Pasar al contenido principal
CERRAR

¿Cuál es el panorama para el partido Farc?

El presidente del partido Farc, Rodrigo Londoño, ha expresado que la colectividad está dispuesta a enfrentar todas las dificultades.

Por: Manuel Arias Naranjo

A pesar de que una vez se conoció que varios excomandantes de las Farc, encabezados por alias ‘Iván Márquez’, ‘Jesús Santrich” y ‘El Paisa’ retornaban a las armas, el partido político Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común (Farc) rechazó este hecho y manifestó su irrestricto compromiso con los acuerdos de paz; para varios analistas consultados por Radio Nacional de Colombia es claro que la decisión de los disidentes afecta en algunos aspectos a la colectividad.

Para el columnista y exsenador del Centro Democrático, Alfredo Rangel, a pesar de que la mayoría de los dirigentes del partido Farc han manifestado su voluntad de continuar adelante en el proceso de reincorporación, la decisión de once excomandantes de rearmarse mina la credibilidad de los colombianos en el proceso de paz y, por ende, en el partido político surgido de los acuerdos.

“Yo creo que para el partido de las Farc también esto significa una pérdida de credibilidad y de confianza de parte de los colombianos que ven que un día los miembros del partido están en la legalidad y al otro día vuelven al crimen y a la violencia. Me parece que también hay un impacto muy negativo para ese partido, independientemente de la voluntad de algunos de sus miembros de cumplir todos los acuerdos de paz”, señala el excongresista.

Credibilidad que no está dispuesto a perder Rodrigo Londoño, presidente del partido Farc, quien en una carta enviada a los desmovilizados de la extinta guerrilla, hace una semana, señaló cómo la firma de los acuerdos y el cese de la lucha armada les abrió algún respaldo entre los colombianos.

“Haber comprendido eso, fue lo que nos permitió ganar los Acuerdos y la simpatía hacia nuestra causa de mucha gente que antes nos miraba de una forma muy distinta. Los que han querido siempre la guerra son los reaccionarios más radicales. Los revolucionarios, por el contrario, tenemos que levantar como principal bandera la lucha por la paz”, sostuvo.

No obstante, para el analista político y profesor universitario Fernando Giraldo, la afectación que los disidentes en armas pueden causar al partido político en términos reales no es muy grande, en la medida que, de por sí, la colectividad no ha logrado despertar entre los colombianos un amplio respaldo.

“Yo creo que la afectación que puede tener podría ser marginal en la medida que el partido ya tiene una base tan limitada, que es difícil que pueda seguir cayendo. Yo me atrevería a decir que lo que es hoy las Farc como partido político, ya medido electoralmente en las elecciones del año pasado, evidenció que cuenta con un apoyo electoral que se limita prácticamente a los militantes y seguramente a algunos simpatizantes y parientes de los vinculados a ese partido”, indica el académico, quien acota que la afectación se puede menguar si desde la cabeza de la colectividad de adoptan decisiones urgentes.

Sin embargo, para el investigador y director de la Fundación Paz y Reconciliación, León Valencia, el partido Farc debe emprender una fuerte labor pedagógica para demostrar que la mayoría de los reincorporados siguen firmes con la paz y agrega que el Gobierno debe impulsar este esfuerzo.

“Uno esperaría que la gente logre diferenciar entre los que se quedaron y los que se fueron, en realidad Timochenko, Carlos Antonio Lozada, Pastor Alape, Pablo Catatumbo son la mayoría de los líderes de ese partido que se han quedado en la paz, y han asumido una actitud valiente, han expulsado además a esos miembros y se han empezado a diferenciar completamente de los que se fueron, de manera que depende mucho de una labor pedagógica pública, abierta, en la que el Gobierno tiene un papel muy importante de proteger y mostrar que los que se quedaron le están cumpliendo a la paz”, indica.

La expulsión de los desertores

A pesar de que Rodrigo Londoño, en afirmó que “no se puede expulsar a quienes voluntariamente decidieron marginarse del partido”, para los analistas consultados esta sí es una medida que de alguna manera puede atenuar los efectos negativos que la decisión de los disidentes pueda causar hacia el partido político Farc.

Para el profesor Fernando Giraldo es necesario que las Farc “precipiten un pronunciamiento de expulsión abierta y formal, pues aunque los desertores ya no hacen parte del partido, los ciudadanos lo que quieren es recibir este mensaje, así sea a manera simbólica”.

León Valencia reporta que desde el grupo de desertores de las Farc ha habido una fuerte crítica en contra de quienes se quedaron en el proceso de paz, e incluso ha habido ataques armados a reincorporados.

“Si no hubiera mala intención, si no hubiera intereses políticos para golpear a toda esta gente que se quedó aquí en la vida civil, pues sería más fácil, porque los nuevos disidentes están tratando a estos de traidores públicamente, y la disputa ha sido muy dura. Ellos han atacado fuertemente a los que se quedaron, en algunas regiones los están amenazando y algunas agresiones ya se han dado entre los que se fueron contra y los que se quedaron. Eso podría mostrar que no hay tal combinación de las formas lucha y que hay una diferenciación clara de esos actores”.

Valencia comenta que “no obstante todas estas cosas le sirven a una corriente política y las van a utilizar, así no crean ellos mismos en ello”.

Por su parte, el profesor Fernando Giraldo afirma que las Farc podrían aprovechar la coyuntura y ser mucho más vehementes y claros en defensa de su compromiso con la paz. Aunque aclara que “existe un grupo grande de colombianos que no les creen así lo repitan 20 mil veces”.

El debate por el cambio de nombre

A pesar de que tanto Rodrigo Londoño, como los senadores Carlos Antonio Lozada y Sandra Ramírez, han expresado públicamente que este es un objetivo de la colectividad y que en el Congreso que el partido va a realizar en enero del próximo año, este es uno de los temas a analizar, para el analista Fernando Giraldo, este debe ser un tema prioritario.

“Deben corregir un error grave que cometieron hace dos años y deben hacerlo pronto antes que el daño sea mayor y es cambiar el nombre del partido, debido a que estos sectores que se retiraron fueron los que insistieron en mantener la sigla, que para la mayoría de los colombianos está ligada a crímenes y violencia”, puntualiza.

El docente explica que desde el punto de vista jurídico ese proceso va a ser difícil y lento, pero prevé que ese tipo de medidas pueden aminorar un poco los efectos negativos del rearme de los excomandantes y ayuda a desligarse de ellos.

En el mismo sentido opina el investigador León Valencia quien asevera que “ellos están en dificultades y tendrían que cambiar el nombre de ese partido, en la medida que los otros no lo van a hacer. Ellos tienen que cambiar el nombre para diferenciarlo de los que se fueron y que van a utilizar la sigla en la guerrilla, es un sacrificio que tienen que hacer a pesar de la historia, porque si no la confusión va ser muy grande”.

El panorama para la colectividad

Más allá de la decisión de Márquez y los demás disidentes de retornar a las armas, en reiteradas oportunidades el presidente del partido Farc, Rodrigo Londoño, ha expresado que la colectividad está dispuesta a enfrentar todas las dificultades y a luchar para lograr el respaldo de los colombianos, como lo ratificó hace una semana en su misiva a los desmovilizados de base:

“Desde el inicio de las conversaciones, mediante distintas circulares, expresé que la ruta emprendida no iba a ser fácil, que el Acuerdo de Paz no era un punto de llegada, sino un punto de partida. Tendríamos que luchar mucho para ganar el apoyo de la mayoría de los colombianos y colombianas, porque esa es la única forma de arrinconar a los enemigos de la paz”, escribió.

Sin embargo, para los analistas consultados, el partido Farc, como fuerza política, no ha logrado estructurar un respaldo popular fuerte como en su momento consiguió el movimiento político, surgido de la desmovilización de la guerrilla del M-19, e incluso otras fuerzas alternativas, que han manifestado su irrestricto apoyo a los acuerdos de paz, se han alejado de las coaliciones políticas con las Farc.

Para el analista Alfredo Rangel “los partidos políticos democráticos entienden que el partido de las Farc carga con una imagen muy negativa debido al pasado violento y criminal de sus integrantes, eso irrita la conciencia de los partidos políticos que huyen de hacer alianzas con las Farc para las elecciones regionales”.

Esta misma teoría la sostiene el profesor Giraldo, quien sostiene que “las Farc son un partido que llegó a un nivel de desprestigio, desgaste y antipatía, en la opinión pública, tan fuerte que ni siquiera el acuerdo de paz lo logró cambiar, por lo que los otros partidos no quisieron asumir el costo de tener un aliado tan incómodo y que les endosaran su desprestigio”, afirma el analista.

Entre tanto, León Valencia, comparte la opinión al señalar que la derrota de las Farc en la urnas en la pasada campaña electoral fue muy fuerte y decisiones como la de los excomandantes que se rearmaron los debilitan aún más electoralmente.

Para el director de la Fundación Paz y Reconciliación, “el espacio para las nuevas fuerzas políticas en Colombia ha sido muy limitado, ahora cualquiera que esté en la guerra tiene menos espacio, porque la izquierda tiene una gran bancada parlamentaria con liderazgos políticos civiles y de distinta naturaleza, con gente que no tuvo nada que ver con la lucha armada y que además la criticó siempre, así que el espacio para que gente que viene de las armas o que sigue en las armas es muy limitado en Colombia en este momento”.

Finalmente, el profesor Fernando Giraldo señala que a futuro el partido Farc podría fusionarse con otra colectividad, lo que favorecería una recomposición política, aunque no descarta la posibilidad de que el movimiento termine por disolverse al no encontrar mayor respaldo popular y sus dirigentes emprendan caminos políticos en solitario, como ha sucedió en otros momentos con excomandantes guerrilleros desmovilizados.

ETIQUETAS