Gobierno Petro defiende el fortalecimiento del salario mínimo como motor de la economía
Durante el mandato del presidente Gustavo Petro se han presentado diversas resistencias frente a las remuneraciones y derechos laborales de los trabajadores colombianos. De acuerdo con el enfoque progresista del gobierno, se han impulsado medidas para fortalecer los ingresos de los trabajadores, a pesar de que voces de la oposición insisten en que se deben sacrificar las remuneraciones para reducir los costos de las empresas.
La apuesta por un salario mínimo vital
Existen diversas formas de reconocer económicamente el trabajo realizado por las personas. Una de las más sencillas es valorar el tiempo ocupado en las actividades laborales y los productos realizados con el trabajo. De esta forma, todo lo que produce un trabajador se debería representar en dinero, el cual correspondería a su remuneración.
Sin embargo, de lo que produce el trabajador también hay que pagar otros costos como los materiales o insumos, los servicios, el arriendo y/o mantenimiento del lugar de trabajo, el valor del mercadeo y ventas y las ganancias de los empresarios. Por tanto, el salario del trabajador es menor que el valor de toda la producción que ha realizado.
¿Qué tanto puede reducirse este pago? Dado que los trabajadores suelen tener menores capacidades de negociación porque dependen del trabajo para su subsistencia y sostenimiento de sus familias, en la práctica, es difícil que se nieguen a trabajar cuando los salarios son muy bajos, pues esta condición es preferible al desempleo.
Por tanto, en las sociedades democráticas se han establecido medidas para proteger a los trabajadores y garantizar remuneraciones justas. Una de las medidas más conocidas es la del salario mínimo, que es una referencia por debajo de la cual no se deberían contratar trabajadores, y que debe prevalecer cuando existen condiciones de formalidad (esto quiere decir que se cumplen todos los requisitos legales para contratar el trabajo).
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Así visto, el salario mínimo se establece como una proporción de la producción y su aumento, como en el caso colombiano, dependerá de las variables macroeconómicas, que son medidas que describen la situación de la economía: inflación, productividad, crecimiento, entre otras.
A pesar de que se tiene en cuenta el costo de vida, lo principal es acoplar el salario a las expectativas sobre estas variables. Por tanto, existe una diferencia entre el salario mínimo y el salario mínimo vital, aunque en algunos casos puedan llegar a coincidir.
El salario mínimo se puede entender como el menor precio que se admite para pagar por el trabajo, teniendo en cuenta la producción, mientras que el vital es la cantidad de recursos necesarios para adquirir los bienes y servicios que son imprescindibles para tener calidad de vida.
Como ejemplo de esta diferencia puede tomarse el caso de los alimentos. Un salario mínimo debe permitir comprar comida, pero no necesariamente, que esta sea saludable y suficiente, tal como corresponde al caso del salario mínimo vital, en el que se establecen condiciones de calidad para estos bienes.
En la actualidad, el servicio de internet es fundamental para estudiar, para algunas funciones en los trabajos y sobre todo para comunicarse y socializar. Puede ser que el salario mínimo no permita adquirir este servicio o tenerlo sin suficiente cobertura para las necesidades del hogar. En el caso del vital, se debe incluir el valor de un cubrimiento adecuado de este servicio.
Aunque se lograran los costos más bajos, si no hay ingresos suficientes, las empresas verán afectada su rentabilidad
En la práctica, el debilitamiento de los salarios no ha representado mejores oportunidades para las empresas. De hecho, desde los noventa se han venido tomando decisiones restrictivas sobre las remuneraciones y se han perdido derechos laborales, pero el sistema productivo del país continúa teniendo un limitado desarrollo.
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De hecho, en la primera fase de la aplicación de las medidas neoliberales, a la par que se golpeaban los ingresos de los trabajadores y que se disminuyó la estabilidad laboral, varias empresas quebraron por cuenta de la apertura económica. Los bajos salarios no pudieron compensar las pérdidas en las ventas que representó la exposición del sistema productivo a este tipo de medidas.
Por el contrario, y bajo enfoques alternativos de la economía, los mayores ingresos de los trabajadores pueden impulsar a las empresas, ya que con estos recursos se demandan más bienes y servicios, con lo cual se van incrementando las ventas. Esta premisa se ajusta al caso colombiano, ya que, en los años recientes, la economía va bien y los salarios se han fortalecido.
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Representantes empresariales se han pronunciado a favor del fortalecimiento de los salarios a pesar de la postura contraria de algunos gremios
Los líderes gremiales que han estado en la negociación del aumento del salario mínimo para el 2026 se han resistido a acordar el porcentaje en un valor entre el 10 y el 16 %, argumentando que es demasiado alto. Es por esto que, desde el gobierno nacional, se está anticipando que la cifra definitiva tendría que ser emitida por decreto.
Sin embargo, no todos los empresarios comparten la idea de que se debe limitar el aumento al nivel más bajo posible. Entre estos puede citarse al vallecaucano Maurice Armitage, quien se desempeña en el sector siderúrgico y se ha pronunciado varias veces sobre este tema, indicando que “quienes tenemos dinero debemos cambiar de actitud” y que “si la gente gana más, todos progresamos”.
El CEO de una de las más importantes empresas del país, en el sector de insumos para la construcción, Christian Daes, también se ha pronunciado a favor del fortalecimiento de los ingresos de los trabajadores, pues lo considera favorable para mejorar el consumo y la productividad, con impactos positivos sobre la economía, pues indica que el mayor poder adquisitivo dinamiza los mercados.
Al respecto, la organización Foro Económico Mundial expone que los salarios dignos fortalecen las empresas, a la vez que contribuyen a la disminución de la pobreza, pues en el mundo, muchas personas que están vinculadas al mercado laboral siguen estando bajo las líneas de pobreza, y a pesar de que reciben ingresos salariales periódicamente, tienen problemas para dotarse de bienes básicos y para “llegar a fin de mes”.
De esta forma se comprende que, los salarios bajos frenan el crecimiento económico y representan una situación injusta e insostenible. Para las empresas, los salarios dignos son una inversión, ya que los trabajadores son el talento humano que hace la diferencia en los procesos.