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Gridel Antonio, el voceador de notas

Su nombre es Gridel Antonio Galvis Patiño, sin duda alguna es un hombre sencillo, alegre y espontaneo, dueño de una tímida y contagiosa sonrisa; y de una sensibilidad musical inigualable.

Por: Juan Ricardo Pulido.

Recuerdo bien esa mañana. Viajaba en compañía de Miguel Ángel Cortes, encargado de la parte digital, y Fausto García Calderón, mi contertulio para esos días. Llegamos al municipio de Pelaya resistiendo la inclemencia del sol, y tan inadvertidos como pueden serlo unos ‘rolos’ en el departamento del Cesar. Habíamos dejado Aguachica hacía 47 minutos, veníamos por la Ruta del Sol, la misma que estábamos recorriendo desde Puerto Salgar y que 467 kilómetros después atravesaba Pelaya. Nosotros no pasamos de largo como la troncal, nos quedamos allí, buscando saludar a los oyentes.

Pelaya es un municipio del sur del Cesar, que limita a unos pocos kilómetros con el Norte de Santander. Su temperatura promedio es de 31 grados celsius, algo que para nosotros siempre significo unos cuantos grados más. Después de visitar la biblioteca municipal, nos desplazamos con la unidad móvil al costado occidental del municipio, al otro lado de la avenida principal. Allí nos saludaríamos por primera vez con él. Vestía un pantalón azul oscuro con tramado de discretas líneas verticales, camisa tipo polo blanca con líneas horizontales azul celeste, y un chaleco amarillo que llevaba como parte de sus labores. En su mano izquierda cargaba algunos periódicos de la región que aún no había logrado vender y en su mano derecha, su argolla y un saludo siempre listo.

Su nombre es Gridel Antonio Galvis Patiño, sin duda alguna es un hombre sencillo, alegre y espontaneo, dueño de una tímida y contagiosa sonrisa; y de una sensibilidad musical inigualable. Nos saludó cargado de emoción y por supuesto, sonriente pero siempre tímido. Estaba en compañía de Raúl Venecias ‘El Azulejo’, uno de nuestros más queridos oyentes y quien ya nos había hablado sobre su talento. En respuesta a asuntos técnicos, nos ubicamos en el antejardín de la sede de la emisora Innovación Estéreo. Jairo Jiménez y Héctor Londoño, nuestros ingenieros de sonido, ubicaron la unidad móvil para la transmisión del noticiero del mediodía y nos entregaron los equipos respectivos para la salida al aire.

Foto: Juan Ricardo Pulido.

Gridel Antonio dejó sus cosas en el jardín y se quedó conversando con nosotros. Nació en la capital del departamento, pero ha vivido 34 años en Pelaya, por eso se siente más pelayense que vallenato. Nos habló de las 21 canciones que ya le han grabado, y de las más de 300 que ha compuesto y que esperan por ser escuchadas. Nos compartió parte de su vida, de su familia, de las vivencias que han inspirado sus letras y especialmente nos habló de su vida artística, la que empezó hace poco más de 20 años y que ha dedicado en gran medida a la composición.

Eran las 11 de la mañana y por suerte, ya Gridel había vendido parte de los periódicos; aún tenía tareas pendientes, pero ante nuestra invitación no vaciló en acompañarnos. Conversó brevemente con uno de sus amigos, tomó una moto prestada, y se fue. Pocos minutos después comprendimos su partida. Había regresado con una guitarra y con total disposición para compartir su arte. Le acomodamos una silla, encendimos nuestra grabadora, y se prepararon los improvisados fotógrafos para registrar el momento.

Gridel tomó la guitarra con su mano izquierda, la revisó y acarició con la otra. La deslizó sobre las cuerdas y se acomodó en la silla roja que nos habían prestado. Tocó la primera cuerda al aire y apretó suavemente la clavija correspondiente. Afinó el resto de las cuerdas, tocó unos acordes, carraspeó con el fin de alistar su garganta y dijo:

-Bueno esta canción que voy a interpretar, es una composición mía, se llama Pequeñas Diferencias…

El sonido de su guitarra nos llevó al silencio y la canción de inmediato se robó toda nuestra atención. Quedamos pasmados, atónitos, y en buen sentido sorprendidos. Las tareas quedaron a un lado, fuimos seducidos con sus canciones. Gridel tocaba su guitarra con las manos y cantaba con el corazón, interpretaba con el mismo sentimiento que seguramente le inspiró. Era eso, un gran interprete. La historia de la canción a todos nos llegaba, tenía un ritmo que contagiaba, un coro pegajoso, y rápidamente nos encontrábamos tarareando.

Después de que empezó a interpretar sus canciones, era casi imposible detenerlo.

Nuestra emoción era evidente al escuchar su talento. Es Gridel Antonio, su guitarra y su musa en una de las calles pelayenses. Sin parafernalia, con los periódicos y el chaleco a un lado, los espectadores éramos sus nuevos amigos. Queríamos aprovechar cada segundo para escuchar su música, su poesía hecha canción, su talento. Empezó con ‘Pequeñas diferencias’, luego nos compartió ‘Me duele el corazón’, ‘Mi Cumpleaños’, ‘Triunfó el amor’, ‘Es tarde’. Hubiéramos podido seguir allí sin considerar las horas. En verdad sus composiciones enamoran, pues Gridel Antonio Galvis Patiño es voz, música y mucho corazón.

Foto: Juan Ricardo Pulido.

Nos despedimos con la ilusión y la promesa de escucharnos, de volvernos a saludar, de disfrutar de unos mamoncillos y de algún atardecer cuando el cielo pelayense brille en los días despejados de la cordillera occidental; de compartir sus canciones, de que la radio toque sus canciones y de que muchos le escuchen, en este Relato.

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