Movilizamos, uno de los operadores de Metrolínea en el Área Metropolitana de Bucaramanga, empezó a terminar los contratos de los 180 trabajadores que tiene a su cargo, después de 45 días sin poder renovar la póliza que le exigen las autoridades para prestar el servicio.
El despido de personal de este operador, se venía haciendo de manera particular con algunos trabajadores. Sin embargo, desde hoy miércoles todos los operarios, conductores, personal de mantenimiento y de lavado de vehículos fueron citados para la notificación de la terminación del contrato.
Martín Cadena, presidente de la subdirectiva en Floridablanca del Sindicato de Transportadores, contó a Radio Nacional de Colombia que sus compañeros están siendo llamados para advertirles que el contrato, sin importar la fecha hasta la que se firmó, no será renovado. “Hoy nos informaron que la junta directiva de Movilizamos había dado la orden de cancelar el contrato a todos los trabajadores, eso quiere decir que la empresa no va más”, indicó Cadena.
De 90 buses con que contaba Metrolínea antes de la pandemia, actualmente los 45 que quedaron en funcionamiento fueron parqueados desde el pasado 29 de junio, hasta tanto no se renueve la póliza de cumplimiento. “La consecuencia más grave se le causa a la ciudadanía y a los trabajadores que dependen de la empresa”, indicó Nelson Arenas, gerente de Movilizamos. De igual manera también indicó que están “tratando de solucionar el problema con las herramientas que están a nuestro alcance”.
Estos buses que fueron, primero sacados porque sufrieron algún desperfecto y luego por ausencia de este documento, cubrían las rutas de la mayor parte de los barrios de Floridablanca y Piedecuesta, municipios que se ubican al sur de Bucaramanga y hacen parte del Área Metropolitana. Razón por la cual, según información que en su momento compartió Metrolínea, los 100 buses que quedaron en funcionamiento y que pertenecen al otro operador, Metro 5 Plus, debieron reajustar las rutas para cubrir los recorridos.
La gerente de Metrolínea, Emilcen Jaimes, aseguró que “para ninguno de los dos municipios se prestaría el servicio de rutas alimentadoras y únicamente funcionaría la ruta T4 sobre la troncal”, es decir, el bus articulado que atraviesa la autopista que conecta Bucaramanga con estos municipios, dejando así huérfanos de transporte a más de cinco mil personas que se movilizaban a diario desde estos sectores.
La ausencia de transporte público masivo en algunos sectores del Área Metropolitana no es una novedad. Para las personas que viven en los barrios más alejados de la zona conurbada, es pan de todos los días tomar un mototaxi o un taxi colectivo que les permita llegar a sus sitios de destino.
Tanto así que las autoridades ya tienen identificados 92 ‘terminalitos’ en los que permanecen hasta 30 motorizados, casco en mano, esperando usuarios que les pagan entre 2.000 y 6.000 pesos por el servicio de transporte. Valor inferior al que se pagaría por un servicio de taxi regulado.
Por esta razón, y también porque un juez lo ordenó a través de decisión judicial, las autoridades debieron crear un grupo élite antipiratería para hacer frente a esos puestos de transporte ilegal identificados. Si bien el pasado 10 de agosto se firmó el convenio interadministrativo, hasta el próximo 12 de agosto los agentes comenzarán sus respectivos trabajos.
No obstante, desde el gremio de taxistas continúan pidiendo a las autoridades cumplir con la segunda parte del fallo, en la que se exige definir el uso del parrillero en las motocicletas. “La idea es que se prohiba el parrillero en algunas horas, en algunos sitios determinados y que la moto sea únicamente manejada por el propietario que figura en los documentos, y que puedan transportar únicamente a su núcleo familiar. Así no se perjudica a nadie que no esté utilizando la moto para cobrar”, dijo a Radio Nacional de Colombia Carmelo Guerrero del gremio taxista.
Así las cosas, con 180 nuevos conductores de Metrolínea ad portas de ser desempleados, el transporte público ilegal tomando fuerza y un Metrolínea que no ve un horizonte claro, las calles del Área Metropolitana de Bucaramanga continuarán congestionadas como desde el pasado 29 de junio se han visto, con trancones entre una y dos horas de espera para cruzar la ciudad de un lado a otro, cuando el mismo recorrido antes de esa fecha podía lograrse en un lapso entre 40 minutos y una hora.