana, recogíamos el campamento, nos llevábamos el equipo al hombro, estábamos pendientes de nuestros caninos y así empezábamos la operación, cuadrante por cuadrante. Caminábamos en zigzag. Ubicábamos cintas amarillas en el perímetro y a las cintas les colgábamos pitos o silbatos para que los niños los usaran si pasaban por ahí. A las 4:00 de la tarde, armábamos nuevamente el campamento en donde estuviéramos y al otro día la rutina se repetía”. 

Defensa Civil GUAVIARE

Mora Tafur explica que de los cinco perros que hicieron parte de este proceso, dos de ellos fueron evacuados porque se enfermaron. Quedaron sus compañeros de viaje (los dos que envió la Defensa Civil) y Wilson, el canino que se volvió famoso al ser una pieza fundamental en el caso.

“De hecho, yo fui la última persona que lo vio hace siete días. Lo intenté llamar, pero no me hizo caso. Traté de cogerlo, pero no se dejó. Él lo ve a uno y se asusta muchísimo y sale corriendo y en la selva a más de cinco metros ya no se ve nada. Pero él sí está vivo. Está en la selva”, afirma.


¿Qué rol cumplió Wilson en la búsqueda? 

La directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf), Astrid Eliana Cáceres, le contó al país que Lesly, la mayor de los niños rescatados, le dijo que Wilson sí estuvo jugando con ellos. Es decir, este encuentro (entre Wilson y los niños) fue el primer contacto de estos indígenas, con un ser vivo luego de la muerte de su mamá. 

Según el comandante Pedro Arnulfo Sánchez Suárez, Wilson se perdió el 18 de mayo. Fue el primer perro que ingresó y es un canino experto en la búsqueda. Ellos, normalmente cuando ven a alguien extraño o a algo que no se le es familiar, se pierden. Eso es lo que pasó con él. Pero vamos a seguir. Ya estamos adaptado tácticas para poder encontrarlo. Queremos protegerlo, además, de toda la amenaza narcocriminal que hay en la zona", recalca. 

Wilson, el perro héroe

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¿Por qué no encontraban a los niños si muchas veces los tuvieron cerca?

En recientes declaraciones que dieron familiares que hoy acompañan a los pequeños en el Hospital Militar Central, ubicado en Bogotá, y que se recuperan no solo del impacto emocional de haber perdido a su mamá, sino también del desgaste físico de haber caminado distancias exageradas a la intemperie, con climas variables y ambientes peligrosos, detallaron que todo el tiempo estuvieron cerca y lo que hacían era esconderse. 
Su tío, Dairo Juvenal Mucutuy explicó que en el corto diálogo que logró con los niños, le contaron que estaban asustados y no era para menos. 

Escucharon todo el tiempo los mensajes que, por medio de perifoneos, llevaban la voz de su abuela materna a la selva. En su lengua, les pedía que no se movieran, que estuvieran quietos, porque los estaban buscando.

"Les daba miedo. Escucharon a los perros, pero se escondían en los troncos y en la maleza. Lo que hacían era correr", afirma.

Finalmente, Suárez, Tafur y Villegas, tres de los muchos héroes que incansablemente los buscaron, pueden decir que todo se logró. 

"Se siente una tranquilidad en el alma y una alegría de saber que hicimos lo correcto. De que tomamos decisiones responsables, coherentes y sensatas y definitivamente la fe mueve montañas. Hoy agradezco a los comandos y a los indígenas, porque sin ninguno de ellos esta historia se hubiera contado", concluye el comandante que lideró la 'Operación Esperanza', mientras que Sebastián y Carlos, con la voz entrecortada, afirman que esta es una experiencia inolvidable porque primó la vida. 

Por ahora, Lesly, Soleiny, Tien y Cristin, se recuperan en la capital del país, desde donde distintas autoridades han anunciado educación para lo que resta de sus vidas y apoyo, luego de la situación que los marcó para siempre: la pérdida de su madre, sus días en la selva y el haber sobrevivido 40 días siendo tan frágiles y pequeños. 

Por ahora, está pendiente que el Icbf defina si su padre o sus abuelos se harán cargo de su cuidado y manutención; esto luego de que los familiares de la mujer que falleció en el accidente y madre de los menores, denunciaran que el progenitor presuntamente los maltrataba. 

•    El dato: 

Se espera que el próximo sábado, 17 de junio, condecoren a quienes hicieron parte de la 'Operación Esperanza', un 

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