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Intercambiadas al nacer: la historia de dos niñas en Barranquilla

Luego de cuatro años, sus padres se dieron cuenta del error.

Barranquilla es el escenario de una historia insólita. El 21 de marzo, en la E.S.E Hospital Niño Jesús, nacieron siete bebés, entre ellos, dos niñas que fueron intercambiadas entre familias. Hubo que esperar casi cuatro años para que se confirmara que, en efecto, estaban en hogares equivocados.

La historia salió a la luz cuando José Gregorio Hernández, padre de una de las menores, empezó a dudar del parentesco porque conforme pasaba el tiempo, la niña se “parecía menos” a sus padres.

“Al principio, me parecía de lo más normal, nosotros somos morenos y la niña es blanca, pero pensé que era algo normal porque cuantos padres he visto que sus hijos tienen pelo rojo y ellos son morenos; puede ser algo normal. Pero a medida que iba creciendo la niña yo le veía menos parentesco, no le veía ni por el lado de la mamá, eso me generó cierta duda hasta que le hice una prueba de ADN, porque la intriga me invadía”, contó José, en diálogo con Señal de la Mañana.

A escondidas de la mamá, José Gregorio le hizo la prueba de compatibilidad a su hija. Los resultados determinaron que él no era el padre biológico de la menor. De inmediato le comentó a la madre de la niña quien también realizó la prueba y obtuvo el mismo resultado.

“Cuando nos enteramos que la niña no era hija de nosotros, mi compañera manifestó que mejor dejáramos las cosas así, que nos quedáramos con esta niña, que ella ya le tenía afecto. Yo sabía que teníamos a la niña bien pero igual quería saber dónde y cómo estaba mi hija biológica. Ahí me puse a indagar por todos lados”, manifestó.

En medio de la incertidumbre por la situación, Hernández hizo una petición al hospital para obtener los registros de los niños y niñas nacidos ese 21 de marzo del 2016. Así fue como el 19 de septiembre el hospital dio respuesta entregándole las copias de las páginas del libro de “relación o registros de partos vía vaginal o por cesárea de nacimientos ocurridos del 20 al 22 de marzo del 2016”. En estas páginas se registraban siete recién nacidos, cinco niñas y dos niños.

“Cuando ellos me entregaron la copia de los registros de parto yo empecé a indagar por mi propia cuenta. Por redes sociales me puse a mirar y una muchacha tenía de perfil de una niña y cuando abrí la foto, en seguida dije: esta es mi hija, porque el parecido con mis otras niñas era increíble. (…) Ahí busqué la forma de contactar a la muchacha”, contó.

José Gregorio logró contactar a la mamá de la que sería su hija biológica, quien vive en Chimichagua, Cesar. Intercambiaron números y empezaron a enviarse fotos por vía Whatsapp, hasta que decidieron hacer un encuentro.

“A ella le dio curiosidad y viajó a Barranquilla para practicarle la prueba de ADN a la niña que ella tenía y efectivamente salió que la niña era incompatible con ella, pero si compatible conmigo”, relató.

“Ahora es una situación compleja porque las madres no quieren intercambiar las niñas, ambas están encariñadas. Yo le tengo cariño a la niña que tengo, pero quiero recuperar a mi hija biológica y recuperar el tiempo que no hemos compartido”, expresó José Gregorio, quien incluso se ofreció a responder por la crianza de ambas niñas porque asegura tener los recursos para hacerlo.

Él aclaró que la conexión afectiva con la niña que había estado criando no se ha roto y que los lazos con la otra pequeña, que apenas conoció hace un par de meses “cada día crece más”.

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