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Teatro Colón: la joya arquitectónica de Bogotá se amplía

En entrevista, Alberto Escovar, director de Patrimonio del Ministerio de Cultura, nos contó sobre este proyecto de restaturación.

Por: Richard Hernández

El centro histórico de Bogotá conserva una fuerte memoria colonial, es una zona que atrae a miles de turistas y habitantes de la ciudad por la gran cantidad de iglesias, museos, teatros, casonas, plazoletas, calles empedradas, balcones y techos de barro.

Sin embargo, para la conservación de algunas de las edificaciones de este sector se han tenido que intervenir algunos lugares, ese es el caso del emblemático Teatro Colón, lugar donde se viene realizando un proyecto de restauración y ampliación.

Para conocer sobre esta obra hablamos con Alberto Escovar, director de Patrimonio del Ministerio de Cultura, quien nos contó diferentes aspectos que abarca este proyecto y lo que significa para la ciudad.

¿Cómo se viene llevando a cabo este proceso con el Teatro Colón?

Desde el año 2008 se inició la primera etapa del proceso de restauración que terminó en el 2011, la cual mereció el Premio Nacional de Arquitectura, al arquitecto Max Ojeda Gómez, en la categoría Restauración e Intervención en Patrimonio.

Luego en 2014, se inició la actualización de la caja escénica del teatro, pues es un teatro del siglo XIX, que tenía una cantidad de falencias desde el punto de vista, técnico que requerían ser consideradas frente al siglo XXI, por eso se tomó la decisión de actualizar completamente la caja escénica, que es la más moderna de América.

También es importante recordar que desde el momento que el proyecto del Teatro Colón se inició a finales del siglo XIX, su arquitecto, el italiano Pietro Cantini, siempre consideró que el teatro requería un lote más grande. El proyecto se había construido en el mismo predio que ocupó el Teatro Ramírez, el cual había sido construido durante el periodo colonial, para una ciudad en esa época de 20 mil habitantes.

Foto: Cortesía Jaime Acuña - Ministerio de Cultura.

Cuando Cantini se enfrentó a la posibilidad de hacer un nuevo teatro a finales del siglo XIX, ya Bogotá tenía 100 mil habitantes. Hoy en día. Bogotá tiene ocho millones de habitantes. Por consiguiente, la necesidad de ampliar el teatro eran total.

El teatro nunca tuvo un estacionamiento y nunca estuvo diseñado para el cargue y descargue de escenografías. También tenía una deuda con la Orquesta Sinfónica, en la medida, en que esta no tenía un espacio para ensayar, que no fuera la sala principal del teatro.

Hoy en día se utiliza salas polivalentes que sirven para muchos usos. El Teatro Colón no contaba con un espacio de esas características.

Quizás lo más importante es que el Teatro Colón pasa a ser ahora un teatro de producción. En esa medida todas las producciones o representaciones que se hagan en el teatro serán producidas, la gran mayoría, dentro del teatro.

Eso implicaba una serie de talleres, tanto de escenografía que por razones de espacio no se está haciendo allí sino en la Estación de la Sabana y unos talleres de maquillaje, zapatería y de vestuario. Además, una sala alterna para que se pueda ensayar sin comprometer la sala principal.

Todos estos espacios, claramente requerían una ampliación de este teatro y por tal razón el Ministerio de Cultura abrió un concurso internacional, el cual fue ganado por la firma colombiana de arquitectos LM, liderada por Nathalie Montoya y Diego López, quienes son profesores de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia en la sede de Medellín.

¿Qué tipo de arquitectura va a tener el nuevo edificio?

Había una complejidad importante y es que cualquier obra que se haga en el centro histórico de la ciudad, no rompa con la arquitectura del lugar, que volumétricamente se acople con el entorno y que en lo posible enriquezca el entorno.

Eso es importante anotarlo porque no quiere decir que en el centro histórico no se puedan hacer nuevas obras, por supuesto como sucede con cualquier organismo vivo, lo ideal es que el centro de cualquier cuidad, no solo de Bogotá, haya presencia de la arquitectura del siglo XXI.

Entonces, el primer reto era lograr que se conciliara la necesidad de ampliar el teatro con las áreas que se habían definido después de un estudio del proyecto y que este proyecto respondiera, no solamente a la arquitectura del lugar, sino a la volumetría del lugar.

Esas variables llegaron a que los arquitectos propusieran un proyecto que en buena medida se desarrollara subterráneamente, esto implicó construir cuatro niveles de sótanos por debajo del nivel del andén, a una profundidad de 28 metros, claro, acompañado de los estudios técnicos del caso, cuando se inició la construcción.

En un centro histórico de estas características descubrimos que las cimentaciones de algunas de las edificaciones vecinas no estaban tan sólidas como esperábamos; lo que significó que los muros que se habían planteado de 30 centímetros pasaran ahora a unos muros que tiene en promedio entre 80 centímetros a 1,2 metros de ancho, casi una muralla, para asegurar que todo ese terreno no se moviera.

Ahora todo esto está solucionado, superamos el nivel del sótano, la estructura metálica que va a soportar el edificio, ya estamos pronto a instalarla completamente y ya empezaremos a cubrir los muros y a darle volumen a esa estructura.

Foto: Cortesía Camilo García - Ministerio de Cultura.

¿Cuál va a ser la altura de ese edificio?

Tiene varias alturas, en primer lugar, recordar que sobre la Calle 11, hay un inmueble histórico que hace parte del conjunto que es la antigua Casa Liévano, que es una estructura del periodo colonial y la cual tiene una arquitectura propia más del siglo XIX, a nivel de acabados.

Ese edificio tiene dos pisos y está frente al Centro Cultural Gabriel García Márquez, que tiene tres pisos, pero justamente dialoga con dos pisos, pero lo interesante aquí es que plantea también una plazoleta de esta nueva ampliación del Teatro Colón de ingreso a la nueva ampliación, entonces es un espacio público que se le entrega a la ciudad justo en ese lugar.

Sobre la Carrera Séptima si hay un edificio que tiene siete pisos y es el de la Universidad Autónoma, entonces el edificio también empata con esos siete pisos, pero luego reduce su altura a los dos pisos.

Y al interior de la manzana, la altura la máxima es un nivel por debajo de la caja escénica, que es el lugar digamos que crece, pero es imperceptible.

¿Que materiales caracterizarán esta edificación?

Los arquitectos tomaron la decisión de hacerlo en concreto, aunque también va a tener elementos en ladrillo, como la caja escénica y superficies en vidrio transparente, como el ingreso a la nueva sala alterna al teatro.

Por dentro ¿Cómo estará distribuido el edificio?

En términos generales en la Casa Liévano va a funcionar la sede administrativa del Teatro Colón y de la Orquesta Sinfónica. En este sitio también habrá oficinas y una serie de baños.

En el edifico A, van a estar los depósitos del teatro. Hay que recordar que cada vez que el teatro produce una obra, queda la escenografía que circula por Colombia, por si se llega a necesitar.

Esa escenografía debe ser depositada en alguna parte, son dos niveles de sótanos y ahí mismo estará el lugar de cargue y descargue, con un ascensor que permitirá que los camiones que traen la escenografía bajen a ese nivel.

El edifico B, en el último nivel, va a tener una sala polivalente con capacidad para unas 100 personas, para usos múltiples como la danza y el teatro.

También habrá una sala de ensayo para la Orquesta Sinfónica con capacidad para 150 personas y una nueva sala alterna del Teatro Colón con capacidad de 500 personas. En ese volumen van a estar también los talleres de maquillajes, zapatería y vestuario.

En el edificio C, que es el más pequeño de todos tendrá un restaurante para el teatro. Sobre la plazoleta se va a hacer un café que va a atender no solamente la gente que va al teatro, sino también a la gente que pase directamente por la calle.

Hemos también podido localizar algunos de los elementos históricos del teatro en el momento que se inició la restauración, como una gran lámpara que se había instalado en 1948 con motivo de la novena Conferencia Panamericana durante el gobierno del presidente Laureano Gómez.

Esta lámpara que está bajo custodia del Archivo General de la Nación, se va a instalar en el hall de ingreso a este nuevo proyecto.

Foto: Cortesía Camilo García - Ministerio de Cultura.

¿Cómo va a estar conectado el nuevo teatro con la nueva estructura?

La idea es que se conecte en varios puntos. El escenario se va a poder ampliar y los camerinos también se van a actualizar sobre el volumen del edificio A. Va a tener una conexión directa a través de esta nueva plazoleta que se está planteando con la Casa Liévano y el edificio A, B y C.

¿Esta nueva estructura no va a romper con el paisaje y sitios emblemáticos como la Catedral Primada?

De hecho, el proyecto cuando uno baja por la Calle 11, hace un pequeño retranqueo sobre la esquina de la Carrera Sexta, justamente para que los peatones cuando bajan tengan siempre la perspectiva de la torre de la catedral. Es un gesto que le llamó profundamente la atención al jurado, esa fue una de las razones por las cuales este proyecto fue seleccionado.

La volumetría es importante, pues empata directamente con la Carrera Sexta con un edificio preexistente y se desarrolla al interior de la manzana; así que, en términos generales pienso que el beneficio que va a traer este proyecto, es que va a convertir este lugar en uno de los centros culturales más importantes del centro.

¿Para cuándo estará terminado el proyecto?

En este momento el proyecto está financiado hasta agosto de este año. La idea es que dependiendo de la asignación presupuestal que reciba el Ministerio de Cultura para el 2020, podamos dejar andando el proceso contractual que sería adjudicado el año entrante.

Estamos viendo si nos autorizan una vigencia futura, la cual facilitaría todo el proceso para que lo podamos terminar el año entrante.

Básicamente falta la última etapa de la obra que permitiría que ya toda la estructura termine. Pero también haría falta un dinero importante para toda la dotación que sería la compra de los equipos que permitiría que este complejo cultural entre en funcionamiento.

Estamos muy optimistas y muy contentos con el aspecto que está teniendo la obra y sobre el impacto positivo que tendrá en Bogotá.

¿Qué opina de las diversas posiciones que existen sobre el patrimonio?

A mí personalmente hay un tema que me preocupa mucho históricamente con el patrimonio y es que hay una visión sobre el patrimonio que ha hecho escuela y es que dice que el patrimonio no se puede tocar, mucha gente se queja porque dice que lo peor que le ha pasado en la vida, es que le han declarado su casa patrimonio como si fuera una condena.

Lo que me gusta con este proyecto que se está haciendo en el centro histórico de Bogotá, es demostrar que el patrimonio es una oportunidad, que claro, el patrimonio se puede intervenir como ha sucedido con el Teatro Colón, con lo que sucedió con su caja escénica y con la transformación de su entorno.

Yo siento que este proyecto encierra varias de las aspiraciones que yo como director de Patrimonio tengo sobre el patrimonio, es que claramente se puede intervenir, obviamente con unos cuidados y consideraciones, pero que será un mensaje que yo quiero que sea entendido en otras partes de Colombia,

Por ejemplo, el Ministerio de Cultura de la mano de otras entidades gubernamentales ha apoyado procesos de actualización de estructuras teatrales como está sucediendo en Santa Marta, que también contará con un teatro para el siglo XXI.

Lo mismo está sucediendo en Bucaramanga, un proyecto liderado por la Alcaldía de esa ciudad, en donde el Teatro Santander tendrá un nuevo aspecto y que son teatros que tiene para la gente una carga simbólica, histórica y sentimental muy importante, que gracias a proyectos de intervención y restauración podrán seguir funcionando en este siglo XXI.

¿Qué opina con lo que sucedió con la Catedral de Notre Dame?

Creo que en medio de toda la tragedia agradecer que por la altura misma de ese edificio, pues la parte obra mueble que si se hubiera quemado hubiera sido una perdida irremediable. Se salvó, seguramente los cuadros se ahumaron un poco.

Habrá una discusión interesante me imagino frente a la restauración de Notre Dame, lo que uno ve como visitante son las bóvedas de arista en piedra, no la estructura en madera que se quemó. Ahí habrá una primera discusión sobre si se reemplazará o no esa cubierta en madera, si es necesario o no, pues realmente uno no la ve. Y probablemente, podría reemplazarse por una estructura de un material diferente.

Recordar también, que el proceso de reconstrucción de la iglesia se desarrolla en el periodo medieval, pero hay una intervención muy importante en el siglo XIX, que hace un arquitecto que resulta fundamental para la historia de la restauración que es Eugéne Viollet-le-Duc, quien incorpora esa aguja que todos vimos con horror quemarse y caerse y que ahora los franceses han tomado la decisión de sacar a concurso.

Es decir que ahora habrá un nuevo elemento que corone la catedral de Notre Dame con una imagen que no sabemos cuál va a ser. Seguramente será muy distinta a la que hubo, por consiguiente, ellos también la han tomado como una manera de revitalizar el gran símbolo que es esa iglesia.

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