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‘El tigre no es como lo pintan’: el puente de memoria y resistencia en Putumayo

El colectivo de Mujeres Violetas de Paz en el Valle del Guamuez transforma su historia a través del arte y proyectos de emprendimiento.
Foto: Centro de Memoria Histórica
Gelitza Jiménez

Cada mujer que integra el colectivo Mujeres Violetas de Paz tiene una fuerza de lucha por transformar su territorio y no permitir que los hechos violentos ocurridos el 9 de enero de 1999 en la inspección de El Tigre, jurisdicción del Valle del Guamuez, Putumayo, se vuelva a repetir. A través del arte, plasmaron sus sentimientos en el puente ubicado en este mismo punto, como símbolo de paz y resistencia.

El tigre predomina en todo el centro del antiguo puente dándole vida a un lugar donde alguna vez solo existía llanto y silencio. Palmeras, flores y el mensaje: ‘El tigre no es como lo pintan, las mujeres pintan el tigre’, reviven su historia y piden verdad sobre lo que sucedió.

“Pintamos una mujer, mariposas y la voz de nosotras. Tres botes que plasmamos en el puente representan el pasado, presente y el futuro de las víctimas. Sembramos flores y es nuestro triunfo más grande visualizar el puente de la memoria, porque no queríamos quedarnos en el pasado sino salir adelante por nosotras mismas como mujeres”, dijo Ruby Suarez, coordinadora de Mujeres Violetas de Paz.

Además de esta iniciativa artística han emprendido una productiva de gallinas ponedoras que se ha convertido en el único acceso de sostenibilidad y empoderamiento del colectivo, quienes en su mayoría son mujeres cabezas de hogar.

“Gracias al apoyo de la comunidad en comprar los huevos de nuestras gallinas hemos salido adelante”, indicó Ligia Díaz, sobreviviente del conflicto armado.

Esta línea productiva ha cogido bastante fuerza en 2021 y esperan exportar sus huevos a todo el sur colombiano.

Foto

Esperanza a pesar de la violencia

La cruda violencia quedó impregnada en el puente, viviendas y la salida del pueblo ese 9 de enero de 1999. Decenas de familias fueron desplazadas forzosamente por lo sucedido; sin embargo, 12 de ellas decidieron quedarse en el territorio para sobrevivir. Emprendieron la búsqueda de sus seres queridos y, a pesar de la gran tristeza, lograron recuperar nueve cuerpos.

“Este puente viejo representa a esos héroes que asesinaron, esas mujeres que quedamos viudas; ese entusiasmo en salir adelante. Aquí hicimos esta memoria para nosotras”, aseguró Suarez.

Como símbolo de reparación, las 60 mujeres que conforman la Asociación Mujeres Violetas de Paz construyeron un Centro de Desarrollo Infantil, hicieron mejoras en el centro de salud y reconstruyeron las calles.

En este puente de la resistencia honran la vida por los que no están. Las víctimas aún siguen esperando la verdad de los victimarios que segaron la existencia de campesinos, esposos y padres de familia.

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