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Café pendiente, solidaridad para compartir

Tomarse un café caliente puede parecer parte de la cotidianidad de cualquier persona, un acto normal que incluso realizamos varios momentos al día, sin embargo hay quienes literalmente ‘no tienen ni con que tomarse un tinto’, una taza de café, que vale seiscientos pesos, está fuera de su alcance.

De esta necesidad surgió el café pendiente, una idea creada en Nápoles (Italia), donde los clientes de una cafetería además de lo que han consumido, dejan pagos uno o varios cafés adicionales para que las personas que no cuentan con recursos también puedan disfrutar de una bebida caliente.

En Manizales esta idea ha sido replicada por la miscelánea y cafetería Versalles (ubicada a un lado del Hospital Infantil por la Avenida Santander); allí, a los habitantes de la calle y a personas que no tienen la capacidad económica, se les ofrece sin ningún costo la posibilidad de tomarse un café que en ocasiones viene acompañado con pan.

“El procedimiento es muy sencillo, simplemente usted viene, deja pago el café y aquí, que es paso obligado de miles de personas diariamente, le damos una bebida caliente a quien lo solicite, no discriminamos a nadie y la única condición es no repetir el mismo día”, expresó Ramiro Giraldo Garzón, propietario de la cafetería Versalles.

Diariamente desde las 5:30 de la mañana al abrir su negocio, señoras, jóvenes y ancianos habitantes de la calle se acercan a preguntar si hay café pendiente.

Con satisfacción y cariño se les brinda una bebida humeante acabada de salir de la greca, “nada de sobras”, aclara don Ramiro, “tampoco es regalado porque los clientes ya lo han pagado, es una red de solidaridad en la que nos unimos todos, pero si en el cuaderno no registra ningún pendiente, de todas maneras aquí encuentran su cafecito”.

Así como don Ramiro retomó esta iniciativa, espera que muchas personas en el país se animen a replicarla, él comparte su experiencia con mucho gusto, “porque hay buenas ideas que vale la pena copiarlas”, y el café pendiente o tinto solidario ha tenido tanto eco que hay personas que pagan por adelantado los cafés de todo el mes y otros le enciman un pan.

Don Ramiro recuerda a una señora muy pobre que vino caminando desde su casa y le contó que había guardado el pasaje para comprar el café pendiente, “porque nunca se sabe”, le dijo, “y a lo mejor más adelante, ese mismo café pueda ser para mí”.

Un café pendiente en Manizales

Escuche a Ramiro Giraldo y conozca los detalles de su experiencia con el café pendiente:

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