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La vejez, ¿fatalidad o etapa amable de la vida?

El arte de envejecer es el arte de conservar alguna esperanza. André Maurois
Foto: Pixabay
Ana María Lara

Acaba de presentar una nueva exposición de sus obras el pintor David Manzur, quien sigue creando a sus 93 años igual que en su juventud. Así mismo, hay escritores y artistas que han desarrollado sus obras hasta una avanzada edad, como García Márquez, Mario Vargas Llosa, Fernando Botero, Marguerite Yourcenar, y muchos otros. También atletas y campesinos o viejos que logran su título de bachiller o de profesional. Son ejemplos claros de que la vejez no es inevitablemente una fatalidad; no es sinónimo de enfermedades, de decrepitud, o de espera resignada de la muerte. 

La sociedad actual ha empezado a tomar en cuenta la vejez por cuanto las personas mayores conforman una proporción cada vez más creciente de la población (entre 2015 y 2050 los mayores de 60 años pasarán de 900 millones a 2.000 millones). La esperanza de vida ha aumentado y los gobiernos se preocupan por la financiación de las pensiones, ya que la proporción de cotizantes jóvenes disminuye. En el caso de Colombia, donde el 15% de la población es mayor de 60 años, actualmente solo el 25% de las personas mayores goza de una pensión.

Hoy, la búsqueda irrefrenable del éxito, la velocidad, la tecnología, lo efímero son más bien características de la juventud y para muchos, los viejos no tienen allí un lugar. La imagen del viejo es de inutilidad y estorbo. Pero vejez no significa solamente el final. 

Envejecer con dignidad: etapas de la vida, características

No nos han enseñado a envejecer, solo en algunas comunidades la persona mayor es sinónimo de sabio, de guía espiritual. Ni siquiera en la antigua Grecia los viejos eran valorados. Y a lo largo de la historia, la mayoría de los ancianos han sido tratados y retratados como seres canosos, sin dientes, encorvados, en decadencia. Pero también los han admirado por su saber, su paciencia, sus consejos y, en general, los abuelos gozan de mucho aprecio. Pero no por ser persona mayor se es abuelo o abuela; este es también un estereotipo.

La salud física y mental de los mayores es hoy objeto de estudios especializados. Hay grandes avances en geriatría. Las instituciones de salud tratan de darles una mirada específica, entendiendo la importancia de oír sus deseos de independencia y autonomía en contra de la vieja idea generalizada de que las personas mayores deben ser tratadas como incapaces o exclusivamente vulnerables. Pero aún faltan geriatras, y la mayoría de ellos se encuentran en las grandes ciudades. La formación de los médicos generales debe incluir una comprensión del cuidado de los hombres y mujeres mayores. 

Los viejos, además de la atención a sus achaques físicos, necesitan en grado mayor sentir que todavía tienen un lugar en la sociedad, igual que los otros, necesitan socializar, necesitan trazarse objetivos, conocer y disfrutar de lo que no pudieron a lo largo de su vida.

Pero hay viejos abandonados, más de 400 cada año en Colombia, que terminan su vida mendigando en las calles o en unas instituciones “especializadas”, algunas de las cuales no les dan un trato digno. También existen familias que los utilizan para cumplir tareas que se les dificultan, como si fueran empleados domésticos sin preocuparse por su bienestar. El maltrato a los ancianos, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), abarca uno de cada seis: maltrato físico, sexual, psicológico, negligencia, abuso financiero. Son situaciones difíciles de resolver porque implican una revisión educativa sobre la vejez. Y las personas mayores no deben inhibirse de hacerse reconocer como personas con todos sus derechos.

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