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Deforestación en Colombia: el flagelo que no se detuvo en cuarentena

Las soluciones a la deforestación se deben dar en cuatro órdenes: políticas, económicas, culturales y educativas.

Por: María Camila Sánchez

En el imaginario de cientos de personas está que la mayoría de actividades fueron suspendidas, interrumpidas o mermadas por cuenta de la cuarentena ordenada por las autoridades, sin embargo, una de las prácticas más lesivas para la selva amazónica continuó y aparentemente, se fortaleció: la deforestación.

En abril, cuando el país llevaba poco menos de un mes de confinamiento, la Fundación para la Conservación y Desarrollo Sostenible reveló que, en los primeros cuatro meses del 2020, la selva vio desaparecer 75 mil hectáreas de bosque por cuenta de la deforestación.

En Contacto Directo, Guillermo Briceño Vanegas, biólogo y magíster en Ecología de la Universidad Nacional y profesor del Programa de Ingeniería Ambiental y Sanitaria de la Universidad de La Salle, sede Bogotá, explicó que preocupa vertiginosa la deforestación que se registra varias partes de Colombia. “Diría que, en lugar de haber retrocedido el ritmo de la deforestación en los meses de confinamiento y cuarentena, se ha acelerado”.

De acuerdo con Briceño en los primeros seis meses del año se talaron 76.200 hectáreas de bosque, “con lo cual en 6 meses alcanzamos la misma tasa total que se llevó a cabo en todo el 2019”.

Para comprender la escala espacial de este fenómeno, Briceño explicó que una hectárea de bosque equivale a un campo de fútbol, en otras palabras, se podría decir que en lo corrido del 2020 han sido deforestados los bosques ubicados en un espacio equivalente a 76 mil campos de fútbol en la Amazonía colombiana.

¿Por qué es tan perjudicial la deforestación?

“Detrás de las estadísticas hay crudas realidades”, con esta frase Briceño inició su explicación, al indicar que la deforestación no solo es una práctica nociva porque produce la desaparición de una gran cobertura vegetal y ecosistémica, sino porque funcionalmente tiene un impacto “gravísimo” sobre la vida.

1. Fragmentación:

“Si imaginamos la selva como una alfombra que empieza a tener perforaciones puntuales y se van expandiendo con el paso del tiempo, lo que fueron pequeñas brechas en un inicio se convertirán en grandes áreas deforestadas en expansión, hasta que el patrón termina por invertirse. Es decir, que si al inicio teníamos una matriz de selva con perforaciones, luego esos boquetes crecen, ocupan todo el paisaje y la selva se reduce a pequeños parches (a modo de islas) cada vez más diminutas, hasta que desaparecen”.

2. Pérdida de conectividad

“Ocurre cuando en los bosques lineales o de galería, es decir, aquellos que rodean los cauces, corrientes y ríos, ven interrumpidos sus ciclos. Estos bosques, para poder mantener toda su flora y fauna en condiciones estables, requieren de una continuidad de flujo de fauna a través de estos corredores hídricos. Cuando estos se cortan por grandes brechas, las poblaciones de fauna se van aislando por la interrupción del flujo de sus integrantes y al quedar confinadas, esas pequeñas poblaciones se van debilitando hasta desaparecer”.

3. Pérdida total de la cobertura

“Es el efecto más dramático porque en ese momento se anuncia la resiliencia de los ecosistemas, es decir, que los mecanismos naturales que sostienen en pie algunos ecosistemas antes de verse impactados se desarticulan progresivamente hasta que llega un punto en que un ecosistema ya no puede recurrir a su estructura y funciones. Es ahí cuando sucumbe completamente”.

4. Crisis ecológica

“La relación de las áreas deforestadas no es una función necesariamente lineal del daño ecológico, porque, por ejemplo, hay unas áreas pequeñas que tienen dentro de sí una gran cantidad de especies endémicas, las cuales son especies de flora y fauna que solo se encuentran en determinadas regiones, especialmente en bosques colombianos. Para estas áreas, una pérdida de 10 hectáreas puede tener un efecto aún más devastador que la pérdida de áreas más grandes en otras ubicaciones. Con la cobertura vegetal se pierde, no solo el manto de los árboles y la biomasa orgánica, sino también caudales genéticos de las especies de flora y fauna que no se encuentran en ninguna otra parte del mundo”.

¿Qué lo ha producido?

La deforestación no es un problema exclusivo de Colombia; buena parte de los países que tienen en sus territorios extensos territorios selváticos luchan con este mismo flagelo, siendo entendido como “el despeje masivo de selva, con propósitos extractivos del suelo o del subsuelo”, explicó Briceño.

La selva podría perderse por factores naturales como por ejemplo, los incendios en tiempos de sequía, no obstante la mayor causa que genera la deforestación son los denominados ‘motores antrópicos’ que son todas aquellas causas que provocan las actividades humanas. Briceño clasifica esas causas en dos grupos: el primero en aquellas con propósitos extractivos y el segundo en actividades con otros fines.

“Dentro de las causas extractivas está el despejar territorio para la ganadería o minería, pero también hay otros fenómenos sociales derivadas de otras causas como lo es el conflicto armado, que en Colombia que ha dejado 5 millones de desplazados. Muchos de ellos han tenido que llegar a zonas como el pie de monte del Caquetá o del Putumayo, ingresando a las selvas a través de la deforestación para poder usar los suelos con alguna intención de subsistencia”, explicó.

El biólogo además indicó que líderes regionales han liderado procesos que han contribuido a la perdida de bosques. “Hay que sumarle algunas intenciones que esconden detrás móviles políticos, como por ejemplo la especulación de tierras, la apertura de vías clandestinas de penetración y actividades ilícitas involucradas, como habilitar corredores para el narcotráfico y minería ilegal”.

¿Qué hacer para salvar la selva?

De acuerdo con Briceño, las soluciones a la deforestación se deben dar en cuatro órdenes: políticas, económicas, culturales y sobre todo, educativas:

- “Las políticas consistirán en que se apliquen los Planes de Desarrollo Territorial, que se establezcan los planes ambientales para cada proyecto extractivo, pero eso depende de voluntad política”

- “Las medidas económicas tendrán que girar a economías productivas locales amparadas por mercados gremiales locales y no de grandes mercados del modelo en el que estamos”

- “Las culturales consistirán en que no se puede olvidar que como ciudadanos debemos reconocer a los ecosistemas y a la gente. Tenemos más de 100 grupos étnicos ancestrales, comunidades afrodescendientes, campesinos e inmigrantes cuyos resguardos, títulos colectivos, reservas y municipios están cada vez más afectados por el avance de las fronteras agrícolas de mono cultivos”.

- “Tenemos que recuperar el concepto de naturaleza como matriz de vida, no como fuente de extracción y aprovechamiento en la que no vacilamos en utilizar hasta el agotamiento”.

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