Pasar al contenido principal
CERRAR

Día de Sensibilización sobre las Minas Antipersonal: Colombia suma 12.014 víctimas

El año más crítico fue el 2006 con un registro de 1.228 víctimas, la cifra más alta por año en la historia del país.

Por: Fausto García Calderón

Hoy 4 de abril, fecha en que se conmemora el Día de Sensibilización sobre las Minas, no debería ser el único momento para reflexionar y dar una mirada a las comunidades que aún sufren por las minas antipersonal, aquellas que silenciosas y ocultas, permanecen activas.

Hace seis meses, en una conversación con Johana Huertas, especialista regional para la reducción de la violencia armada para Humanity & Inclusión, Huertas reflexionaba sobre la prevención y la educación en el riesgo, la cual deben tener presente algunas poblaciones para que una mina antipersonal no perjudique a niños, jóvenes o adultos, en lo que se conoce como ‘zonas contaminadas’, “trabajamos en escuelas rurales e indígenas para que maestros locales adapten el plan de estudio y de esa forma compartan los mensajes y conocimiento a estudiantes y así, puedan comprender los riesgos para evitar accidentes”, comentó.

Lo que dicen los años

En Colombia, según datos oficiales se han registrado 12.014 víctimas por minas antipersonal (MAP) y munición sin explosionar (MUSE). El año más crítico fue el 2006 con un registro de 1.228 víctimas, la cifra más alta por año en la historia del país, según la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (OACP), como fuente oficial de información para la Acción Integral contra Minas, con fecha de corte al 28 de febrero del presente año.

El mismo informe revela que, este flagelo ha dejado heridas al 81% de las víctimas que corresponde a 9.687 personas y 19 % de fallecidos, es decir 2.327 colombianos. En conclusión, una de cada cinco víctimas pierde la vida.

Unmas en Colombia

Jan Philip Klever, director del programa Servicio de Acción Contra Minas de las Naciones Unidas (UNMAS) en Colombia, contextualiza un poco la situación del país: “De los 1.122 municipios que tiene Colombia, 712 han sido afectados en algún momento por la presencia de minas antipersonal. Pero el dato optimista es que, a la fecha, se han liberado el 40% de estos territorios, un logro alcanzado en parte gracias a la desmovilización de las Farc-EP”.

Este hecho ha facilitado que las comunidades experimenten una mejora en el acceso a servicios básicos como salud, educación y puedan volver a usar estas tierras para fines productivos. Ese es el impacto de la acción humanitaria contra minas que desea lograr Unmas en Colombia.

El Servicio de las Naciones Unidas está en el país desde el 2010, brindando asistencia a la autoridad nacional de acción contra minas, bajo la dirección de la Oficina del Alto Comisionado para la Paz y a las organizaciones de desminado humanitario.

“Con esta asistencia técnica estamos apoyando los esfuerzos del Gobierno de Colombia, para cumplir con el compromiso adquirido ante la Convención de Ottawa. Ayudamos al Gobierno Nacional para que la acción contra minas quede incluida en los planes estratégicos a nivel de gobiernos locales y regionales, como por ejemplo en sus planes de desarrollo, ya que los artefactos explosivos no solo son una tragedia humanitaria sino también un impedimento al desarrollo”, señala.

En un balance internacional, Colombia registra el mayor número de víctimas de la Fuerza Pública con un 60% y el 40% restante corresponde a civiles, según cifras del mismo informe.

En relación a la Campaña Internacional para la Prohibición de las Minas Antipersonal (ICBL), tan solo en el 2018 más de 6.000 personas fueron víctimas de minas antipersonal o restos explosivos en el mundo.

En un listado conocido el año anterior por ICBL, de los países con mayores restos explosivos están: Afganistán, Malí, Birmania, Nigeria, Siria y Ucrania. Señalando una situación preocupante en otros países como, Angola, Bosnia, Camboya, Chad, Croacia, Irak, Colombia, Tailandia, Turquía, Yemen, Azerbaiyán y Sáhara Occidental.

Procesos a nivel mundial

En el contexto de procesos de paz a nivel mundial, Jan Philip Klever señala algunas particularidades donde Colombia ha dado un gran aporte frente al desminado humanitario: “Aunque en otros países, como Afganistán y Somalilandia, se han registrado iniciativas exitosas de exguerrilleros que han apoyado labores de desminado como gestos de paz, esta es la primera vez que excombatientes conforman y lideran una organización humanitaria”.

Este trabajo es el de Humanicemos DH, organización que ha sido apoyada por Unmas en los últimos tres años, para que desarrollen su capacidad organizacional y operativa, que les permita desplegar labores de acción contra minas de forma exitosa. “Uno de los logros del Acuerdo de Paz entre el Gobierno y las Farc-EP fue la creación en 2017 de la primera organización de desminado humanitario en el mundo, conformada y liderada por personas en proceso de reincorporación”, señala el director de Unmas.

Desde la dirección del Programa Servicio de Acción Contra Minas de las Naciones Unidas, se considera de gran importancia que en Colombia se reconozca y se hable del problema de las minas antipersonal, para que se continúe apoyando la acción humanitaria sin dejar a nadie atrás: “Como lo afirmó el Secretario General de las Naciones Unidas este mismo 4 de abril hace cuatro años: ‘Una paz sin la acción contra minas, es una paz incompleta’”.

Las cifras más recientes en el país

Según datos entregados por la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (OACP) en febrero de este año, en 513 municipios de los 32 departamentos del país se han presentado accidentes por MAP y MUSE. Desde 1990, los cinco municipios en Colombia con mayor número de víctimas han sido:

- Vistahermosa (Meta) 370 víctimas

- Tame (Arauca) con 348 víctimas

- Tumaco (Nariño) con 346

- Tarazá (Antioquia) con 271

- San Vicente del Caguán (Caquetá) con 267 víctimas

En relación a los cinco departamentos con mayor número de víctimas civiles son:

- Antioquia (1189)

- Nariño (663)

- Meta (421)

- Norte de Santander (285)

- Cauca (276).

Nuestras regiones

En el centro del Cauca, entre los municipios de El Tambo, Puracé y Popayán, está el pueblo indígena Kokonuko conformado por nueve resguardos; en este territorio del suroccidente del país se trabaja el desminado civil humanitario. Ómar Quirá Pizo, es el enlace comunitario para el proceso de desminado en el municipio de Puracé.

Para el líder indígena, defensor de la vida y cuidador del territorio, poco a poco se han presentado avances frente a los procesos de desminado, “nos hemos acercado a cicatrizar los males de la guerra, a esas huellas que dejó el conflicto armado, pero no podemos olvidar que por otra parte aún el peligro está latente en los territorios”, explicó.

Pese a tal situación, al pueblo Kokonuko le resulta preocupante que la reestructuración de algunos grupos ilegales, se esté dando no solo allí sino en otras regiones, “hemos visto cómo el tema de la posesión de rutas en los territorios hace parte del nuevo conflicto, esa es la lucha actual después de la desmovilización que se dio posterior al Acuerdo de Paz”, expresó el líder.

Puracé, Kokonuko y Paletera, son los resguardos donde el desminado civil humanitario ha tenido acciones. Aunque falta por integrar a los otros seis resguardos, poco a poco el cambio empieza a llegar, “para los beneficiados representa paz y tranquilidad en el territorio, representa un proceso bonito porque la comunidad puede caminar y recorrer los caminos”, señala Ómar.

“Ver a los jóvenes organizar recorridos territoriales para ir tras la huella de nuestros mayores con tranquilidad sin que esté la zozobra es importante”. Para Quirá Pizo, a pesar de la sospecha que existe y de la presencia de artefactos sin explotar, confirma la situación de paz y armonía que quieren vivir en las comunidades.

Ottawa

El tratado de Ottawa, es una convención internacional de desarme que prohíbe la adquisición, producción, almacenamiento y utilización de minas antipersonales, desde hace 22 años fue ratificado por 40 estados, en nuestro caso, Colombia lo ratificó hace 21 años.

El 20 de noviembre de 2020, la convención de Ottawa anunciaba una prórroga por más de cuatro años, para que nuestro país pueda cumplir los objetivos frente al desminado humanitario en la eliminación de artefactos. Dicho beneficio de cuatro años y 10 meses, inició el 1 de marzo de 2021 e irá hasta el 31 de diciembre de 2025.

Para Ómar Quirá, el tratado internacional trae consigo la prevención y educación sobre el riesgo, en ese sentido los enfoques que plantean en el territorio tienen que ver con fortalecer los enlaces comunitarios.

Son conscientes que, desde la llegada de la pandemia los trabajos se han modificado, la mejor forma que siempre han tenido para acercarse a las comunidades y generar confianza es ir a conocer, hablar con la gente para explicarles qué es el desminado civil humanitario. Ese proceso lo acompañan para responder preguntas como, ¿para qué sirve?, ¿por qué se debe hacer? y ¿cómo surge?, “también llevamos el mensaje a través de la radio a nuestros territorios e incluso acudimos a las redes sociales”, comentó Ómar.

El compromiso de los resguardos del pueblo Kokonuko, por tener presente la prevención frente a zonas contaminadas es claro, “aunque las zonas urbanas están atentas, son las zonas rurales las que tienen mayor cuidado porque son ellos los que caminan en ocasiones por lugares sospechosos”.

Mensajes para el territorio

El Manual Del Facilitador Comunitario, Acción Humanitaria Contra Minas, Trabajo de la Unicef para Colombia en el 2005, en uno de sus capítulos dedica un espacio para responder la pregunta ¿Qué hacer en caso de encontrarse en una situación de peligro? y ofrece las siguientes pautas:

- No se mueva: si en realidad se encuentra en una zona de peligro por minas o municiones sin explotar (MUSE), cualquier movimiento pone en riesgo e incluso su vida.

- Informe al grupo que lo acompaña: en sus manos está minimizar los riesgos de la manera más inmediata posible para el resto de sus acompañantes.

- Verifique la zona: revise rápidamente e identifique las zonas seguras más cercanas y las zonas donde más peligros se pueden correr.

- Evalúe la situación: haga una evaluación rápida de los riesgos, las posibles acciones a tomar y decida en consecuencia de su evaluación.

- Actúe: recuerde no actuar antes de pensar muy bien lo que está haciendo.

Educación y prevención

En el mismo manual se habla sobre la educación ante el riesgo de las minas o ERM, allí se describe como el concepto para describir las iniciativas que pretenden evitar muertes y lesiones causadas por minas. Quienes hacen parte de este trabajo son llamados agentes de cambio, personas que hacen el papel de profesor ambulante.

Humanity & Inclusión

Johana Huertas, es especialista regional para la reducción de la violencia armada para Humanity & Inclusion, organización de ayuda independiente e imparcial que trabaja en situaciones de pobreza y exclusión, conflicto y desastre. Proyectos que despliegan en regiones como: Nariño, Cauca, Caquetá, Meta y Antioquia.

Para la especialista, la educación en el riesgo de accidentes de minas antipersonal y otros artefactos explosivos son las acciones más importantes, indica que son orientadas a la población vulnerable, con la intención de que ella cuente con las capacidades para reducir su exposición ante los riesgos en zonas contaminadas.

Uno de los primeros pasos es consolidar acuerdos con las mismas comunidades indígenas, campesinas y afros, para que en conjunto se puedan planear acciones, desarrollarlas y al final intervenir en las zonas más vulnerables. “Esto es fundamental porque permite la entrada del desminado humanitario, hace posible conocer cuáles son los riesgos que tienen las comunidades por el conflicto armado”, con esto, en Humanity & Inclusión se logra priorizar las zonas de intervención para buscar una amplificación en lo socioeconómico de las comunidades.

Uno de los grandes retos tiene que ver con la confianza… confianza para caminar por el territorio que un día fue minado, confianza para ver el 4 de abril Día Internacional de Sensibilización sobre las Minas, como una oportunidad para que los territorios de nuestro país puedan estar libres de minas antipersonal, “A pesar de que el Gobierno Nacional ha desarrollado esfuerzos, la institucionalidad debe llegar a las zonas más alejadas donde el conflicto armado persiste”, así lo indica Johana Huertas.

Ómar desde el pueblo Kokonuko en el Cauca, Johana desde el acompañamiento de procesos y Jan Philip desde el apoyo internacional coinciden en una reflexión, para ellos el aliento de la comunidad internacional y las ONG es fundamental por sus aportes, recursos y apoyo, pues son estas atenciones las que sostienen los trabajos de las comunidades.

Cómo dice este caucano que lucha, acompaña y protege a sus nueve resguardos indígenas, “aquí lo importante es que reflexionemos qué conocimiento les va a quedar a las comunidades cuando las ONG deban irse del territorio”.

ETIQUETAS