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“Lo más subversivo que podemos hacer las mujeres es contar nuestras historias”: Carolina Vegas

Carolina Vegas, autora de 'Un amor líquido', nos cuenta lo mejor y lo peor de ser escritora.

Por: Carolina Vegas

Escribir ha sido la forma de encontrarme y entenderme. Narrar es la manera como logro comprender aquello que da vueltas en mi cabeza sin fin y me genera angustia. Organizar las frases, las ideas y las tramas, da sosiego a mis pensamientos, incluso los más siniestros. Escribir es mi refugio y también el único espacio en donde siento que puedo ser yo misma. También es ese lugar en donde soy capaz de dejarme llevar por completo y verme poseída por una historia que siento necesita salir de mí. Es lo más cercano a una experiencia extracorporal y al mismo tiempo es el momento en que siento tengo mayor conciencia de mí misma. Y aunque el proceso cuando no fluye puede ser una experiencia profundamente frustrante, cuando sí lo hace es lo más cercano a la plenitud.

Creo que lo femenino siempre ha estado atado a un velo de secretísimo, a un tabú innato, en el que la experiencia de ser mujeres se ha visto inmersa en un silencio casi absoluto. En donde los temas que tratan con nuestras realidades son de inmediato tachados como "cosas de mujeres" que no merecen un lugar dentro de la literatura universal. Después de tanto mutismo creo que lo más subversivo que podemos hacer las mujeres es contar nuestras historias y buscar para ellas espacios de relevancia que las eleven a lo universal. Creo que todas nuestras historias, que a través de la "Historia" con mayúscula han estado relegadas al espacio de lo íntimo, de lo privado, necesitan ver la luz, necesitan ser narradas por nosotras mismas y no por otros, para dejar de lado ese romance que tenemos hacia la idea de lo que es ser mujeres y realmente lo aterricemos a la realidad.

Lo más difícil de ser escritora, es un trabajo muy desagradecido a nivel económico. Es muy difícil sostenerse y lograr un desarrollo laboral por la pluma, lo que lleva a buscar entradas económicas que van en detrimento del espacio para la escritura. Entonces lo peor de ser escritora es esa sensación de estar al borde del fracaso y de la quiebra en todo momento, y eso es muy duro.

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