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Chaparral fue sede del Encuentro de Salvaguarda de Género, Mujer, Familia y Generación

Más de 140 lideresas y líderes del sur del Tolima se reunieron en Chaparral para fortalecer el monitoreo del Capítulo Étnico del Acuerdo de Paz con enfoque de género y territorio.
Ingrid Lorena Jiménez Díaz

El Encuentro de Salvaguarda de Género, Mujer, Familia y Generación, que se desarrolla este 30 y 31 de octubre en Chaparral, hace parte del Plan de Formación “Semillas del Monitoreo”, un proceso que busca fortalecer las capacidades comunitarias para el seguimiento y monitoreo del Capítulo Étnico del Acuerdo de Paz firmado en 2016, desde un enfoque transversal de género, mujer, familia y generación.

Más de 140 mujeres y hombres de distintos municipios del sur del Tolima se reunieron en este espacio de intercambio y construcción colectiva para continuar tejiendo aprendizajes, metodologías y herramientas que fortalecen la participación y la incidencia territorial de las comunidades.

Durante un día y medio, las y los participantes trabajaron mediante metodologías vivenciales y reflexivas para adaptar una herramienta de monitoreo territorial a las realidades de sus comunidades, reconociendo los retos y oportunidades que enfrenta cada territorio.

El encuentro se desarrolló en el marco del Capítulo Étnico del Acuerdo Final de Paz, que reconoce el papel fundamental de los pueblos étnicos y las comunidades rurales en la construcción de una paz estable y duradera. En este contexto, se reafirmó el compromiso del Estado colombiano con el derecho a la consulta previa, libre e informada, y con el respeto a la autonomía, cultura y tradiciones de los pueblos.


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Ubuntu: la fuerza de la comunidad

Durante el espacio, Albenis Tique destacó el valor de la colectividad y la fuerza de las mujeres en la acción territorial.

“Ubuntu quiere decir soy porque somos. La compañera es una fuerza comunitaria. Puede ir a Cortolima, puede ir al Ministerio del Medio Ambiente, a donde sea. Pero si no está con la fuerza de la comunidad, no hay nada”, manifestó.

Sus palabras reflejan el espíritu del proceso “Semillas del Monitoreo”, que promueve la acción colectiva y la participación de las mujeres como lideresas en la defensa del territorio.

Voces que reclaman implementación y derechos

En el espacio también participó Naka Mandinga, miembro fundador del Proceso de Comunidades Negras (PCN), quien compartió su experiencia desde el Pacífico colombiano y reflexionó sobre los avances y desafíos en la implementación del Capítulo Étnico.

“Tenemos rezago en la implementación. A pesar de que este gobierno ha expresado su compromiso con los acuerdos, no hay un avance que satisfaga nuestras expectativas. Hay que seguir fortaleciendo el trabajo político y organizativo de las comunidades para la exigencia de los derechos”, señaló Mandinga.

El líder afrodescendiente subrayó además la necesidad de mayor articulación institucional y coherencia en la acción estatal:

“Las comunidades hemos avanzado en entender el nuevo Estado que se creó con la Constitución del 91, pero muchas instituciones siguen viviendo la de 1886. Falta formación institucional sobre los derechos étnicos y el alcance de la consulta previa”, expresó.


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La defensa de la Madre Tierra

Desde los resguardos indígenas del sur del Tolima también se alzaron voces en defensa del territorio y la memoria ancestral. Una lideresa del resguardo de Yaguará, en Chaparral, recordó la historia de resistencia de sus mayores y la lucha actual por el acceso a la tierra:

“Están escondiendo nuestras raíces, nuestros ancestros. A nuestros mayores les tocó dormir en el monte y en las orillas de los ríos para que hoy existiera esta descendencia. Pero ahora las mejores tierras están en manos de los terratenientes, y por eso seguimos cuidando a nuestra madre tierra día y noche, con una minga que ya lleva más de un año.”

Sus palabras reflejan la tensión que viven las comunidades frente a las empresas extractivas y la necesidad de fortalecer la autonomía territorial. En la comunidad del Vergel Calarma, las mingas comunitarias se han convertido en un símbolo de resistencia frente a la extracción petrolera y la defensa del agua.

Hacia un monitoreo con rostro de mujer y territorio

El encuentro en Chaparral consolidó un proceso participativo que se ha venido tejiendo en distintos municipios del sur del Tolima, reafirmando el compromiso de las comunidades con la defensa del territorio, la equidad de género y la construcción de paz con justicia social.

Durante las intervenciones, se destacaron temas prioritarios como el acceso de las mujeres a la tierra, la defensa del lenguaje indígena y la identidad cultural, el respeto por las autonomías territoriales, las tensiones con multinacionales extractivas y la falta de implementación efectiva del Acuerdo de Paz, con especial atención a su componente étnico.

Asimismo, se reiteró que la Instancia de Alto Nivel de los Pueblos Étnicos (IANPE) es el órgano encargado de hacer seguimiento al Capítulo Étnico del Acuerdo de Paz, integrada por ocho delegados de los pueblos étnicos del país.


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Tejiendo el territorio y la paz

El proceso “Semillas del Monitoreo” continuará extendiéndose por otros territorios del país, como el Cauca, el Pacífico y el centro de Colombia, donde se realizarán nuevos encuentros para sistematizar las realidades de las comunidades y seguir fortaleciendo la acción colectiva.

En cada territorio, las mujeres estarán tejiendo bordados y relatos que formarán un gran telar nacional, símbolo del cuidado, la resistencia y la esperanza compartida.

Este trabajo se desarrolla en el marco de la implementación del Acuerdo Final de Paz, cuya firma entre el Gobierno colombiano y las FARC-EP se conmemorará el próximo 24 de noviembre de 2025, a nueve años de haberse suscrito en La Habana, Cuba.

Con la voz de las mujeres, los pueblos afrodescendientes e indígenas, y la fuerza de sus tejidos, el monitoreo territorial en Colombia sigue creciendo como una herramienta de transformación, memoria y paz con rostro de territorio.

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