Drexler es un gran enamorado de la bicicleta, siente que las ciudades se degustan caminando o andando en ese "aparato sofisticado" como él las llama. De hecho cuando está en Madrid, España, va a los ensayos montado en dos ruedas: “Cuando vas así , vas como lamiendo la calle, como acariciando la ciudad”, cuenta mientras mira por la ventana del hotel a una ciudad que se sumó el pasado martes a la jornada del día del No Carro.
Sobre la importancia de ser músico y el poder que tiene el arte para transformar, afirma que:
“ Para mí el verdadero poder del arte está en el dinamo emocional. Una canción es una espora que está viva, inerte durante mucho tiempo. Hasta que la vuelve a la vida otra persona, como la vuelve el agua a una espora. Para mí es el poder de las canciones, el poder de producir pequeños cambios en cadena, que va desde el cambio personal, desde la aprensión hasta la aprehensión de la realidad que te rodea. Hay que hacer un cambio a gran escala partiendo desde el individuo. “
Viajó desde España para dar por primera vez un concierto gratuito y al aire libre, siempre ha tocado en la ciudad en el Teatro Julio Mario y sus expectativas fueron cumplidas ante un multitudinario público que lo acompañó por más de una hora, repasando clásicos y canciones de su más reciente álbum “Bailar en la Cueva”, grabado en 2013, justamente en Bogotá.
“Para mí es un privilegio tocar en este contexto, tocar al lado de grupos como Aterciopelados. Uno le coge el pulso a una ciudad estando en la calle y le tomé el pulso tocando al aire libre. Bogotá y yo nos vamos a conocer más”.