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La “Corrida de Ángeles”: una tradición vigente de Gualmatán en la víspera del día de muertos

Esta tradición ancestral consiste en formar grupos de niños, armados de una campana para salir por veredas y barrios a pedir y recibir los dulces tradicionales de la región.
Ángeles somos y del cielo venimos
Foto: Cortesía Roger Vallejo - emisora Verde Estéreo Gualmatán
Sandra Eraso

Al sur de Colombia, en el municipio de Gualmatán en Nariño, en la víspera del Día de muertos, los niños, vestidos de ángeles, salen por las calles a elevar oraciones por los seres queridos que han fallecido.

"Ángeles somos del cielo venimos y pan queremos, ¿hay por quién rezar?"

Angeles somos del cielo venimos
Foto: Cortesía Roger Vallejo - emisora Verde Estéreo Gualmatán 

Este es el estribillo que cantan los niños del municipio de Gualmatán, quienes vestidos de ángeles recorren calles, barrios y veredas pidiendo dulces a cambio de oraciones por quienes ya se fueron de viaje eterno. 

En los relatos de la historia local sobre estas celebraciones, se creía que los ángeles, las figuras celestiales más populares, bajaban del cielo la noche del 31 de octubre solicitaban comestibles dulces durante su corto tránsito y rezaban por las almas en pena y por los difuntos de las familias que accedían a su llamado.   

“La Corrida de Ángeles es una tradición exclusiva de este municipio donde los niños somos los protagonistas, nos representa a nosotros y también la disciplina y la fe que nuestros padres nos inculcan”, afirma José Antonio Vallejo, niño habitante del municipio participante del encuentro tradicional. 

Emulando la figura que bajaba del cielo, los niños, recuerdan la visita de los ángeles en la "Corrida de Ángeles" 

“La Corrida de Ángeles se origina en las costumbres, en las tradiciones de pueblo de los Pastos y Gualmatán está vinculado con este pueblo, por tal razón aquí se ha vivido con mucha efervescencia y entusiasmo esta tradición. Inicialmente se realizaba el primero de noviembre, como antesala al día de los difuntos porque el propósito era ese, rezar por los difuntos, elevar una oración por el alma de las personas que ya se fueron de este mundo y que hicieron el recorrido de alguna manera efectiva, frutífera en este mundo, en esta tierra y en esta región”, cuenta el docente investigador de la región Jorge Quiroz. 

Esta tradición ancestral consiste en formar grupos de niños, armados de una campana para salir por veredas y barrios a pedir y recibir los dulces tradicionales de la región como:  alfajores, abejones, habas tostadas, tostado de maíz, tortillas en callana.

En cada casa visitada se canta el estribillo “Ángeles somos del cielo venimos y pan pedimos, ¿hay por quién rezar?”

Si los habitantes y dueños de casa abren la puerta, significa que el grupo de niños pueden ingresar, ellos entran, rezan por las personas fallecidas pertenecientes a esa familia y recibe sus dulces.  A cambio de las oraciones hechas por estos "ángeles" que habitan la tierra, los niños disponen de sus canastas para que en ellas se depositen los dulces y demás platos tradicionales. 

El maíz es el alimento principal para la preparación de cada uno de los alimentos que evocan los vestigios de sabores y aromas dejados por los ancestros y que aún habitan en las cocinas de los mayores. La dulzura la impregna la panela y las recetas se conservan como un patrimonio de la cocina tradicional.

Es así como en Gualmatán, el balcón florido de Nariño, no se habla de Halloween sino de “Corrida de ángeles”, representando el papel de los ángeles que han llegado del cielo para ayudar a purgar las penas de las almas.

“Para la comunidad de este municipio conservar y proteger esta tradición tiene bastante significado y se conserva con el único propósito de rescatar tradiciones y costumbres que, otrora, fueran actividades culturales enmarcadas dentro de la idiosincrasia misma de los pueblos que nos antecedieron y en donde se privilegiaba toda una gama cultural nacida del sentimiento mismo de estos territorios y sus gentes, para buscar protagonismo y desarrollo”, concluye el profesor Quiroz al referir la importancia de esta expresión cultural para la región y el territorio. 


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La organización de este encuentro corre por cuenta de la Institución Educativa San José, escenario desde el cual año tras año la comunidad docente y estudiantil prepara el encuentro con la tradición y las raíces desde las edades más tiernas de sus habitantes.

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