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Personal de salud en Colombia: cansancio físico y mental por Covid-19

Consultamos a profesionales de la salud sobre el trabajo diario en medio de la pandemia.

Por: Carolina Bustamante

“Cargar entre 8 y 12 horas como mínimo un traje de protección, tapabocas, gafas, lavar las manos mínimo 30 veces al día, hasta ver como la piel se me lesiona y tener que usar guantes de látex que sudan, causa dolor. Pero hay algo más difícil: pensar en que aquel que atiendo puede morir o me va a transmitir el virus”.

Ese es el común denominador que expresa el personal de salud que atiende a millones de ciudadanos desde que el coronavirus llegó al país. Lo relata el doctor Oscar Araujo Quintana, presidente de la Agremiación Médica Colombiana. Son cerca de 300 mil hombres y mujeres entre especialistas, médicos, enfermeras, camilleros, auxiliares y hasta conductores de ambulancia los que se enfrentan a un reto físico y psicológico cada día, y que a juicio de Araujo ha generado un desgaste evidente.

“Triaje de guerra” ha sido la mutación de la pandemia, indica el doctor Araujo al explicar que así se le denomina a la decisión médica que hoy enfrenta el gremio. Pues a falta de herramientas de atención de urgencias para enfermos del virus, se escoge por edad y oportunidades de sobrevivencia a quién otorgar o no apoyo con elementos como un simple respirador, hoy indispensables pero insuficientes.

“Elegir a dedo quién tiene según sus comorbilidades mayor probabilidad de sobrevivir a un ventilador, es una carga emocional y ética muy grande para el personal de salud. Si llegan tres pacientes en busca de un respirador y solo hay uno, decidir cuál va a sobrevivir se convirtió en un peso adicional emocional y ético”, expresa.

Doctor Oscar Araujo, doctor Adam Muñoz, enfermera Teresa Murillo y conductor de ambulancia Jhon Aguilar.

A esa situación la acompaña la frustración desde dos puntos de vista: el primero, indica la Agremiación Médica, es ver morir pacientes por dificultades respiratorias, lo cual resulta una situación traumática hasta para el médico más experimentado, y más aún cuando la situación es diaria y en masa. En segundo lugar, el temor permanente por ser contagiados frente a una labor que se hace por vocación u obligación.

Y es que según el decreto 538 de 2020, expedido por el Gobierno Nacional con miras a atender el avance de la pandemia derivada del Covid-19, “todo el talento humano en salud, en ejercicio o formación, estará preparado y disponible y podrá ser llamado a prestar sus servicios, reforzar y apoyar los prestadores de servicio de salud del país. El acatamiento a este llamado será obligatorio”.

Y el temor no es en vano, pues a la fecha, según el más reciente reporte de la Agremiación Médica Colombiana, 2 mil 237 personas que trabajan en el sector salud fueron contagiadas con Covid-19. Como es el caso de la chocoana Teresa Murillo Palacios, enfermera profesional quien dice no sabe qué la preocupa más, si el virus que padece o la situación que viven cientos de sus colegas, quienes siguen laborando pese a no recibir salario.

“Estoy acá, en la casa. Confinada junto a mis hijos y prácticamente viviendo de ellos porque no me han pagado. Me deben los salarios de febrero, marzo, abril y la prima, pero aun así yo iba a trabajar porque el servicio de urgencias no daba abasto y los pacientes necesitaban ayuda. Espero curarme para volver, aunque a veces siento que el sacrificio es en vano, porque la gente no cree que esto es grave y siguen en las calles sin protección, no se cuidan”, manifiesta Murillo.

La tabla promedio de salarios para el personal de la salud en Colombia indica que un auxiliar de enfermería y/o un técnico gana entre 1 y 2 SMLMV (Salarios Mínimos Legales Mensuales Vigentes), una enfermera profesional dos o algo más dependiendo de sus funciones y un médico general entre $2 y $3 millones 500 mil pesos. De estos, según reportes de la Agremiación Médica, entre el 60 y 80 % de los profesionales de la salud están tercerizados o subcontratados por cooperativas.

En esa misma línea, explica el doctor Adam Muñoz, presidente del Colegio Médico de Norte de Santander, que el personal de salud por ley no debe laborar más de 12 horas al día. “Claro, cuando su labor se limita a un solo empleo, que para gran parte del gremio no es así. Pues la necesidad de ajustar salarios aumenta sustancialmente sus jornadas diarias”.

Y añade: “Una persona que tenga dos o más empleos, en busca de ajustar un mejor salario y trabaje más de 12 horas al día, tiene necesariamente que disminuir su capacidad de prestación de servicio si hablamos de calidad, el cansancio y desgaste emocional y físico es muy alto”.

Es así como la situación se ha vuelto insostenible para otro grupo de servidores de salud, dice el doctor Araujo, pues “es común que hayan parejas de esposos entre profesionales de la salud, razón por la que se solicitó al Ministerio de Salud que una de ellas no tuviese que atender pacientes Covid-19 para que pudiera estar en casa, con sus hijos, y evitar poner en riesgo a las dos cabezas de hogar”.

Sin embargo, y pese a que la petición fue aceptada, “en la práctica no se está aplicando pues el que quiera hoy estar en su casa tiene que renunciar a su puesto y asumir el riesgo de que lo sancionen, porque es obligatorio que atendamos pacientes en la pandemia” asegura el doctor.

A esos hombres y mujeres que hoy llaman ‘ángeles de la vida’ o ‘héroes de la salud’, entre muchos otros apelativos, haciendo oda a su sacrificio en medio de la pandemia, el Gobierno Nacional les hará entrega, por única vez, de una bonificación por un valor de $450 mil pesos.

Corriendo por una vida

Del cansancio y un posible contagio por coronavirus se ha pasado al miedo que, desde las calles, “muestra las falencias del sistema de salud para brindar atención oportuna”. Así lo asegura John Edison Aguilar, auxiliar de enfermería y conductor de ambulancia, quien vive 12 horas al día transportando pacientes y viendo el colapso en los hospitales. Y su meta -indica- ya no es llegar al centro médico, sino que el paciente logre ser atendido.

“Tuve que llevar un caso positivo por Covid-19 en un estado grave a una clínica, pero cuando llegamos, nos dijeron que no había UCI disponible, cero ventiladores. Que lo dejáramos en reanimación pero que no se comprometían a atenderlo por falta de capacidad, todo estaba colapsado. Sentí que no podía hacer nada y eso me frustra, me produce temor, sobre todo cuando veo todos los días por las calles a la gente sin protección”, cuenta Aguilar.

También se enfrenta, como sus colegas, al rechazo o la agresividad de quienes no comprenden su labor, como la de enfermeras y médicos a quienes atacan en las calles por temor a que sean un foco de contagio. “Paradójico cuando somos nosotros quienes todos los días nos arriesgamos por aquellos que sí están enfermos, aunque tengamos claro que, a ese que recogimos y atendemos, tal vez nos puede contagiar”, dice.

Al unísono estas voces piden la generación de una política pública antes de terminada la pandemia, que implique un programa de acompañamiento psicológico al sector salud, como lo señala la Agremiación Médica Colombiana en voz de Oscar Araujo: “Los datos estudiados hoy indican que el hecho de pertenecer al personal de la salud genera un doble riesgo para cometer un suicidio tras episodios de depresión, ansiedad e incluso de estrés postraumático. En un lapso no mayor a dos meses se comenzarán a sentir las consecuencias de hombres y mujeres golpeados emocionalmente”.

Finalmente, coinciden en que en este momento el mejor apoyo de los colombianos a esta labor es autoprotección y empatía, para quienes enfrentan este virus a diario, con miedo, cansancio y vocación pero convencidos de que el virus en algún momento tendrá que partir.

Escuche el informe completo sobre la situación del personal de salud en Colombia en medio de la pandemia:

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