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“El arte es más fuerte que un misil”: Antonio Castañeda

Primera parte de la historia de este artista que ha dedicado su vida a las personas en situación de discapacidad por culpa del conflicto armado.

“El arte es más fuerte que un misil”, dice el maestro Antonio Castañeda mientras ríe, con esa particular sonrisa de quien está en paz consigo mismo y con el mundo.

Desde su hogar, que sirve de vivienda para personas desplazadas o con alguna situación de discapacidad, hasta el resto de su vida, los ha dedicado para dar a las víctimas del conflicto su mano y las herramientas para reintegrarse a la sociedad.

“Lo más difícil en el conflicto es el perdón. En especial, en las víctimas en situación de discapacidad física. Sin embargo, a través de todos estos años, he visto que cuando logran hacer todo el proceso artístico, pueden llegar al perdón. El arte es como un borrador que ayuda a que ellos eliminen esa parte de su historia y quieran construir una nueva”, indica este artista colombiano.

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En su taller tiene gran parte de la obras que le han permitido llevar su mensaje a diferentes países y públicos, buscando visibilizar este tipo de problemáticas, que requieren la atención de todos aquellos que están comprometidos con la paz.

“El arte permite fortalecer el tejido social que se forma con las personas que fueron víctimas del conflicto, en este encuentran una forma de expresar todo lo que han sentido por culpa de la guerra sin buscar venganza o hacer daño de alguna otra manera”, señala.

Antonio tiene una colección que, a este punto, ya hace parte del patrimonio histórico del país.

Dentro de todo lo que este artista hace por el país, dos obras llamaron mucho mi atención: “Su autógrafo por la paz”, un lienzo que contiene firmas de muchas personas comprometidas con la paz; firmas que van desde la de un habitante de la calle, hasta la del mismo presidente Juan Manuel Santos, pasando por delegados extranjeros, actrices y otras figuras públicas.

Y su obra de investigación y trabajo de arqueología social “Huellas de víctimas del conflicto armado”, un cubo de acrílico que contiene zapatos que tuvieron que dejar atrás innumerables desplazados por la violencia, para recordarnos que toda acción tiene su huella en el país.

La historia de Antonio está llena de anécdotas como por ejemplo la Fundación Prodisca, con más de 20 años de funcionamiento o la carta que recibió de la Reina Isabel en agradecimiento de su labor o incluso las personas a las que ha ayudado y lo ven hoy como un padre. Todo esto lo podrán conocer en la segunda parte de esta nota.

“Dormía y soñaba que la vida no era más que alegría. Me desperté y vi que la vida no era más que servir… y el servir era alegría”, Rabindranath Tagore.

Escuche más sobre Antonio aquí.

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