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Las bandas de yegua: una tradición musical que trasciende en Nariño

Estas agrupaciones son las encargadas de amenizar las fiestas rituales del sur de Nariño, utilizando instrumentos únicos como el bombo, el redoblante, la flauta dulce y la quijada de una yegua.
Qué son las bandas de yegua en Nariño | Historias
Foto de: Cristina Aza
Jhon Vivas.

En la región de Nariño, dentro del pueblo indígena de Los Pastos, se encuentra una manifestación musical autóctona y tradicional que se niega a desaparecer: las bandas de yegua. Estas agrupaciones son las encargadas de amenizar las fiestas rituales del sur de Nariño, utilizando instrumentos únicos como el bombo, el redoblante, la flauta dulce y la quijada de una yegua.

El pueblo indígena de Los Pastos se compone actualmente de 23 resguardos, presentes en 12 municipios del territorio nariñense. Francisco Portilla, coordinador de la fundación Culturart, encargada de investigar esta manifestación afirma que ”las bandas de yegua son una de las manifestaciones musicales más características de estas comunidades, estrechamente ligadas a los mitos, las leyendas y el diario vivir de los indígenas”.

La mayoría de las bandas tradicionales están compuestas por familias, transmitiendo el legado de padres a hijos, explica el docente y director de la banda de yegua Olaya del municipio de Túquerres, Miguel Cucás y quien hace parte del proceso de recuperación.

“Estas agrupaciones son el resultado de un proceso de hermandad entre etno-educadores que investigaron las músicas y danzas autóctonas como la manifiesta el docente. Descubrieron que los sonidos de la naturaleza, como el agua, la tierra, el aire y el fuego, podían ser equilibrados con instrumentos como el pinguro (la flauta), el wuancara (el bombo) y la caja (el redoblante), creando una armonía especial”.

Bandas

En tiempos antiguos, se utilizaban alquimias y tratamientos especiales en los cueros de animales silvestres como la alpaca y el potro. Sin embargo, con la llegada de la colonia y la escasez de estos animales, se descubrió que el cuero de la yegua era el que mejor sonaba. El proceso de curtir el cuero de la yegua con ceniza y cal, y templarlo en la caja de resonancia del wuancara o tambor, le daba un sonido más vibrante.

Por otro lado, la quijada de la yegua se dejaba secar y se trataba con ceniza, cal, alumbre, sal y limón para suavizar y mejorar su sonido. Al golpearla con la palma de la mano, produce un sonido seco y grave similar a las maracas.

El director musical de la banda de yegua Olaya, Carlos Hernando Figueroa, destaca que el ritmo está en constante investigación, buscando imitar los sonidos del viento y las hojas de los árboles. Daninyer Jurado, encargado de sacarle ritmo a la quijada en esta banda, valora el legado de sus antepasados y su compromiso de preservar este sonido característico. La flauta, interpretada por el docente Óscar Altamirano, tiene la función de dar armonía al conjunto musical y se elabora con trozos de junco, una planta de tallos cilíndricos y flexibles.

El profesor Altamirano, docente del resguardo indígena de Yascual, destaca la importancia de los docentes en el rescate cultural y en mantener vivas las tradiciones en las nuevas generaciones. Los instrumentos tradicionales de las bandas de yegua, que alguna vez estuvieron en desuso y guardados en los sótanos de antiguas casonas, han vuelto a cobrar vida gracias a los esfuerzos de investigación y revitalización. Katherine Arroyo, gestora cultural, explica que se les ha dado forma nuevamente para revivir estas músicas ancestrales que forman parte de los territorios.


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Desde el año 2014, se ha venido llevando a cabo de manera itinerante el encuentro departamental de bandas de yegua, denominado "Encuentro de Músicas Autóctonas y Tradicionales del Pueblo Pasto". En su sexta versión, celebrada en el municipio de Sapuyes, la comunidad indígena y campesina se congregó para homenajear a San Pedro y disfrutar de las danzas de los Sanpedrinos acompañadas por las bandas de yegua.

En el año 2022 participaron 6 bandas en este encuentro y en este año el número de agrupaciones participantes aumentó a 14 debido a los procesos de formación con niños en los municipios identificados por la fundación Culturart con el apoyo del Ministerio de Cultura.

“Las bandas de yegua se han convertido en un eje centralizador de la comunidad, congregando a niños, adultos y mayores alrededor de la música para preservar la historia de los territorios en las nuevas generaciones”, concluye la docente investigadora Katherine Arroyo.

Bandas

Esta manifestación musical autóctona y tradicional del pueblo indígena de Los Pastos se niega a desaparecer, demostrando la riqueza cultural y el arraigo de las tradiciones en la región de Nariño.

Las bandas de yegua son un ejemplo vivo de cómo la música ancestral puede trascender generaciones y mantener viva la identidad cultural de un pueblo. A través de sus ritmos únicos y la utilización de instrumentos elaborados con elementos de la naturaleza, estas agrupaciones nos transportan a un pasado lleno de historia y nos invitan a apreciar y valorar la diversidad cultural que enriquece nuestro mundo.

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