Sobre las 6:00 a.m., cuando el sol apenas asomaba, desde el parque Los Fundadores de San Vicente del Caguán, el equipo de la Emisora de Paz de la Radio Nacional de Colombia emprendió un recorrido de aproximadamente tres horas y media. Nuestro destino: la Institución Educativa Rural San José de Caquetania, sede El Edén del Tigre, ubicada a unos 97 kilómetros del casco urbano.
En esta oportunidad; con nosotros, viajaban unas 100 mil abejas nativas del Caquetá, distribuidas en 10 núcleos, cada uno con cerca de 10 mil ejemplares.
Al llegar a la vereda El Edén del Tigre, sobre las 9:30 a. m., con un estudio móvil para registro audiovisual, comenzamos a dialogar con la comunidad: profesores, estudiantes y miembros de la Asociación Empresarial Campesina del Yarí (Asecady), hacen parte del proyecto de apicultura o meliponicultura que se desarrolla en este territorio.
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Con el acompañamiento profesional de la Corporación Colombiana de Investigación Agropecuaria (Agrosavia) y del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, avanza este proyecto enmarcado en la Estrategia Nacional Jóvenes Rurales: una apuesta que busca brindar oportunidades de generación de ingresos en zonas rurales, mientras se protege la biodiversidad.
En el caso de la sede San José de Caquetania, se está trabajando con viveros agroforestales y en apicultura o meliponicultura.
Para la docente Sonia Piratoba, el lugar donde se encuentran es esencial para hacer realidad estos procesos: “La IER San José de Caquetania apuesta por la educación ambiental; pensamos siempre en las potencialidades que tiene esta región, y también en las potencialidades que tiene nuestra comunidad”.
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Sobre las 12 del mediodía, luego de varias sesiones pedagógicas sobre el cuidado adecuado de las abejas, se realizó el proceso de instalación de los núcleos bajo la supervisión de Orlando Moreno, profesional en apicultura de Agrosavia, quien resaltó el trabajo que están haciendo las comunidades:
“Afortunadamente hay personas que vienen trabajando con las abejas y garantiza que a futuro estas abejas se puedan replicar y multiplicar en la zona y que ojalá se vuelva de importancia económica”.

Las abejas fueron alimentadas —solo por esta ocasión para ayudarlas en su proceso de adaptación, ya que recorrieron unos 250 kilómetros desde la ciudad de Florencia y se dejaron en la zona preparada para su ingreso natural a este hábitat.