Transcurridos ya lo 40 días de rigor de la cuarentena que tras el confinamiento obligatorio nos hemos visto forzados a guardar, y a sabiendas de que la ansiada normalidad tal vez se suscriba a la lista de situaciones tan probables como visitar Neptuno, encontrar el origen del arco iris o viajar a través del tiempo, las estrategias y dinámicas de vida han empezado a cambiar dramáticamente, desde la mera cotidianidad hasta el ejercicio de los oficios y profesiones.
Transcurridos ya lo 40 días de rigor de la cuarentena que tras el confinamiento obligatorio nos hemos visto forzados a guardar, y a sabiendas de que la ansiada normalidad tal vez se suscriba a la lista de situaciones tan probables como visitar Neptuno, encontrar el origen del arco iris o viajar a través del tiempo, las estrategias y dinámicas de vida han empezado a cambiar dramáticamente, desde la mera cotidianidad hasta el ejercicio de los oficios y profesiones.
En el caso de los músicos y la música, una disciplina tan sensible y particular cuyo ejercicio supone vínculos, asociaciones, agrupaciones, conjuntos, multitudes, la creatividad e innovación se han convertido en cualidades indispensables, más allá del ámbito íntimo en donde habita la musa inspiradora. Condiciones que muchos de nuestros talentosos artistas han empezado a poner en práctica a través de diversas actividades, como nuestra invitada, la mezzosoprano Ximena Bernal, ampliamente reconocida por su versatilidad interpretativa, por su inquietud en torno a la enseñanza y por su curiosidad respecto a la universalidad del canto.
Rápidamente Ximena se puso manos a la obra, dando lugar inicialmente a una interesante actividad de la cual nos cuenta: ‘‘Uno de los proyectos que surgieron de forma muy hermosa fue un encuentro los domingos, que hice durante un mes, y que llamé ‘Canciones sagradas del mundo’, en donde estuve invitando artistas y no artistas de diferentes lugares a compartir música’’. Fue así como se reunió de manera virtual con personas de Marruecos, Japón, India, Italia, Francia, Canadá, Estados Unidos y Colombia, compartiendo diferentes géneros de música. ‘‘También he estado en estos tiempos volviendo a lo esencial, donde todo empezó para mi que fue cantando y tocando guitarra a la vez’’, relata Ximena, virando su mirada durante esta charla hacia su motivación primera en la música.
Nuestra conversación cogió aliento existencial:‘‘Tienen que caer las viejas maneras, tenemos que empezar a discernir qué es lo importante por encima de qué es lo urgente, de conectarnos a la creatividad profunda’’, algo inevitable dadas las circunstancias únicas que todos estamos viviendo, sin excepción, y que el alma y el sentir de los artistas pone en una perspectiva particular. Y continúa: ‘‘Siento que este momento, más que nunca, nos invita a preguntarnos para qué hacemos lo que hacemos, qué es lo que queremos comunicar, si esto que estamos haciendo está sirviendo un bien mayor al individual’’.