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Taxista superó el hambre de su casa y ahora quiere ser locutor

“Conocemos el hambre, estamos acostumbrados al hambre: sentimos hambre dos, tres veces al día. Pero entre ese hambre repetido, cotidiano (...) y el hambre desesperante de quienes no pueden con él, hay un mundo”. Martín Caparros en El Hambre.
Taxista superó el hambre de su casa y ahora quiere ser locutor
Crédito: Colprensa
Radio Nacional de Colombia

Juan Carlos Espinosa nació hace 41 años en una familia sin oportunidades. Su mamá, con siete niños a cuestas, salía todo el día para conseguir el sustento diario, mientras su hermana mayor, Ana María, los cuidaba. En esa lucha por sobrevivir, Nury, la más pequeña, ‘no aguantó el trajín del hambre’ y murió cuando apenas había cumplido un año.

Históricamente Colombia ha sido un país atravesado por la desigualdad. Según un estudio, publicado a mediados de 2021 por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos -OCDE-, se necesitan once generaciones para que una persona nacida en una familia de escasos recursos pueda alcanzar el nivel de ingresos medios de la sociedad colombiana. Es decir, de 220 a 330 años.

Esto significa que nacer en la escala social más precaria -en un país que además enfrenta un conflicto armado interno- es prácticamente una condena de muerte, pues la situación que enfrentó Juan Carlos en su infancia no es muy diferente a la actual. 

En febrero de 2022, la Asociación de Bancos de Alimentos de Colombia -ABACO- reveló que el 54,2 % de la población vive en inseguridad alimentaria, condición que padecen las personas cuando -como lo describe la FAO- carecen de acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para el crecimiento y desarrollo.  

“El desayuno de nosotros llegó a ser una aguadepanela con galletas saltín (...) y un almuerzo era de pronto una sopita con una sustancia de hueso y, en ocasiones, volver a poner ese mismo hueso en otra sopa”, recuerda Juan Carlos Espinosa. 

Aunque el problema del hambre en Colombia viene de atrás, la pandemia del covid-19 lo agudizó. La última encuesta de Pulso Social -adelantada por el DANE el año pasado- advirtió que cerca del 31 % de los colombianos, aproximadamente tres de cada diez hogares, no puede comer tres veces al día. 

Situación acompañada por el encarecimiento de los alimentos, en un territorio que produce leche, mango, lima tahití, carne bovina y aguacate Hass para exportar. 

Después de superar el hambre, Juan Carlos empezó a soñar. Con la llegada del play station a Colombia, cuando tenía 15 o 16 años, comenzó a pensar que podría convertirse en locutor. Sin embargo, un embarazo no deseado lo llevó por una infinidad de empleos, hasta que terminó conduciendo un ‘amarillito’. 

Conozca todos los detalles de esta historia en ‘Permitido soñar’, el onceavo capítulo de Relatos Amarillos, en www.rtvcplay.co o en su agregador de pódcast favorito.

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