En un encuentro con Gardeazábal, en el marco de Unlibro 2014, que se desarrolla en la Universidad Autónoma de Bucaramanga, el autor habló de su más reciente novela “La misa ha terminado”, en la que se refiere a la historia de amor y tragedia entre dos sacerdotes homosexuales y en la que lanza sendos dardos contra la institucionalidad clerical.
No obstante, este opinador tulueño es un hombre de contrastes y reveló que curiosamente entre los primeros en leer su libro estuvieron el procurador Alejandro Ordóñez, a quien considera uno de sus mejores amigos y sobre cuya cercanía señala que ha surgido de la divergencia. “Él -Ordóñez- piensa ‘A’ y yo pienso ‘Z’, entonces imagínese la delicia de conversaciones que podemos llegar a tener”, destacó.
Respecto al amor de los protagonistas de su novela, los curas Martín y Rogelio, quienes después de tener una relación cargada de excesos se enteran que tienen Sida y deciden contratar un sicario que les dispare en la nuca mientras se encuentran en su vehículo, para evitar tener que asumir el escándalo que significará cargar con el hecho ante sus fieles y sus superiores, Gardeazábal dice que llevan una existencia tortuosa, en la que manda la costumbre y que los obliga a vivir en un ambiente hostil que castra su propia naturaleza humana.
Además, dice que escribir la novela no fue fácil, ya que este es un género muerto, cada vez más presionado por el afán mercantilista de las grandes editoriales y al que, por lo menos, en Colombia le quedan cada día menos seguidores. “Con los nuevos medios digitales a la novela le pasa lo mismo que le pasó a la poesía cuando aparecieron la fotografía y el cine”, explica el escritor e insiste en la brevedad que gobierna el pensamiento de estos tiempos.
“Mis notas para la Luciérnaga no pueden pasar de 350 caracteres y las columnas no superan más de los 600. El mundo se ha acostumbrado a hablar en titulares y cuando uno habla en titulares pierde la capacidad de argumentar”, subraya.
También dice que no maneja el usuario de Twitter que existe a nombre suyo, ya que no tiene tiempo de responder y tan sólo sus comentarios en la radio han llegado a generar la entrada de más de 170 mensajes de correo, en la hora siguiente a haber expuesto la idea.
Esos comentarios, que no le simpatizan a algunos y lo obligan a tener dos guardespaldas permanentemente. Sin embargo, Gustavo Álvarez Gardeazábal puntualiza: “La palabra miedo no existe en mi diccionario”.