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Así es la arquitectura muisca: un viaje ancestral al Templo del Sol

Hace 50 años, el ‘Templo del sol’ fue reconstruido por el arqueólogo boyacense Eliécer Silva.
Fotos: proyecto Nuestras Voces.
Proyecto Nuestras Voces.

Cientos de años antes de que los españoles construyeran su primera iglesia, el pueblo Muisca ya habitaba y edificaba en el territorio cundiboyacense. Su mitología, su lengua y toda su riqueza cultural sobreviven en sus herederos y herederas, quienes se han organizado en diferentes cabildos dentro de algunas localidades de Bogotá y en municipios aledaños con el objetivo de preservar su cultura y tradiciones ancestrales.

Para los muiscas la forma en la cual construían sus templos y casas estaba directamente ligada con su concepción de la vida, con los relatos de creación del mundo y con su cosmogonía. La serie minidocumental de ‘Nuestras voces’ presenta valiosas imágenes y entrevistas realizadas en Bogotá, Fómeque, Sogamoso y Sesquilé, antiguos territorios muiscas.

Según la tradición de este pueblo indígena, la primera casa del gobierno, el lugar más sagrado de conocimiento ancestral, se construyó por deseo de la Diosa Bachué y por obra de Chiminigagua. Esta construcción, así como toda su arquitectura está estrechamente ligada y en armonía con el universo. Por ejemplo, la forma en la cual se disponen la entrada y la salida de un templo, corresponden al amanecer y al ocaso del sol. En la cultura Muisca existen varios tipos de casas ceremoniales, cada una de ellas tiene una alineación astronómica diferente y guarda una cercana relación con los sitios sagrados naturales, como las diferentes lagunas de la región, en especial la fastuosa laguna de Guatavita.

Otro lugar sagrado es el ‘Templo del sol’, cuya edificación original fue devastada por un incendio en los tiempos de la Conquista Española. Hace más de 50 años fue reconstruido por el antropólogo y arqueólogo boyacense Eliécer Silva, luego de un importante hallazgo arqueológico en Sogamoso, que en muisca significa “La morada del sol”. Actualmente este templo reconstruido y otras réplicas de la arquitectura muisca pueden ser vistas en el Museo Arqueológico de Sogamoso, que es dirigido por Margarita Silva, antropóloga e hija de Eliécer. En este sitio se busca revivir la memoria ancestral y resaltar la conexión profunda que tiene la arquitectura muisca con la naturaleza y el universo.

Para las y los miembros actuales del pueblo Muisca, la construcción de sus viviendas se ha alineado con los tiempos modernos y la mayoría vive según los mandatos arquitectónicos del mundo contemporáneo. Sin embargo, algunos jóvenes como Jorge Yopasá y Ángela Niviayó, del cabildo de Suba, buscan construir una casa bajo los preceptos arquitectónicos originales de su pueblo. Con este ejercicio y con huertas tradicionales, se proponen multiplicar el conocimiento de su pueblo en la juventud muisca que vive en el casco urbano de Bogotá. Para ello hacen uso de métodos y materiales con los que sus ancestros construían: el guayacán que sostiene la casa, el barro que unifica, y el tejido, como un modelo que trasciende a la ropa y las mochilas, que trenza casas y templos.

La importancia de la arquitectura muisca no radica solamente en su peso cultural y en formar parte de la identidad de nuestros pueblos originarios, también se vislumbra como una solución a los problemas ambientales derivados del modelo de construcción contemporáneo. Por una razón u otra, resulta vital mantener viva la memoria de estos antepasados, una huella que continúa vigente en nuestros rasgos físicos, en nuestro lenguaje, y en la riqueza natural que compartimos desde hace miles de años.

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