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La población gitana en el Tolima: más de 18 años en el territorio

Gitanos en el Tolima llevan más de 18 años en el territorio. Los municipios donde hacen presencia en la región son: Ibagué, Prado y Purificación.
Gitanos en el Tolima llevan más de 18 años en el territorio
Foto: Ángel Gustavo López
Ángel Gustavo López

En el Tolima existe una Kum-pania o comunidad de gitanos que en la actualidad se encuentran mayormente en el sur del Tolima e Ibagué. Son aproximadamente 29 familias conformadas por alrededor de 96 personas. 

Según la directora de grupos vulnerables diversidad y asuntos étnicos de la gobernación del Tolima, Cleisser Johanna Cuero Villegas, “quienes actualmente conservan su lengua materna, sus expresiones culturales como son la danza, la poesía, el canto y su identidad de autoridad tradicional, la Kriss Romaní”. 

Los datos de la migración gitana en Colombia tienen tres momentos: la primera los sitúa en el tercer viaje de Cristóbal Colón, luego en el siglo XIX y más tarde en la Segunda Guerra Mundial, esto debido a la persecución nazi. Y es en esta tercera etapa en que inicia la historia de los Gitanos que han habitado por más de 18 años en tierras tolimenses. Los municipios donde hacen presencia en la región son: Ibagué, Prado y Purificación.


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Eduardo Gómez Triana, un gitano de 53 años, del clan Bolochok Anes, quien es el representante del pueblo gitano en el departamento del Tolima, relata cómo su linaje fue emigrando de Europa hasta llegar a Venezuela y es por esa frontera por la que entran a Colombia a la ciudad de Cúcuta. Él menciona que la historia de sus antepasados ha sido más por la tradicional oral: “según lo que nos cuentan nuestros ancianos, documentos no hay, pues ellos se cuidaban mucho por el tema de la persecución”. De Cúcuta se desplazaron para, Antioquia, Costa Caribe, Risaralda, Cali y Popayán. 

“Nosotros llegábamos y vivíamos dos o tres meses en un lugar, éramos nómadas”. Su fuente de trabajo sigue siendo el comercio, la orfebrería, talabartería, y la venta de caballos; su relación con ellos es parte del legado de sus antepasados, que por generaciones han sido domadores de equinos. 

La familia de Eduardo llega por su tatarabuelo Gregorio a la ciudad de Ibagué, lo hicieron primero de forma intermitente entre la ciudad de Fusa y el Tolima. Iban y venían. Para ellos Ibagué y el Tolima son el centro del país, era un punto que les permitía desplazarse a otras regiones. “Ya llevamos en Ibagué más de 18 años de forma estable, ya no somos nómadas, dejamos de serlo por el conflicto armado. Eso nos hizo decidir asentarnos en un sitio” asegura Eduardo, ya no salen con sus familias, solo van los hombres a algún lugar cercano a Ibagué a comercializar y trabajar durante máximo 15 días, esto por el mismo temor de la inseguridad en el país.

Para el pueblo gitano sus costumbres continúan. Sus oficios como la artesanía con el cobre, el domar caballos, las reglas sobre el matrimonio y las jerarquías patriarcales son algo que perduran en el tiempo. Eduardo es consciente de que la globalización tiene sus pro y contras. "Nosotros, a pesar del modernismo, continuamos con nuestras costumbres, nuestra justicia propia llamada la Kriss Romaní, columna vertebral del pueblo gitano acá en Colombia y en todo el mundo. Lo que sí ha variado un poco es la vestimenta, ya que las mujeres no tienen esas faldas tan coloridas como antes, por la discriminación en el país".

En España los gitanos le llaman a los que no pertenecen a su cultura, “Payos”, es el otro, el que está fuera de la cultura gitana. En Colombia el “Payo” se denomina “Gachó”. Para los gitanos el tema de casarse con un Gachó o Gachá tiende a ser complejo por el no someterse a su cultura. 

Eduardo manifiesta que: “Ha sido un dilema casarse con una persona que no sea gitano, las mujeres que se vuelan con un gachó, no es aceptable que tenga un asiento en la Kriss Romaní”. Para ellos es muy difícil que un hombre se someta a sus reglas, que guarde sus costumbres; cuando alguien se casa con un Gachó debe pasar mucho tiempo para que se acepte de nuevo en la comunidad.

Según Eduardo, con el hombre es diferente, “cuando el hombre se casa con una mujer no gitana es aceptada porque la mujer se acomoda a nuestros usos y costumbres”. Los pueblos gitanos con matrimonios con personas de fuera afectan en parte su cultura, van perdiendo las costumbres, tanto en hombres como en mujeres. Pero para la cultura gitana el hombre es el que lleva la descendencia: “El gitano no se autorreconoce como gitano, sino que el gitano nace gitano por parte de papá”. Puntualiza Eduardo.

En Colombia el pueblo gitano es reconocido desde 2011, por el ministerio del interior, un total de 9 Kum-panias, 4 en la costa caribe, luego hay una en Antioquia, Bucaramanga, pasto y Tolima también 2 organizaciones en Bogotá. En el caso del Tolima la directora de grupos vulnerables diversidad y asuntos étnicos de la gobernación del Tolima, Cleisser Cuero, resalta la importancia del pueblo gitano en la cultura tolimense, “hay que resaltar las luchas del pueblo gitano, reconociendo que parte de la cultura que existe en el Tolima, se encuentra en esta comunidad, que, aunque es pequeña cuenta con una gran riqueza ancestral”.
 

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