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Festival ‘Girasol de Oro’, una luz de esperanza para Arauca en medio de las adversidades

En Fortul, Arauca, no hay girasoles, pero este festival de arte y cultura florece como una esperanza para toda la comunidad para escapar de los recuerdos de la guerra.
Arauca | Festival ‘Girasol de Oro’, esperanza en medio de la adveridad
Fotos: Institución educativa Paz y Esperanza
Carolina Diaz

Fue en 1989 que un grupo de docentes, padres de familia y 18 estudiantes que se educaban en un aula de clase adaptada en una humilde choza, le dieron vida a un pequeño compartir entre la familia educativa, que luego se convertiría en un gran festival que hoy en día imparte aprendizaje, cultura y talento desde un rinconcito de Fortul, en Arauca.

Esta actividad desarrollada en la vereda Sitio Nuevo duraba alrededor de tres días, y dentro de las actividades principales estaba el compartir alimentos, construir sentido de pertenencia entre los estudiantes y hacer pedagogía sobre una sana convivencia, como lo relata Edilia Barrera Sánchez, una de las pioneras de la escuela que llevaba en esa época el mismo nombre del caserío.

“Eso hace ya 33 años. Los niños participaban en jornadas de deporte, se hacían intercambios de conocimientos y a los mejores se les premiaba, también se hacían actos culturales, todo con recursos propios porque no había quien nos ayudara a gestionar. El festival inicial duró muchos años sin realizarse, se intentó retomar, pero la situación de orden público y la falta de recursos hicieron imposible continuar con la iniciativa”, recuerda la profe Edilia, quien ya cumple 36 años dictando clase en esta zona rural de Arauca.

Fue hasta el 2015 que se pudo rescatar este festival, pero volvió al ruedo renovado y hasta con nombre nuevo: ‘Festival Girasol de Oro’. Inclusive la escuela ya no era una la tradicional choza donde se impartía clases a niños de solo primaria, ya era una Institución Educativa rebautizada como ‘Paz y Esperanza’ con más de 6 sedes de transición, primaria, secundaria, educación media y donde se nivelan los estudios a adultos de la zona que no terminaron su bachillerato. Ya no eran tan solo 18 niños con sus padres de familia integrando este festival, sino más de mil, quienes entre los meses de agosto y octubre esperaban con ansias que llegara la festividad escolar.


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A pesar de que en la zona no se ve ni un solo girasol, ni mucho menos oro, la maestra Sánchez deduce que así se le llamó al festival porque en medio de esta zona de conflicto, donde las necesidades no se hacen esperar, se mantiene la esperanza que la paz y la abundancia florezcan como los girasoles. Y precisamente eso es el oro, algo valioso que se debe cuidar, conservar y por qué no, presumir con orgullo en el buen sentido de la palabra.

“La comunidad de Sitio Nuevo y las veredas alrededor pertenecientes al distrito uno y dos en Fortul, ha pasado por muchas cosas que nos han marcado, iniciando por la violencia y seguido de la inclemencia del invierno que nos ha hecho desplazarnos de donde inicialmente estábamos ubicados; sin embargo, eso no nos quita las ganas de trabajar por esta tierra, ni mucho menos nos quita el amor por el territorio, todo lo contrario, nos sentimos amañados”, cuenta Sánchez.

En octubre de 2022 se realizó la séptima edición del Festival de arte y cultura ‘Girasol de Oro’, toda una festividad entre la familia estudiantil ‘Paz y Esperanza’, la comunidad de Sitio Nuevo y sus zonas aledañas. Desde hace siete años es un evento que integra a las familias rurales de Fortul con la cultura y las tradiciones.

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Danzas, carrozas, alborada, cabalgata y el reinado de talento infantil ‘Miss intelectualidad’, donde las niñas de la institución lucen trajes hechos con material reciclable y exponen sus conocimientos en diferentes áreas del saber; la feria de las colonias con platos típicos de todas las regiones de Colombia, juegos deportivos y tradicionales de la región, presentaciones culturales, invitados musicales y una gran feria agropecuaria donde los alumnos demuestran lo aprendido durante el año en temas de piscicultura, ganadería y cultivos, son algunas de las actividades que se encuentran en el cronograma de este festival entre tres a cuatro días.

“Nuestra institución tiene énfasis en agropecuaria, por lo tanto, estamos formando niños y jóvenes que logran aportarle al desarrollo de la región desde su bachillerato. Le apostamos a un presente y futuro donde la juventud tenga mayores oportunidades educativas y laborales. La Institución Paz y Esperanza trabaja de la mano con el centro de aprendizaje SENA, y con la generación de proyectos entregamos más herramientas para que nuestros estudiantes logren defenderse en áreas productivas”, manifiesta Nixon Acevedo, rector del colegio.

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A raíz del festival también surgió la idea de hacer el lanzamiento de un espacio escrito, tipo revista escolar, para plasmar allí todo lo que se vive durante estas actividades y darlas a conocer a la comunidad.

“Esta iniciativa de publicación periódica se hará por secciones (comidas tradicionales, expresión cultural, área de saberes, entretenimiento) y serán los mismos estudiantes y maestros quienes contarán estas historias que florecen alrededor de la celebración”, comenta el rector Acevedo.

En algo coinciden los dos maestros que le vienen apostando con amor a los espacios de cultura y saber, y es que esta tradicional festividad se debe mantener a pesar de las adversidades y los tiempos, ya que con el ‘Girasol de Oro’ se les devuelve la esperanza a los niños de la zona que anhelan sembrar y cosechar paz en un territorio como este, tan afectado por el conflicto; y así mismo, demostrar que si es posible educar fuera de las aulas sin tiza ni tableros.

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