Los árboles convertidos en obras de arte
Por: Andrea Cardona
Gonzalo Jiménez Martínez es el escultor caldense que le da una nueva vida a los árboles viejos. En vez de talarlos, los talla.
Los árboles que ya cumplieron su ciclo de vida son el lienzo del artista plástico Gonzalo Jiménez Martínez de 41 años, oriundo de Viterbo, Caldas. Desde hace cinco años se dedica a darle forma y crear imágenes en madera reciclable. Es propietario del café-galería San Palenque, ubicado en el kilómetro ocho vía a Armenia.
Unas de sus obras se encuentran en la entrada del municipio de Viterbo, en el bajo occidente de Caldas. En la recta de ingreso, a lado y lado de la vía hay una serie de samanes con 80 y 100 años de vida, lo cuales forman una especie de túnel. La alternativa era volverlos carbón o elaborar algún mueble, pero a Gonzalo se le ocurrió convertirlos en una obra de arte.
Fue así como se subió en un andamio y comenzó a trabajar en árboles de cuatro y ocho metros de altura. Trabajó durante dos meses para darle forma a un cristo y otro mes en elaborar un músico con su tuba, que hace alusión a la banda estudiantil municipal.
Para Gonzalo la tuba es el instrumento más importante de una banda, porque lleva el nombre del lugar que representa. En la parte alta de la obra talló un pergamino con el himno de Viterbo en notas musicales y en la parte baja, la bandera del municipio con la estrella central. El proyecto fue apoyado por la Alcaldía municipal.
“Para mí los árboles significan un matrimonio. El árbol me habla, lo toco, lo miro, le doy vueltas, paso tiempo con ellos y así decido qué obra hacer. En Viterbo vamos a intervenir más árboles como un homenaje a la naturaleza y a los campesinos. La meta es trabajar en otros dos samanes, uno de ellos lo llamaré la madre naturaleza, una mujer que desprende de los cabellos fauna y la flora y el otro una pareja de campesinos con el legado agropecuario del pueblo”, manifestó el artista.
Las herramientas de este artista son motosierras en diferentes tamaños, formones, gubias, ligas, hachuelas, punzones, machetes y pulidoras. “Lo más complicado de trabajar a esta altura son los cortes transversales que hay que hacerle a la madera por ser irregular. También hay que fijarse en el mantenimiento de las obras, que son más sensibles por estar al aire libre, bajo la lluvia y el sol”, afirmó Gonzalo.
Obras del Eje Cafetero
En el parque Ukumarí de Pereira hay siete esculturas de Gonzalo. Al ingresar a la región de África se destacan las obras de siete metros de altura que cuentan la historia del pueblo Zulú.
En el centro vacacional Consotá, en Cerritos, Risaralda, Gonzalo tiene el proyecto de intervenir dos samanes ubicados a la entrada. El diseño será el proceso de producción de café.