En Tumaco, firmantes de paz trabajan de manera conjunta en la construcción del Plan Comunitario de Armonización en la vereda Santa Rosa, perteneciente al Consejo Comunitario Recuerdo de Nuestros Ancestros de Río Mejicano.
Nariño le apuesta a la reconciliación con procesos de reincorporación étnica
Cerca de 150 firmantes de paz, autoridades étnicas y 300 personas de seis territorios afrocolombianos e indígenas avanzan en un proceso de construcción de paz como parte del cumplimiento del capítulo étnico del Acuerdo Final de Paz. Diana Ortiz, habitante de la vereda Santa Rosa, resalta la importancia de este proceso para su comunidad:
“A mí me ha parecido, en lo personal, muy excelente, ya que nosotros como comunidad nos hemos visto afectados en varias ocasiones y al tener estas oportunidades podemos lograr que esas personas que fueron victimizadas, junto con los victimarios, lleguen a un acuerdo, concilien y lleven a nuestra comunidad hacia un futuro mejor.”
Esta primera Asamblea de Pensamiento Territorial se realizó en zona rural de Tumaco, específicamente en el Consejo Comunitario Recuerdo de Nuestros Ancestros de Río Mejicano.
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Los Programas Especiales de Armonización permiten que las personas firmantes y en proceso de reintegración que habitan en territorios étnicos avancen en su construcción de paz de forma colectiva y en armonía con las dinámicas, normas y estructuras propias de cada comunidad. Diana asegura que este enfoque fortalece la reincorporación desde lo comunitario y reivindica el derecho de los pueblos étnicos a liderar los procesos que afectan su vida colectiva:
“Claro que nos aporta de una manera bastante avanzada, ya que por medio de ello las entidades se preocupan, ven las necesidades, y es así como nosotros, como comunidades, formamos un tejido social, plasmamos un proyecto y diagnosticamos para que se vea un avance en la implementación.”
Los Programas Especiales de Armonización se construyen concertadamente con los firmantes y las comunidades a las que regresaron tras la firma del Acuerdo de Paz. La dinámica, según palabras de Diana Ortiz, no ha sido fácil, pero está convencida de que todo es posible:
“Sabemos que somos comunidades donde nos conocemos, sabemos quiénes somos, quiénes han sido afectados, pero como comunidad le damos un paso a seguir a que esas personas no sigan siendo señaladas. Juntos logramos paz.”
La firma de este convenio es histórica para la implementación del Acuerdo de Paz y la reincorporación étnica de los firmantes.
Itact Oliva, coordinadora de la ARN en Nariño, aseguró que este programa especial implica un impulso significativo para la implementación del acuerdo:
“La firma de este convenio realmente busca que las comunidades que han acogido a los firmantes que hacen parte del proceso de reincorporación encuentren estrategias desde lo comunitario para construir y llegar a acuerdos de concertación en torno a iniciativas que permitan fortalecer los lazos comunitarios.”
En los municipios de Jambaló, Tallambí, Tumaco, Vigía del Fuerte, Carmen del Darién y Riosucio, alrededor de 500 personas —entre autoridades étnicas, comunidades y firmantes del Acuerdo de Paz— han adelantado asambleas comunitarias para comenzar a construir, de manera conjunta, los Planes Comunitarios de Armonización.
Para fortalecer esta apuesta de paz con enfoque étnico y territorial, el Gobierno del Cambio destinó una inversión de 1.894 millones de pesos, orientados a respaldar los procesos de planificación comunitaria construidos desde el diálogo, la participación y la consulta previa.
La comunidad, las autoridades étnicas y los firmantes de paz acordaron una iniciativa ambiental que incluirá talleres con enfoque ancestral y jornadas de reforestación en las zonas más afectadas.