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La leyenda del pirata Morgan, presente en la tradición oral de San Andrés

Esta fantástica historia por décadas ha sido difundida oralmente, cobrando fuerza en un lugar específico: la Cueva de Morgan.
Vilma Jay

Por: Vilma Jay. Radio Nacional San Andrés.

En la isla de San Andrés con tan sólo 27 kilómetros cuadrados uno de los mayores deseos de sus habitantes es encontrar el gran tesoro repleto de oro, plata y piedras preciosas que fue obtenido por el pirata de origen gales, Henry Morgan y depositado en una cueva.

Esta fantástica historia por décadas ha sido difundida oralmente, cobrando fuerza en un lugar específico: la Cueva de Morgan, sitio donde se dice que está escondido la gran fortuna que Morgan le arrebató a los españoles después de derrotarlos con la ayuda de 1.200 hombres. Fue así como se adueñó de la vieja Panamá y la saqueó por completo.

Foto: Carlos Barraza. Radio Nacional San Andrés

“Nos han inculcado desde niños que el pirata Henry Morgan había asaltado a Panamá viejo y a Portobelo de costa a costa, Pacifico y Atlántico, cuando iba de regreso a su base en Jamaica en 1668 lo cogió un huracán y entró a este puerto con cinco galeones cargados con oro, perlas, plata, doblones y morrocotas. De eso viene la leyenda y el mito que dice que la escondió en este sitio conocido hoy como la Cueva de Morgan”, narró el escritor Jimmy Gordon.

El privilegiado sitio para esconder tal tesoro está ubicado en el kilómetro ocho en la vía circunvalar de la isla, ahí en medio de una cueva que se prolonga hasta 120 metros de profundidad cubierta por agua dulce, dicen los nativos que permanecen las riquezas de este pirata.

Foto: Carlos Barraza. Radio Nacional San Andrés

Para los viajeros sigue siendo llamativo este mito, razón por la cual diariamente llegan cientos de ellos a visitarla para visibilizar desde lejos esa pequeña cavidad que alberga murciélagos, pequeñas lagartijas, cangrejos y la escultura de un pirata que fue puesta para la atracción de los visitantes.

El acceso está restringido más allá de los cuatro metros, y sólo es posible tomar fotos en la boca de esta legendaria cueva de roca coralina.

Quienes han tenido la osadía de atravesarla aseguran que al final hay una imponente isla virgen, que no alberga el anhelado tesoro. De esto no hay registro fílmico o fotográfico que pueda comprobarlo, así como tampoco existe un registro con las identidades de las personas que se han aventurado en esta travesía.

De ahí se desprende la supervivencia de esta historia a la que por medio de la tradición oral los abuelos nativos han venido dándole un lugar dentro de la historia del archipiélago, y a la que han explotado cultural y turísticamente.

Así lo cuenta Jimmy Gordon, quien permanece al frente del funcionamiento de la Cueva de Morgan.

“El mito sigue vivo, la leyenda sigue viva, la narración oral sigue viva. Se están basando sobre cinco generaciones de raizales que han pasado este mito de boca en boca, y estamos viendo que todavía eso está más arraigado hoy en día que en otro tiempo. La tradición oral de la isla es muy fuerte, no la tenemos plasmada en texto, pero este sitio (Cueva de Morgan) se ha encargado de tratar de que nuestra fantasía, la parte subjetiva recobre memoria y siga vigente”, Jimmy Gordon.

Actualmente la Cueva de Morgan ofrece cinco estaciones temáticas que buscan ilustrar las historias que se desprenden de las travesías de este pirata. Además, los turistas que la visitan pueden acceder a un museo donde son guardan aquellos elementos característicos de los tesoros.

La sensación de misterio es latente en cada rincón de esta cueva agrietada, que simboliza la identidad de un mito que no deja de difundirse entre propios y visitantes.