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Cúrcuma, producto de transformación para comunidades indígenas

Estas familias rurales encontraron en esta iniciativa una oportunidad de mejorar su calidad de vida, al tiempo que comparten conocimientos.
José Luis Murillo

En Bellavista, cabecera municipal de Bojayá se encuentra la sede principal de la única empresa que existe para la transformación de productos agrícolas de este municipio, que es habitado por más de 12000 personas.

Esta iniciativa interétnica que nació en el año 2011, y de la que hacen parte 214 familias (114 indígenas y 100 afrodescendientes), agrupadas en la asociación de víctimas del conflicto armado y personas en situación de vulnerabilidad (ASOVIVU); y que es liderada por Edwin Allin Guardia y Baldoloino Dumaza, ya tiene su propia marca (CURCUMETO), llamada así porque se dedican principalmente al cultivo transformación de la cúrcuma.

“Este proyecto nació de una amistad muy bonita que tengo con Baldoloino un indígena del río Bojayá, yo recuerdo que un día le dije que porque no empezábamos a sembrar cúrcuma y le expliqué que era muy rentable, y él me dijo que si, y así empezamos. Al principio la gente no creía en nosotros, pero nosotros seguimos y ahora mire donde estamos”, cuenta Edwin Allín

Este tipo de iniciativas no se consiguen con frecuencia, dado que los grupos étnicos son tendientes al trabajo con personas de su mismo pueblo o comunidad racial.

“Este proyecto es muy bonito, yo recuerdo que cuando empezamos a sembrar, no había mucha semilla y los afros les regalaban la semilla a los indígenas, y así, se fue gestando algo muy bonito que contribuyó a la reconciliación”, expresa Edwin Allín.

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Estas familias rurales encontraron en esta iniciativa una oportunidad de mejorar su calidad de vida, al tiempo que comparten conocimientos.

“El indígena cuando siembra o arranca la cúrcuma lo hace en familia, porque el uno limpia la mata, el otro la arranca, el otro la despepita, el otro la lava y el otro la encostala; esto nos ha permitido a los afros aprender a trabar más organizados”, asevera Edwin Allín.

Además, asegura que esta y muchas otras iniciativas que hay en el territorio, requieren de inversiones encaminadas a la transformación de la materia prima y así poder dar un valor agregado a los productos.

Por su parte el étnobiólogo Baldoloino, quien oficia como vicepresidente de la organización (ASOVIVU), relata “para hablar de la historia de la cúrcuma es muy complejo, al inicio del proyecto al hablar de cúrcuma las comunidades indígenas pensaron que era cosa de otro mundo; a medida que fuimos investigando nos dimos cuenta quera una planta muy conocida y utilizada por los indígenas, ya lo tenían sembrado en su hogar con fines de uso medicina tradicional, ya que, con esta planta curamos diferentes clases de enfermedades; además es utilizado para colorear algunas artesanías que producimos”

A este conocimiento y uso ancestral, se suma la parte científica como complemento ideal de un negocio exitoso.

“Lo que no sabían era la otra importancia, que es nutricional, la transformación y generar ingreso; en la interacción con mi amigo cercano, Edwin Allin, profundizamos más en las propiedades de esta planta y decidimos promover cultivar por medio de una asociación que integraran los indígenas y afros, con fines de dar una salida a la situación económica, lo que resulto en un gran proceso reconciliador y en una experiencia única puesto que lo pudimos sacar adelante 214 familias agricultoras de Bojayá, hoy la mejor cúrcuma del país se produce en Bojayá, bajo el nombre de CURCUMETO” concluye Baldoloino Dumaza

Bojayá es un municipio de vocación agrícola, donde sus más de 12 mil pobladores a pesar de las dificultades diarias y la estigmatización, se levanta todas las mañas para abrirse paso hacían un futuro mejor.

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“Nosotros solo somos una muestra de que hay un Bojayá productivo, que hay un Bojayá que quiere salir adelante; un Bojayá que, si bien hubo un suceso, quiere ser reconocido como un pueblo que quiere transformar sus productos en su territorio”, revela Edwin, en lo que asegura es una constante de toda la región

Y Continúa hablando de los productos, que eventualmente pueden ser transformados y comercializados “En Bojayá no solamente hay cúrcuma, está el lulo, está el borojó, está el plátano; hay cantidades de productos que se pierden e incluso son pagados a precios irrisorios, porque no hay como transformarlos en el territorio”.

La calidad de sus productos les ha otorgado un reconocimiento y aceptación entre sus consumidores, tanto que están a punto de obtener el sello verde, debido a que toda la materia prima es cultivada orgánicamente.

“Los productos que sacamos son: aceite de limoncillo (Limonaria), aceite de cúrcuma y harina de cúrcuma, el aceite de limoncillo sirve para la gastritis, personas con problemas muy graves nos han dicho que después de consumir dos o tres frascos se han curado; porque él lo que hace es cauterizar la herida que la persona tiene en el estómago”, concluye diciendo Edwin Allín

María José Santodomingo, estudiante de Sociología y Ciencias Políticas de la Universidad Javeriana de Bogotá asegura que el consumo de estos productos ha contribuido a mejorar su calidad de vida, “mi familia y yo consumimos el aceite de cúrcuma que se produce en Bojayá hace más de un año debido a los múltiples beneficios que ha traído para nuestra salud, lo usamos como antiinflamatorio, preventor de enfermedades gástricas y en general ante cualquier dolencia tomamos Curcumeto como una medicina alternativa a las tradicionales”

En estos momentos quieren incursionar en el mercado de las bebidas con un vino de Obo, una fruta exótica parecida a la ciruela, para lo cual se están preparando con capacitaciones y la logística requerida.

Mientras tanto el Curcumeto, seguirá transformando las vidas de las comunidades indígenas de Pichicora, Salinas, Charco Gallo, Egoroquera, Unión Cuity, Playita, Chano, San Pichi y Aguacate, así mismo las de las comunidades afrodescendientes de, Pogue, Piedra Candela, Puerto Conto, Caimanero, Corazón de Jesús, Vera Cruz y Bellavista.

 

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