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¿Pueden las noticias falsas influir en el resultado de una elección?

La respuesta corta es que sí. Y sus impactos se convierten en un riesgo y una amenaza para la democracia.
Yaneth Jiménez Mayorga

Las noticias falsas que abundan especialmente en los medios sociales se han convertido en uno de los temas más complejos de abordar en épocas electorales. En Radio Nacional hablamos con Emerson Devia, docente e investigador de la Facultad de Economía y Desarrollo Sostenible de la Universidad de La Salle, experto en comunicación y educación, sobre cómo estas pueden afectar la decisión de los votantes. Esto nos dijo: 

¿Pueden las noticias falsas influir en el resultado de una elección? 

Sí, especialmente en una democracia como la colombiana donde a través de las noticias falsas se busca modificar la opinión pública y desde allí influir de manera directa en el comportamiento colectivo de forma instantánea y viral. Se difunden contenidos que buscan engañar al electorado, y en muchas ocasiones se promueven discursos de odio. Vale la pena señalar que el objetivo de las noticias falsas es impulsar contenido pseudoperiodístico en los medios de comunicación con fines de desinformación e infoxicación. 

¿Qué responsabilidad tienen los líderes políticos frente a este fenómeno cuando ellos mismos o desde sus campañas difunden información falsa o no verificada? 

La responsabilidad es toda. El hecho de ser una figura pública exige una responsabilidad sobre la información y la difusión de argumentos, más aún cuando sus pronunciamientos cobran especial relevancia en el ejercicio político del electorado, incluso, es obligación de los líderes o de sus equipos de comunicación y prensa verificar y comunicar de manera ética a su candidato. 

Ahora bien, no podemos desconocer que la desinformación y la infoxicación desde el origen de los tiempos son usadas como estrategias de comunicación política y electoral; en ese escenario, es importante también llevar la agenda pública y dar el debate sobre la ética y el fomento de la legitimidad de esa información. 

¿Existe alguna regulación en Colombia acerca del tema?

Una ley con esas especificidades en torno a la regulación no existe ni siquiera a nivel mundial. Hemos visto autorregulación en plataformas como el caso de Twitter y Facebook, pero nada más allá. En el país ha habido casos en los que se ha logrado restablecer el buen nombre de algunas figuras públicas, con sentencias de las Cortes en temas de difamación, pero no frente a temas de ‘fake news’ o de desinformación.  

En el caso particular de Colombia, actuamos bajo el Artículo 20 de la Constitución Política de 1991 que señala que se garantiza a todas las personas la libertad de expresar y difundir sus pensamientos, opiniones, informar y recibir información veraz e imparcial, y -un elemento central- que es el derecho a fundar medios de comunicación, un aspecto al que se debe prestar especial atención, dado que pensaríamos que esto supone un ejercicio libre, responsable y ético. 

De otra parte, actualmente en la Cámara de Representantes cursa un proyecto de trámite de comisión sobre alfabetización mediática y digital que busca promover, desde la educación básica y media, acciones que mitiguen los impactos de la desinformación, a favor de temas como la posverdad y la veracidad de información bajo cinco grandes criterios: la información de contexto, la credibilidad de la fuente, la construcción del contenido, la corroboración y la comparación de la información.

¿Cómo afecta la difusión de información falsa la confianza de los electores? 

La afectación se da en varios frentes: uno, es que hay una deslegitimación de la democracia, la afectación al debate del electorado y de lo público; dos, la pérdida de credibilidad de los medios de comunicación; tres, el ascenso de ideologías populistas que sabemos el daño que hacen a los ejercicios de decisión libre en el marco de la democracia; cuatro, las transgresiones al ejercicio de la democracia; y finalmente, afectaciones en asuntos de orden económico y social. 

¿De qué manera pueden los electores identificar que una información es falsa y qué medidas se pueden tomar para evitar la desinformación? 

Yo creo que hay cinco grandes claves: uno, analizar la fuente de las noticias que estamos consumiendo, es decir, identificar la veracidad y pertinencia de esa información en función del contexto y la conversación electoral; dos, tener un acto de corresponsabilidad: evitar compartir y reproducir información que solo tiene pantallazos de cuentas de redes sociales; tres, tener especial cuidado con los perfiles anónimos o no identificados, dado que se crean justamente como escenarios para la desinformación. 

En cuarto lugar, sugiero analizar los perfiles de información y las fuentes antes de confiar nuestro ‘like’ o ‘retweet’. Esto implica identificar quiénes son las fuentes de las que recibimos la información y con las que vamos a interactuar. 

Finalmente, desarrollar acciones de opinión bien informada, crítica y estructurada, lo que supone argumentar y contrastar fuentes para verificar la información. En Colombia tenemos portales como Colombiacheck que se encargan de verificar fuentes y noticias que circulan en el ambiente nacional y sobre todo en torno a las elecciones.

¿Está la democracia perdiendo la batalla contra la desinformación? 

Creo que sería apresurado decir que se está perdiendo la batalla, sin embargo, hemos visto cómo la desinformación ha posicionado, enfrentado, desestabilizado, manipulado y hasta mantenido estructuras políticas, políticos y sociedades en general. Reconocemos que la desinformación es una amenaza real a la democracia. Tan es así que se han creado acuerdos para combatir la propagación de la desinformación y las “agresiones digitales”. Es lo que algunos han denominado el juego limpio en el ejercicio transparente de la comunicación política.

En el caso de Colombia, incluso la Misión de Observación Electoral publicó en su mapa de riesgos sobre las próximas elecciones factores de comunicación que generan alerta en relación con los discursos de odio, estigmatización, polarización, noticias falsas y posverdad. Adicionalmente, hace una relación directa entre indicativos de violencia y la transparencia en la seguridad del proceso electoral y la debilidad institucional desde la perspectiva, justamente, de la conectividad a internet. 

Hay multiplicidad de factores y más en un contexto como el colombiano con grandes brechas e inequidades, entre otras cosas. La desinformación es uno de esos elementos en el análisis multidimensional de lo que representan las elecciones en Colombia. 

En la discusión sobre noticias falsas es importante generar una conversación en torno a la necesidad de contrarrestar fuentes falsas y desde aquí tener comportamientos éticos, o por lo menos preventivos, sobre el consumo y la producción de información, más si se trata de las elecciones.  

 

*El profesor Devia hará parte del grupo de invitados-junto a Jonathan Bock, Director Ejecutivo de la Fundación para la Libertad de Prensa, FLIP, y José Felipe Sarmiento, subeditor de Colombiacheck- que tendremos el próximo martes 1 de marzo a las 7:00 p.m. en nuestro Twitter Space en el que profundizaremos sobre cómo las noticias falsas y la desinformación pueden incidir en las próximas elecciones en Colombia.  

 

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