Colombia alcanzó a cierre de junio del 2025 una inflación del 4,82% y de nuevo la más baja inflación desde octubre del 2021. Como un respiro y también una alerta, algunos en los analistas la catalogaron como un balón de oxígeno para los colombianos, aunque con el diseño de decisiones que requieren condiciones muy difíciles de cumplir.
“Lo que significa que la inflación está bajando es que los precios están creciendo a una velocidad menor”, argumentó el economista Germán Darío Machado y aclaró que una inflación positiva también significa que el precio de los productos y servicios estaría creciendo, aunque a un ritmo más lento.
En la lógica, el descenso de 13,3% en Marzo 2023, mejorado a 4,82% actualmente es un avance aunque continúe por encima de la meta del Banco de la República, que espera se establezca entre 2% y 4%.
Una mejor lógica se explica con el desempeño de dos factores. El primero es la depreciación internacional del dólar. “El dólar ha perdido su valor en aproximadamente un 10% este año. Esto es beneficioso para nosotros ya que las importaciones se vuelven más baratas”, indicó Machado.
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La segunda consideración es una política monetaria interna: el Banco de la República comenzó a reducir gradualmente su tasa de política en 2021, alcanzando 9.25% a mediados de este año. Esta política, aunque dolorosa para el crédito y el consumo, ayudó a desvanecer las expectativas inflacionarias.
Andrea Ríos, la jefa de investigadores macroeconómicos de Anif, coincide en que esto es una sorpresa positiva y señala la importancia de los precios de los alimentos y los precios bajo control gubernamental en el resultado de junio.
El colapso del precio de las papas, que disminuyó un 13.79% mensual, junto con la caída en el costo de la electricidad ayudaron al IPC para el mes y en particular ayudaron a la baja inflación.
¿Hay posibilidad de mantener la inflación en ese rango?
Las suposiciones iniciales para el segundo semestre parecen estar nubladas con dudas. Por su parte, Machado afirma que el país podría oscilar entre 4.5% y 4.8% con una posible estimación de fin de año de 4.6%. “Eso, sin embargo, es válido solo si se cumplen una serie de condiciones, las cuales actualmente están a nuestro favor”, advirtió.
El primero contempla un dólar sin modificaciones o en descenso, precios de alimentación asequibles, un control sobre el aumento en los arriendos que están rezagados por años de inflación, y que el precio de la energía y el gas, así como otros servicios públicos, no se incrementen de manera brusca.
Ríos es más cauta. Advierte que el componente de alimentos “es volátil” y mucho puede influir sobre el clima. También menciona que algunos arrebatos de inflación estacional en julio y septiembre, en los meses de 2024 donde se dieron inflaciones en cero, podrán generar un efecto de arrastre que los supere.
A esto, menciona el comportamiento de la tasa de cambio “y la depreciación acumulada que hay en el peso por la inflación consiguiendo presionar el precio de bienes en el segundo semestre de este año”.
¿Qué puede pasar si la inflación aumenta de nuevo?
Un aumento repentino podría hacer que se alertan directamente la tasa de interés, el acceso al crédito, y la reactivación de la economía. “Cada vez que el dólar sube, cada vez que la gasolina sube, eso nos empuja a la inflación al alza”, ratificó Machado.
También mencionó los efectos que podrían causar los fenómenos como el cambio climático, el aumento de la inflación en los arriendos que están basados en inflaciones de áridos.
Ríos enfatizó que "el Banco de la República necesita ver la inflación disminuyendo de manera sostenida para continuar reduciendo las tasas de interés.” Este es un aspecto crucial de la estrategia monetaria: si la inflación vuelve a aumentar, el Banco no podrá estimular la economía mediante tasas de interés más bajas como se espera que ocurra hacia finales de año (posiblemente hasta el 8%).
¿Cuándo volveremos al 3%?
Los expertos están de acuerdo: 2025 no es el año en que veremos la marca del 3%. Para Ríos, “Alcanzar una inflación del 3% este año está fuera de discusión y no lo vemos ocurriendo en 2026 tampoco. Quizás si todo sale bien en 2027 podríamos considerarlo.” Esto se basa en el hecho de que la mayoría de los componentes del IPC continúan manteniéndose por encima del 4%, lo que significa que se requiere una reducción sostenida y generalizada para alcanzar el objetivo del Banco Central.
La inflación está dando un paso positivo hacia el control, pero el camino para mantener esta tendencia es estrecho y difícil. La moderación de los precios de los alimentos, la estabilidad del tipo de cambio y cómo se manejan las tasas de interés serán cruciales durante la segunda mitad del año.
Al mismo tiempo, los hogares colombianos más vulnerables están sintiendo algo de alivio, que aún necesita ser reforzado.
Finalmente, Machado señaló que, "esta es una buena noticia para el bolsillo, pero todavía estamos lejos del objetivo”. Ríos agregó, “Necesitamos que todos los componentes continúen disminuyendo para considerar realista un objetivo del 3%.” Una advertencia contundente: está bien celebrar la cifra de junio, pero mantente con los pies en la tierra.